Ese día te miré fijamente a los ojos, nuestras miradas conectaron por un instante, provocando en mí que todo un zoológico de emociones creciera, llevándome a vivir una nueva aventura en un mundo desconocido, sin armas y sintiéndome desnuda ante tus ojos observadores, poniéndome a pensar si podrías ver dentro de mi alma, ver aquello que más nadie vio.
Desde esa pequeña fracción de mi vida, en la que empezamos un universo maravillosamente mágico, me diste alas para volar en este cuento de hadas hecho realidad, en el que yo era la princesa y tú mi príncipe. Contigo deje de buscar, por fin había encontrado a la persona que me completase y amaría por siempre y para siempre.
Tristemente la felicidad no es eterna, ya que tiene fecha de caducidad, porque donde pusiste sonrisas acabaste poniendo lágrimas amargas que arrancaban con dolor los recuerdos bonitos que creamos juntos, volviéndolos en rabia que poco a poco se acumuló hasta derramar la última gota que apagaría la diminuta, mísera y escasa llama de amor que luchaba por mantenerse encendida.
Tanto me elevaste logrando que tocase las estrellas, para luego regresarme de un tirón a tierra firme. Y caí, caí al punto de olvidar quien era, mi esencia quedó desecha, fue cuestión de segundos, cruce la línea, como dicen del amor al odio hay un solo paso, y ahora el odio hacia ti se incrementa como hiedra venenoso con espadas apunto de atacar si te acercas a mi.
Tus promesas, se las llevó el viento, como esa tarde, la cual esperé horas y horas tu venida con ansias, dijiste que llegarías, pero simplemente aguarde con las ilusiones a flor de piel algo que nunca apareció.
Después de caminar retorno a casa, con miles, millones de preguntas en mi cabeza y el corazón ahogado sin permitirme respirar, por saber que fue eso más importante que yo, que te impidió arribar a nuestro encuentro.
Esa noche subiste por mi ventana, quise explicaciones, pero puras excusas tu boca soltó, en un intento vago por tapar una verdad que ya conocía.
Decías no poder vivir sin mí, ¿por qué no te has muerto aún?, ¿por qué sigues respirando? ¡Oh, pero ya va! Te fuiste a disfrutar en brazos de otra.
¿Lo que oí es un te amo? Un te amo con el propósito desesperado de solucionar algo que no tiene remedio, para finalmente admitiendo tu infidelidad.
Me dijiste ser la única en tu vida, tu princesa, tu todo. ¿Alguna vez lo fui?
Finalmente lo admitiste, ¿creíste que no me dolería al escuchar de tu voz como fuiste de alguien más un rato? Pues, tu confesión atravesó mi corazón cual bala, impactando tan fuerte como para tumbarme una vez más.
Aterrizaje forzoso de las esperanzas que tenía puestas en este cielo de amor que se convirtió en infierno infinito.
ESTÁS LEYENDO
Escritos Randoms
RandomLas palabras necesitan plasmarse para que trasciendan en el tiempo, que no se las lleve el viento, y más si es una buena historia que vale la pena ser guardada. Momentos de inspiración, repletos de risas, tristesas, reflexiones, vivencias, experien...