Capítulo OO7

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La fiesta|그 파티

—Laralalá, Jungkook será un pitufo azul laralalá—canturreaba Lalisa meneando la cabeza al mismo tiempo que colocaba aquella pintura permanente en el frasco donde, se suponía, estaría el para nada barato shampoo que utilizaba Jungkook.

Una lastima que Lalisa lo haya botado por el inodoro, una verdadera lastima.

Eran las cinco de la mañana y ella estaba ahí, de lo más feliz haciendo esa travesura como si no fuera grave que Jungkook estuviera a nada de ir a la reunión de sus socios con el cabello pintado (que es exactamente lo que Lalisa esperaba que hiciera).

El magnate se despertaba cinco y media y partía a las seis. Lisa se sentía muy pacífica en ese entonces. Tenía todo bajo control.

—Muy bien—susurró luego de hacerlo incorporandose, mientras limpiaba sus manos una con la otra de forma satisfecha—Qué gran día Lalisa.

Dicho esto suspiro con algo de agotamiento y se revolvió el cabello. No se habia dado cuenta hasta ese momento cuanto deseaba una siesta. Y de esas que duraban como mínimo todo un día.

Sonrió ante tal pensamiento. Luego agitó la cabeza pensando que se estaba volviendo loca.

Pero de repente, oyó un gruñido a las afueras del baño. Lisa abrió los ojos como platos presa del pánico, desesperada y sin saber que hacer. ¡Obviamente era Jungkook! ¿Quien iba a ser de lo contrario? Oh maldita sea.

¿¡No que se levantaba a las seis y no una hora antes!? ¿Estaba loco?

Lalisa correteó unos segundos por la estancia buscando un lugar donde esconderse. Su cerebro procesaba todo rápido debido a la adrenalina que la pelirroja estaba sintiendo.

Suspiro y trato de mantener la calma sabiendo que no llegaría a ningún lado de ese modo. Miro rápidamente el lugar hasta que el foco se prendió en su cabeza.

Bingo.

Sin pensarselo dos veces, la Tailandesa fue en direccion hasta el gran ventanal de aquel baño y escondió su delgado cuerpo entre las cortinas. Genial. Se dijo a si misma en su cabeza viendo hasta donde había tenido que llegar.

Si la descubría estaba perdida.

Aunque pensándolo bien, no sabía porque siempre le causaba panico, si después de todo siempre la descubría y siempre la regañaba,pero nunca pasaba de eso.

Los segundos fueron trascurriendo y las pisadas se fueron acercando a tal punto que Lalisa supo que estaba allí dentro con ella para entonces.

Sin poder evitarlo, su respiración comenzó a desaparecer al ver una sombra entre la cortinas.

Es el. Es el. Se dijo con pánico en su cabeza viendo como su padre adoptivo se miraba al espejo, para luego sujetar su menton y mirar su rostro por unos segundos para ir abriendo su bata azul oscuro en la zona del pecho y quitándose en su totalidad hasta quedar completamente desnudo, tal y como Dios lo trajo al mundo.

Lisa quería que la tierra la tragara. Cerró los ojos de repente sintiendo como sus mejillas se colocaban rojas. Ella era capaz de muchas cosas, pero esa en particular le resultaba de lo más vergonzoso.

Y sin poder evitarlo, abrió uno de sus ojos para seguir observando.

¿Que? Era una mujer, tenía sus hormonas.

Sus ojos lo barrieron rápidamente. Empezando por su ancha espalda hasta pasar a sus brazos, marcados de una manera demasiado atractiva. Hasta llegar a su firme trasero y seguir bajando hasta sus piernas, también trabajadas.

Crossed lifes | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora