tan sólo apariencias

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Genial, simplemente genial. Mi vida se había ido a la mierda en menos de dos horas. La cabeza me daba vueltas, no sabía si llorar o ponerme a patear algo. Lo mejor era irme a casa, ponerme el pijama y dormir hasta que todo pasar. Pero antes de todo eso tendría que esperar 3 cuartos de hora a que el maldito taxi viniera a recogerme. ¿Por qué a mí? ¡Porque!

- ¡Ey! ¿Cómo estás?- oí la voz de Álvaro  a mi espalda.

- No he sido más feliz en mi vida, ¿no se nota?-  dije irónicamente.

- Pues lo disimulas muy bien- le envié una mirada fulminante, no estaba de humor para aguantarlo- Si quieres puedo acercarte a casa.

- No, gracias.

- ¿Estás segura? Ya pasan de las 11 de la noche y es sábado, si esperas un taxi tendrás que esperar al menos media hora.- Acepte su ofrecimiento, no tenía ganas de seguir allí y su oferta parecía sincera.

Minutos después estaba montada en un deportivo negro, descapotable y con los asientos de cuero, escuchando el resumen deportivo del día, aunque a mí el deporte me daba exactamente igual. Quien me lo iba a decir a mí, subida en el coche de Álvaro y no porque él me hubiera secuestrado (he tenido varias pesadillas en las que esto sucedía)

- ¿Quieres que hablemos de lo sucedido esta noche en casa de tus padres?

- Claro, no se me ocurre nada mejor que ponerme a hablar sobre la desestructuración de mi familia contigo.

- Mira Halaila- dijo parando el coche en la cuneta- yo solo digo, que las cosas son más fáciles si se hablan con alguien. Y puede que yo no sea la persona con la que más te gustaría hablar. Pero estoy dispuesto a escucharte.

- Lo único que quiero es llegar pronto a casa, así que por favor…

- Entiendo que estés decepcionada con tu padre pero…

- Ese hombre no es mi padre.

- Eso lo dices ahora porque estas decepcionada con él.

- No – dije con lágrimas en los ojos- ese hombre no es mi padre. Mi padre murió cuando yo solo tenía tres años. Él sólo se caso con mi madre y me dio su apellido para que todo el mundo pensase que era su hija. Mi padre era un hombre bueno que amaba a mi madre sobre todas las cosas. A ese hombre sólo le interesa el dinero. Dinero para mantener sus vicios y cuando el dinero se acaba se va con la primera jovencita que se pasa frente a él. Si amara a mi madre no la hubiera engañado y mucho menos le habría pedido el divorcio para casarse con esa víbora de Dora. Yo avisé a mi madre, esa mujer solo viene a destrozar la familia, pero ella nunca me creyó. Siempre adoró a Dora, la trato como de la familia y ella se lo agradece así- las lágrimas salían de mis ojos como si de ríos se tratara.

- Creí que Dora era tu prima…

- No, ella solo es la hija de la ama de llaves de mis abuelos, mi madre la conoce desde que era una niña, la trato como a una hija. Mi madre no se merecía esto Álvaro, ella es una buena mujer, tienes sus errores como todos pero siempre ha sido buena. Y ahora está en la ruina y sintiéndose una cornuda.

Álvaro se acerco a mí y me rodeo con sus brazos, mientras acariciaba mi pelo e intentaba tranquilizarme, pero no había nada capaz de tranquilizarme en aquel momento. Yo solo quería que nada de esto hubiera pasado, daría cualquier cosa para que todo volviera a ser como antes, cualquier cosa…

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Después de media hora llorando desconsoladamente, se había dormido. Se veía tan vulnerable, ella que siempre había aparentado ser tan fuerte, que nada le afectaba, ahora estaba rota por dentro. Y yo sabía perfectamente cómo se sentía. Era una sensación demasiado familiar para mí, ver como mi mundo era absorbido por un agujero negro.

Tenía que hablar con María. Aunque se hubiera desahogado conmigo, yo soy prácticamente un desconocido para ella, por no comentar que nuestra relación no es muy cordial.

La miré de nuevo, pese a tener los ojos hinchados y el rímel corrido, se veía tan hermosa como siempre. No es que a mí me gustara ni nada parecido, simplemente pensaba que era una joven bonita. Hacía ya un rato que habíamos llegado a la puerta de su casa, pero me apenaba despertarla. Tarde o temprano tenía que hacerlo, no me iba a quedar toda la noche en el coche.

- Ey, bella durmiente- dije susurrando- Halaila ya hemos llegado- me acerque un poco para despertarla. No debí hacerlo, me soltó un manotazo que fue a parar directamente a mi cara.

- ¡¿Se puede saber que pretendías!?- chilló

- Solo intentaba despertarte, loca- dije mientras me quejaba de dolor

- Para despertarme no tienes que acercarte tanto.

- Tienes razón, la próxima vez te tirare un caldero de agua.

- No habrá próxima vez, no tendrás tanta suerte.

- ¿Suerte? Oh, claro se me olvidaba que mi mayor hobby es verte dormir- dije irónicamente. Ya volvíamos a nuestra relación habitual.

- Piérdete- dijo saliendo del coche y dando un portazo. Qué carácter que tenia, bueno ahora ya era problema de María, yo ya había hecho suficiente.

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Tal vez mi reacción había sido exagerada, tampoco es que él hubiera hecho nada malo. Solo se había acercado a despertarme. Pero, ¿Vosotros que hubierais hecho si veis a alguien, con el que no os lleváis especialmente bien acercándose? Yo creo que es una reacción natural. Pero estaba agradecida hacia él, me había escuchado sin soltar ninguna estupidez y además me había traído a casa. Igual no era tan imbécil como yo creía. Abrí la puerta de casa y ojala no lo hubiera hecho.

- ¡¿Mery!? ¡¿Se puede saber qué narices haces?! ¡Qué tienes novio! ¡Y no es este repartidor de pizza!- no hace falta que os explique lo que vi

- Si, lo sé pero las cosas entre Álvaro y yo últimamente no van muy bien además seguro que a él no le importa- dijo mientras despachaba al repartidor. Vaya, esta tarde estuve a punto de matar a Álvaro porque creí que la engañaba y era al revés.-Tienes mala cara, ¿Quieres que hablemos?

- Mejor mañana, estoy un poco mareada y cansada.

- Está bien como quieras.

Mi nombre es HalailaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora