esto no puede ser cierto

6 0 0
                                    

Después de dos horas explicándole a María que mi madre no era una mujer que aceptara un no por respuesta y que ella se pusiera a gritar como una loca conseguí hacerla entrar en razón, bueno más bien se hizo a la idea de que no iba a conseguir lo que quería por mucho que insistiera. Dejé a María en casa, por suerte para mí la insoportable de Halaila no andaba por ahí, lo menos que quería era aguantarla a ella y a sus tonterías de niña repelente. Pase por mi apartamento para darme una duchar y cambiarme de ropa, la verdad no era plan presentarse en casa de mis padres con unos pitillos rojos, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra. Me puse unos pantalones negros, una camisa blanca y una americana negra. Cuando estaba cogiendo las llaves de coche para salir de casa sonó el móvil:

- Dime mamá, si es para decirme donde estoy tengo el gusto de informarte que ya voy en camino.

No, te llamo para decirte que la cena no será en casa. Ha habido un cambio de planes, cenaremos en casa de los Fernández- ¿los Fernández? ¿Quien eran eso? Y lo más importante ¿Dónde vivían? Afortunadamente mi madre me dio la dirección.

La verdad es que no me hacía nada de gracia tener que conducir durante una hora para acudir a una de las cenas de mi madre, pero parecía que no tenía otra opción. Estaba intrigado que sería tan importante para que mi madre celebrara una cena de manera tan repentina.

*** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** ***

Hay estaba yo sentada en el salón de la casa de mis padres, con ellos y una pareja de desconocidos, poniendo mi mejor sonrisa fingida. Al parecer estábamos esperando al hijo mayor de ese matrimonio. La curiosidad me invadía, ¿cómo sería el muchacho? Lo único que sabía de él era que tenía 20 años y que estudiaba derecho. Me imagina a un joven repeinado, con un kilo de gomina en el pelo y un traje de 2.000 €, pijo, remilgado y con una risa tremendamente ridícula.

En ese momento se oyó la puerta del salón abrirse, me gire para ver de quien se trataba y al verlo casi me da un infarto. No me podía creer lo que mis ojos estaban viendo.

- ¡¿Se puede saber qué narices haces tú en mi casa?!

- Yo también estoy encantado de verte Halaila.- dijo con una falsa, falsísima sonrisa…

- ¿Vosotros dos, os conocéis?- dijo la mujer sentada a mi derecha.

- ¿Qué si nos conocemos? Tengo la dicha (nótese la ironía) de verlo todos los días pasear por mi casa en calzoncillos…

- Créeme, preciosa, a mi tampoco es que me vuelva loco tener que ver tu sujetador de hello kitty-  Note como la cara se me ponía roja de vergüenza y que las ganas de partirle la cara aumentaban, MALDITO CABRÓN.

- ¡¿USTEDES DOS SON NOVIOS?!- Gritó mi madre fuera de sus casillas. ¿Cómo podría pensar eso mi madre? Por favor, ¿yo? ¿salir con ese neandertal? Ni por un millón de euros.

- No, señora la relación entre Halaila y yo es puramente sexual.

- ¡¿QUÉ QUE?!- Esta vez la que gritó como una loca fui yo- ¡Más te gustaría! Yo a ti no te toco ni con un palo.

- No decías lo mismo esta mañana, cariño, cuando intentaste seducirme con un modelito muy atrevido.- me guiñó un ojo y sonrió.

- Por favor, no me hagas vomitar- dije simulando una arcada.- Yo voy a aclarar esta situación. La única relación que mantengo con este (nótese la falta de aprecio) es la de tener que soportarlo gorronear en MI PISO, por el hecho de que se tira a mi compañera de piso.

-Oh, vamos Halaila, no lo digas así que suena horrible, yo no me acuesto con María, tenemos una relación.

Estaba ya preparada para contestarle, cuando el timbre nos interrumpió. Lo cual me hizo darme cuenta del pollo que estábamos montando, gire mi cabeza para ver lo que sucedía a mí alrededor y confirme que, efectivamente, estábamos montando un pollo. Mi madre nos miraba boquiabierta y ojiplática, mi padre me miraba con desaprobación mientras se servía una copa y la pareja que estaba sentada a mi lado, la verdad no sabía cómo explicar cómo se encontraban, la mujer miraba a Álvaro anonadada y el hombre se reía disimuladamente. Me tranquilice un poco “genial Halaila, esto tendrá consecuencias” me dije a mi misma” bueno mirando el lado bueno, esto no puede ir a peor”. (Que equivocada estaba, la noche solo acababa de empezar)

- ¡Tía querida!-  ¡Sorpresa, sorpresa! Éramos pocos y pario la abuela (pario es sinónimo de dar a luz). Mi (no) adorada primita acababa de llegar.

- ¡Dora, querida!- dijo mi madre dándole dos besos.- ¡Cuánto tiempo! Me alegra que hallas podido venir.- mi madre adoraba a Dora, como ella decía, era como la hija que nunca tuvo. No me malinterpretéis, mi madre si tuvo una hijo, yo, pero nunca fui el tipo de hija que ella deseaba. Dora por el contrario, si lo fue.

- La cena esta lista.- dijo una de las nuevas empleadas de la casa, nunca me daba tiempo aprenderme los nombres de ninguna, cada dos semanas había una nueva.

Todos nos dirigimos al comedor, aunque yo aun  me preguntaba  quién era esa pareja, desde que habían llegado no habían dicho palabra. Cuando nos sentamos a la mesa yo, mire a todos los comensales. Una pareja de totales desconocidos, el neandertal de Álvaro, mi adorada prima Dora y mis padres “no me imaginaba una cena mejor”

- Oh, Halaila cielo- dijo mi madre con su amplia sonrisa-  estos son los señores García. Él es Daniel, él y tu padre se conocen desde hace años, ella es su Esposa Carolina y a su hijo ya lo conoces.

El padre de Álvaro era muy parecido a él, ojos azules, no del mismo tono que los suyos; mientras que los de Álvaro eran de un azul clarito tirando a turquesa, los de su padre eran más oscuros, alto, piel morena y cabello castaño. Eran prácticamente dos gotas de agua, sólo que el señor García tenia los rasgos más marcados, debido a la edad. ¿Qué edad tendría? La verdad, no aparentaba más de 43.

La madre por el contrario era todo lo contrario, bajita, rubia, muy blanquita, ojos verdes y demasiado operada. Parecía de porcelana, tan frágil. Yo diría que rondaría los 39, aunque no puedo estar cien por cien segura.

- Es un placer conocerlos- dije fingiendo una sonrisa. 

- El placer es todo nuestro quería.-su sonrisa aun era más falsa.

- Bien- comenzó mi padre- supongo, que os preguntareis a que se debe esta cena-dijo mirándonos a Dora, a Álvaro y a mí.- El señor García y yo nos conocemos hace años ya, es casi como de la familia- ¿casi de la familia? ¡Si yo lo acabo de conocer! ¿Sera que yo no soy de la familia?- y no es una novedad para nadie de los presentes, que actualmente no estamos pasando uno de nuestros mejores momentos Económicamente hablando. Daniel, conociendo nuestra situación actual, me ha ofrecido una gran suma de dinero por comprar nuestro bufete de abogados. Y…

- ¡¿QUÉ QUE?!- Salte de mi sitio- ¿QUÉ PRETENDES VENDER EL BUFETE? ¿CÓMO TIENES TANTA CARA?- ese bufete era un legado, familiar. Mi abuelo, lo fundó a principios del siglo XX. Y tras su muerte, él me lo había dejado en herencia, pero como yo aun era menor de edad mis padres se hicieron cargo de él. Actualmente, era mi padre el que llevaba todo lo relacionado con el bufete, ya que yo con la universidad apenas tenía tiempo.- No te pertenece, el bufete es mío  y no lo venderás para hacer frente a tus deudas de juego.

- Halaila por favor- dijo mi madre- no es el momento para hablar esto.

¿No estábamos en familia?- dije fuera de las casillas- Pues querida familia, este hombre que tenéis ante vosotros es un ludópata y debido a sus problemas con el juego y con el alcohol estamos en las situación en la que nos encontramos.

- ¡Basta!- dijo Dora- ¡No sé como tienes el valor de hablarle así a la persona que ha estado cuidando de ti y de tu madre todos estos años!¡Qué poca vergüenza!

- ¿Poca vergüenza? Oh, vamos cállate ¿Qué moral tienes tu para decir nada’- dijo mi madre.- Ya que estamos contando los problemas de esta familia contémoslos todos- continuo- Halaila, ¿Sabes porque no nos duran las chicas de servicio no nos duran ni una semana? Porque tu querido padre, las acosas sexualmente y las muchachas se van. Bueno no todas, algunas se acuestan con él y luego me veo obligada a despedirlas. Pero eso no es lo único, además lleva engañándome 3 años con tu prima Dora. Y hace dos semanas me pidió el divorcio para casarse con ella.

Demasiada información, todo esto no podía estar pasando. ¿Engañar a mi madre con las asistentas? ¿Pedirle el divorcio para casarse con una niña de 25 años? En qué cabeza cabe, un hombre de 52 años, gordo, calvo y prácticamente en la ruina. Con una mujer joven, alta, rubia, que podría tener a cualquier hombre a sus pies. Me levante de mi sitio, cogí mis cosas y me fui de esa casa de locos.

Mi nombre es HalailaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora