Obsesionarte.

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Disclaimer: Dragon Ball Z y sus personajes pertenecen a Akira Toriyama y la Toei Animation.

Por: Ary Lee y VidianRed.

Capítulo 3. Obsesionarte.

Le quedó mirando fijo, a la distancia, como solía hacerlo cuando ella fingía estar distraída. Como, de hecho, ella sabía que lo hacía.

Le agradaba. Mucho. Verle actuar como si nada cuando, en el fondo, se sentía perseguida por su mirada, era hasta una forma entretenida de pasar el tiempo. Y a ella le agradaba también. Acostumbraba a disimular que no se daba cuenta, pero sus miradas de reojo y el constante comportamiento de acomodarse el cabello detrás de las orejas cada vez que la observaba, le decían lo contrario. A veces incluso llegaba más lejos de sus propias creencias y no se detenía a la hora de rozar su piel con la de él, en un movimiento que sólo ella pensaría que era accidental. Así fuese un descuidado roce de sus brazos; ella lo hacía.

Le atraía que lo voltease a ver de vez en cuando, y en cada oportunidad menos cuidadosa. Parecía buscar su mirada, a la espera de encontrarlo in fraganti observándola. Gine sólo quería que él la mirase del mismo modo en que ella lo hacía cuando nadie la veía.

Tal y como en ese momento.

No fue él quien propició la situación en esa ocasión, de todos modos. Esa era una de las tantas veces en las que Gine estaba buscando llamar su atención. Y luego se hacía la tonta.

Pero no le molestaba, en absoluto. La idea de tener a la menor de su escuadrón interesada en él no le disgustaba, y tampoco es que fuera por completo ignorante de una circunstancia similar. No era la primera vez que sucedía y Gine no era la única. Lo que sí, quizás, era que la integrante de su escuadrón le provocaba el querer hacerlo; una diferencia bastante marcada con el resto de los casos, si se ponía a analizarlo. Con Gine, las ganas por mirarla y, a consecuencia, hacerle sentir deseada, eran por demás grandes.

No obstante, así como la última vez, en esa ocasión tampoco iba a dejarlo sólo en miradas. Si quería seguir teniendo la atención de Gine sobre él, tenía que trabajar en ello, algo que de ninguna manera le suponía esfuerzo alguno pues, la menor de sus compañeros, ya se encontraba lo suficiente cautivada por él.

En cuanto notó que el resto de su equipo parecía entretenerse con una plática absurda sobre la última vez que acudieron a uno de los bares en Vegeta, lo asumió como la oportunidad perfecta para hacerlo. Gine simulaba prestar atención a lo que los otros conversaban con tanto entusiasmo, casi como si ella hubiera estado presente en aquel recuerdo. Sin embargo, sólo Bardock sabía que estaba más interesada en lo que él hiciera, hasta el mínimo movimiento, que en cualquier relato torpe sobre el estado de ebriedad de alguno sus compañeros. Dos metros debía separarlos la fogata que se encargaron de rodear cuando decidieron descansar un momento, pero aquello no resultaba un problema para ninguno de los dos; ambos podían verse a la perfección incluso a través de las llamas de ese fuego.

Soltó el aire, con cierta socarronería. En verdad Gine no tenía la menor idea de cómo fingir; era demasiado ingenua para siquiera intentarlo.

Motivado por la idea, al instante se puso de pie, acción que por supuesto sus camaradas pasaron por alto entre risas y carcajadas. Justo como lo esperó de un cuarteto que, a veces, hasta entre ellos mismos olvidaban cuidarse las espaldas.

Esta vez prefirió no jugar a los acertijos y directo como frecuentaba serlo, de repente le envió una concluyente mirada a Gine; y casi al mismo tiempo le hizo un ligero ademán con la cabeza, indicándole con ello que le siguiera.

No hizo falta adentrarse demasiado al denso bosque de ese extraño planeta, el resto del equipo de cualquier modo ni lo notaría. En cuanto escuchó las pisadas de Gine sobre las hojas secas, detrás de él, se detuvo y optó por esperarla.

-¿Sucede algo, Bardock?

Él se giró pronto, aparentando seriedad.

-Tú dímelo, Gine.

Le vio aferrarse a su pequeña armadura con la mano derecha, como si aquello le pudiese servir si alguna vez caía por un abismo.

» ¿Por qué pareces tan interesada? ¿Aún no olvidas lo de aquella ocasión?

Debido a la oscuridad del planeta no era capaz de ver a Gine con suficiente claridad, mas ya sabía que en ese momento un sonrojo debía darle color a su rostro. Ella era así, hasta con la menor insinuación.

-No estás jugando conmigo, ¿cierto? -le preguntó, con ese molesto tono que le hacía pensar que dudaba de él.

-¿Por qué? ¿Te doy esa impresión?

-Tú no me dejas ver nada de ti.

Y aquel se trató de un reproche que, con honestidad, a él le dio lo mismo.

-No me interesa que lo hagas. ¿Qué es lo que realmente buscarías con eso?

En ese instante escuchó a Gine soltar un ligero suspiro, más como si por fin hubiese entrado en confianza que por otra cosa.

-Es que... No sé. No sé lo que quieres -dijo en tal caso, mostrándose mucho más relajada-. Bardock, yo...

-¿Tú qué?

Ella no le respondió con palabras, por lo menos no de inmediato. Todo lo que hizo fue acercarse a él hasta poder colocar sus pequeñas manos sobre sus brazos, y luego sólo mirarle directo a los ojos como ya se le había hecho costumbre.

-Yo te quiero a ti. Quiero estar cerca de ti, pero... no sé qué es lo que quieres tú. No te entiendo.

-Qué importa ahora lo que yo quiera. Lo tengo, de todas formas. Y no necesitas entenderlo.

-¿Dices que no debo preocuparme por eso entonces?

-Así es. No busques nada de mí.

La menor enarcó una ceja, con seguridad, más rápido de lo que debió sentirse ofendida. Le vio sonreír con cierta mordacidad y después rascarse la cabeza, casi queriendo lucir molesta; casi.

-Ya no tengo idea de si debo quedarme aquí o si debo marcharme -dijo entre dientes. Él sospechó en ese mismo instante que ella no se encontraba nada divertida, contrario al tono que buscaba emular.

Pero entonces se limitó a echar un rápido vistazo al camino por donde ambos llegaron hasta ese lugar. Cuando se aseguró de que continuaban a solas, desapareció el espacio entre ellos; sólo entonces pudo tomarla por el mentón con la mano derecha y, de buenas a primeras, se encargó de que sus labios conocieran lo que ella no era capaz de notar porque: ya estaba demasiado cegada por él.

Lo cierto era que, lo que él quería, ya lo tenía; muy bien colocado en la palma de su mano, en realidad. Y que Gine no se percatase de aquello, era parte importante de ese deseo.

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Nota de las autoras: agradecemos muchísimo todas sus muestras de apoyo a este fic. Nos motivan muchísimo a continuar con esta colección de capítulos que, de por sí, a nosotras nos gusta mucho escribir. Gracias por votarnos, por agregarnos a sus listas de lecturas y por dejarnos su amor en los comentarios.

Gracias: bardockswife, gene_espinoza, celestiacarito, Flanymarce, y también mi querida hermanita Ary Lee.

No olvides que puedes encontrar este fanfic en Fanfiction. net, en la cuenta de Ary Lee. Agradeceríamos demasiado también tu apoyo por allá.



He de amarteWhere stories live. Discover now