IV

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—Es una...bonita coincidencia. —Comentó Yuuri un tanto nervioso.

—Una preciosa coincidencia. —Concordó Otabek. Arregló un poco su extraña expresión de embelesado y desvió su mirada por su comentario, ¿Desde cuándo tenía un lado galante? —Disculpa, no pude agradecerte correctamente lo que hiciste por mí, además, me enteré que mi amigo fue algo grosero contigo...

—Descuida, yo creí ilusamente que te contactarías conmigo pero soy tan torpe y olvidé que mi móvil con el número que le dejé a la enfermera murió en mi lavaplatos. —El doncel sonrió con las mejillas ligeramente sonrojadas. — Y sí, tu amigo fue algo grosero, pero supongo que él es así.

—Me disculpo en su nombre.

—No tienes que hacerlo...

—Otabek, Otabek Altin.

—Cierto, entre la situación en la que nos conocimos no pude recordarlo...yo soy Yuuri Katsuki.

Ambos terminaron por comprar sus cosas juntos y cuando ya tenían todo lo necesario, Otabek se atrevió a invitar a Yuuri a tomarse un café.

Otabek trataba de buscar temas de conversación, por más callado que fuese siempre, deseaba escuchar la voz de aquel lindo asiático responderle. Yuuri por su lado no se esperaba lo conversador que fuese el muchacho, tenía tema para todo y eso fue lo que más le encantó.

Al finalizar el día, Otabek acompañó a Yuuri hasta su coche y se despidieron con un ademán de manos. Nerviosos, sonrientes y felices.

Oh, buen destino.

Los días siguientes, si bien no volvieron a encontrarse o intercambiar números telefónicos, confiaban ciegamente en que se volverían a encontrar en algún momento.

Cierto día, Yuuri estaba con nada de trabajo debido a la eficiencia de los nuevos trabajadores que él mismo se dedicó a contratar, así que llamó a Pichit a su oficina para hablar un poco. Después de todo, no es como si todo fuese trabajo en la vida, ¿No?

—Dígame, jefe de departamento Yuuri.

—Oh, calla, aún no me acostumbro que los nuevos me llamen así...es un poco vergonzoso.

—Querido, sólo Minami te lama así. —Ambos rieron al recordar la ternura de uno de los trabajadores más jóvenes de la sección de Yuuri, pero al mismo tiempo, uno de los más apasionados en su deber.

—No había tenido la oportunidad de decirte, pero me encontré con el chico de la motocicleta. —Pichit inmediatamente corrió a cerrar la puerta y persianas de la oficina de Yuuri y se sentó frente al nipón.

—¡Ya te habías tardado! Yo hice mis investigaciones, pero ese corte de cabello está tan de moda, que me fue imposible, sólo en esta ciudad hay como quinientos chicos con ese estilo. —Se quejó el tailandés con un puchero en sus labios.

—Lo siento, lo siento. Sabes que no sé mucho de esas cosas. —Se rió el japonés y luego apoyó sus manos sobre el escritorio, acercándose a su amigo. — Pero...ahora sé su nombre. Otabek Altin.

—Oh, hasta su nombre suena cool. ¿Sabes su edad? ¿De qué país es? ¿A qué se dedica?

—Es dos años menor, no y no. Pero hablamos de tantas cosas...y no lo sé, me asusta un poco que sólo sea atracción pasajera nada más.

—Es mejor asegurarse antes de decir que te "atrae" quizá es guapo y todo el asunto, pero...no quiero que te ilusiones en vano, ¿sí? Si se vuelven a encontrar, conózcanse un poco mejor, te hice preguntas básicas de él y sólo pudiste responder una. Aunque con algo se comienza. —Yuuri asintió con una pequeña sonrisa ante el concejo de su amigo. Hablaron un poco más y luego Pichit volvió a su trabajo.

 Hablaron un poco más y luego Pichit volvió a su trabajo

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—Entonces...mientras hacías compras en el supermercado te encontraste con tu amor platónico, le invitaste un café y además, hablaste hasta por los codos. —Jean sonreía divertido mientras terminaba de beber agua de su botella. Como todos los días en la mañana, Jean iba a la empresa que lo representaba a ensayar sus canciones o sólo a componer melodías al azar, ese día Yuri le acompañó y Otabek...bueno, él sólo necesitaba hablar con alguien.

—Beka, el chico ese te tiene estúpido. —Se burló el rubio.

—Es que...—Otabek de pronto se detuvo y se quedó mirando con una ceja alzada.

—Oye, hermano, consíguete tu gata rubia, esta es mía. —Jean se quejó del golpe que su hermoso y tierno novio le propinó en el estómago, riéndose apenas.

—¿Qué le dijiste a Yuuri cuando se conocieron?

—¿Ah? —Yuri frunció el ceño y luego hizo un pequeño ejercicio de respiración, tal como le dijo el médico cuando se sintiera acorralado o ansioso. — Le llamé "cerdo", creo.

—Así que fue por eso...—La pareja le miró confundido y luego Otabek frunció un poco los labios. — Una de las cosas que me llamaron la atención de él fueron sus mejillas regordetas, se veía tan adorable, pero cuando nos encontramos el otro día, estaba más delgado, incluso sus manitas estaban medio huesudas.

—No creo que haya sido por mi comentario, ¿o sí? ¿Jean?

—Cariño, no sabemos cómo es la personalidad de ese chico, quizá otras personas lo incitaron a bajar de peso, pero no todo es tu culpa, ¿De acuerdo? —JJ besó la frente de su novio y Otabek se disculpó en silencio, Jean sólo asintió. Sabía que no había sido su intención después de todo— ¿Y si el viernes vamos a mi club? Así nos divertimos, bebemos y descansamos un poco del trabajo.

—Cierto, el próximo mes tengo un importante desfile de moda de no sé qué. —Se rieron y terminaron por aceptar, ¿qué es lo peor que podría pasar?

 —Se rieron y terminaron por aceptar, ¿qué es lo peor que podría pasar?

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¡Me he tardado un montón, lo siento mucho!

No quiero excusarme pero han pasado muchas cosas esta semana y bueno, sigo aquí menos mal alskdj.

Espero les guste el capítulo y tranqui, no es relleno, es importanteeeeeeeeeee. 

Los loveo a todos, nos vemos la siguiente <3.

¡It's Gigi style!

Ups! [OtaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora