Corazón En Duelo

3.- Egos

Ryuichi simplemente quería ir por ese rubio que era su pareja.
Lo sabia. Pero tenia un bebe con él y si había un cachorro, había una mujer... Pero, ¿donde estaba?

Un alpha por lo general es dominante y no lo pensaría dos veces, tomaría a su pareja y al demonio todo lo demás.
Pero el niño, ese bebé no olía a otra persona, solo al rubio, como si ambos fueran uno mismo. Asami no sentía rechazo, sentía pertenencia como si fuera suyo.

Tanto el padre como el hijo... Eso evitaba que cometiera una locura y fuera por el rubio.

—Se llama Draco Malfoy. Es inglés y un hombre muy rico. Tuvo un divorcio, pero no pude averiguar nada del ex.

—¿De el ex?– Asami tomo la fotografía que le habían tomado al rubio.

—Era un chico. Pero al parecer el sr Malfoy fue infiel y tuvo a ese niño fuera de su matrimonio.– Saga detallo a su jefe.

—¿Infiel?

—¿Qué quieres que hagamos?

—Traelo. Pero con cuidado. No quiero que los lastimen.

—Otra cosa. El fotógrafo esta afuera.

—Que se largue y Minoru, que le quede claro que no debe volver.

—Como ordenes.

Asami Ryuichi era frío, cruel y sin sentimientos. Encontrar a su pareja después de tanto tiempo era un error del que debía ocuparse.
Desde luego no podía hacerle daño. Ni tampoco tenia esa intención.
Pero él era un alpha muy distinto.

Tenia décadas de disciplina, podía controlar sus instintos y mantener un férreo control de sus emociones.

Draco Malfoy solo seria una piedra más en el camino de su larga vida.

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—Muy bien, Scorp. Vamos a darte una ducha y a dormir.– dijo Draco tomando a su hijo de la alfombra donde había estado gateando.

Los ojitos verdes brillaron de felicidad al sentir los brazos de su padre rodearlo.

Draco dejó su varita en la mesilla del café, le gustaba tener el mayor contacto con Scorpius, por eso no usaba magia para hacer lo que tuviera que ver con su bebé.

La puerta se abrió de una manera estrepitosa y no pudo llegar a ella a tiempo. Abrazo al bebé contra su pecho que espiaba con ojitos curiosos a los extraños dentro de su casa.

—No haga esto difícil, señor Malfoy. Tenemos ordenes de llevarlo con nosotros– dijo Saga con amabilidad.

—Podria por lo menos cubrir a mi hijo. Afuera esta frío.

Minoru asintió y lo vio tomar las cosas del bebé y seguirlos.
Le asombro un poco la frialdad y el aplomo del rubio en esa situación.

Eran 6 hombres los que estaban allí de pie. Contando al que lo llamo por su apellido.

No podía con todos ellos, mucho menos con Scorpius entre sus brazos.
Lo mejor era ver lo que querían y si trataban de separarlo de su hijo actuaría.
Por el momento todo se estaba llevando de una manera civilizada.

—Sea lo que sea que están buscando se han equivocado de persona. Lo mejor para ustedes es que me dejen ir.

—Lo siento señor Malfoy. No hay error posible. Pero le aseguro que no corre... No corren ningún peligro con nosotros. Mi jefe a dejado muy en claro que no desea que se le haga daño alguno.

Draco vio como la comitiva lo llevó hasta el monstruoso edificio enfrente de la biblioteca y lo escoltaban hasta el Penthouse.

Lo dejaron en una amplia biblioteca con pesadas cortinas. Aferro a Scorp pero trato de mantener la calma. No podía asustar al niño desde el rechazo de Potter los accidentes de magia de su hijo podían ser violentos.

El bebé y él mismo necesitaban paz y tranquilidad para sanarse.

Un movimiento de la silla detrás del escritorio llamo su atención.
Su mirada gris se poso en unos ojos de almendra casi dorados, su imponente figura lo saco un momento de su férreo autocontrol.

Ese hombre bien podía ser una amenaza y la mirada dura y depredadora que le lanzo le dejo muy claro que seria un gran problema.