Me gusta la pintura, siempre lo ha hecho y siempre he disfrutado dibujando y creando lo que yo llamo "mis pequeñas obras". Esto seguramente no tenga nada que ver con la historia que os voy a contar solamente con el principio ya que en parte gracias a ella se origino todo.
Hace ya tiempo, bastante la verdad, fui a uno de los parques cercanos a mi casa. Me senté en el césped y mientras observaba detalladamente la laguna con la gente y los animales que había por todos lados, plasmaba estas imágenes en el papel. Esto era nuevo para mí ya que aunque había dibujado muchas cosas, nunca había dibujado cosas de la naturaleza en movimiento. Lo que más me estaba costando era el agua, me era irritante intentar imitar su movimiento por lo que me concentre bastante hasta que unas pequeñas risas me sacaron de mi trance. Me gire y vi a dos chicas, una bajita, con pelo negro y ropa negra; y otra chica aun mas bajita, y ya era difícil, con el pelo alocado y clarito, gafas y una sudadera rosa 3 veces su talla. Ambas tenían una cara de embobadas total mirando mi dibujo hasta que las mire, y se empezaron a reír como locas y se fueron.
Como no me apetecía seguir luchando contra mi inutilidad para hacer olas me fui a una tiendecita cerca de aquel sitio, compre una Monter y volví al sitio donde tenía creada la perspectiva del lugar. Me senté y cuando más o menos hube terminado, me di cuenta de que las dos chicas estaban sentadas en el césped no muy lejos de mí. Como me sobraba mucho tiempo antes de volver a casa, di los últimos retoques al dibujo y fui a hablar con ellas.
Las salude y la mas "alta" enseguida contesto alegremente, se presento, se llamaba Itnis y me presento a su amiga, la cual me miraba de forma borde con cara de asco y de querer matarme, se llamaba Marta. Me senté al lado de Itnis, Marta me daba miedo, y empecé a hablar con ellas... bueno con Itnis aunque poco a poco Marta me fue dando alguna oportunidad para conocernos. Quisieron ver mis dibujos y yo accedí encantado, y aunque de alguno se rieron dándome bastante vergüenza, por muchos otros me alagaron. Pasamos toda la tarde juntos y cuando íbamos a irnos, Itnis me pidió el número y encantado se lo di.Aunque no me esperaba saber nunca nada más de ellas, al día siguiente recibí un mensaje suyo. Así poco a poco fuimos hablando cada vez mas hasta hacernos bastante amigos, se me hacia raro quedar con ella, nunca había salido de mi casa para otra cosa que no fuera dibujar, la verdad es que no me solía llevar mucho con la gente ya que yo iba a un institutos de bellas artes alejado de donde vivía y aquí no conocía a casi nadie.
Itnis me fue presentando amigos suyos y así me fui incorporando en su grupo de amigos hasta que un día volvió a aparecer ella. La chica de la frente alta que me miraba mal, estaba sentada en el mismo banco que Itnis, no sabía qué hacer y me puse nervioso, me empezaron a entrar calores y todo. Me acerque e ignorando su frio "hola" salude alegremente. Prometo que intente llevarme bien con ella pero me era imposible, cada frase que decía, cada comentario que soltaba, ella me lo cortaba sin apenas pensárselo. Ya cuando me despedí de ellas y me fui a mi casa recibí un mensaje de un número desconocido. Fue lo más bonito y seco a la vez que me han dicho en la vida. Decía textualmente "Oye tu, soy Marta, me ha dicho Itnis que he estado bastante borde y pues lo siento. No es nada personal solo que no te conozco, ni me interesa hacerlo"
"La disculpa más rara que me han hecho en la vida", la contesté ya que no sabía que decirla. Al menos ahí se rio, y creo que esa pequeña broma rompió el hielo para conseguir su amistad... Bueno al menos quito la escarcha, que es un buen paso.Como con Itnis, fui hablando cada vez más con ella aunque esta vez no se potenciaba tanto nuestra amistad, o eso creía. Un día, de pronto, me llamo, al cogerla el teléfono oí como lloraba y más tarde entre lagrimas me contaba sus problemas amorosos. La ayude como pude y poco a poco fue encontrándose mejor. Tras tres horas de llamada que la verdad es que se pasaron más o menos rápido, conseguí que se riera un poco y no pensara en lo que le había pasado. Ya se encontraba mejor así que prefirió cortar ahí la llamada pero antes de irse me dijo lo más bonito que me había dicho nunca "Gracias por escucharme y tal, eres un gran amigo, te quiero"
Si, era un te quiero como amigo, no me ilusione ya que tampoco quería nada con ella, pero viniendo de ella era todo un logro.Cada vez éramos más amigos, quien lo diría el primer día que la vi. Pasamos de odiarnos, bueno más bien que me odie; a conocernos, a ser amigos y ahora podríamos decir que llegamos a ser mejores amigos. Yo la ayudaba con sus cosas, ella con las mías, nos contábamos todo y quedábamos, incluso aunque solo fuera para ver alguna película los dos juntos.
Un día me pidió que la pintara, y no de cualquier forma, que la pintara como a una de mis chicas francesas, o mejor dicho, tumbada haciendo el tonto. Aunque era raro, me salía bien, ni me hacía falta mirarla ya que me acordaba de cómo era perfectamente de tantas fotos que me mandaba. Además que así era mejor porque siempre que alzaba la mirada estaba poniendo caras tontas que me hacía desconcentrarme. Una vez acabado el dibujo se levanto del sofá y vino a verlo. Se rio y luego me dio un fuerte beso en la mejilla como agradecimiento. Sonreí de forma tonta hasta que ella se empezó a reír al darse cuenta de lo rojo que me había puesto. Al ver lo avergonzado que estaba, fue a darme otro beso pero sin saber porque, instintivamente me gire y la empecé a besar. A pesar de que lo normal en ella sería que me soltara un bofetón, me respondió el beso. Se sentó encima de mí y el beso cada vez era más intenso, la agarre por la espalda fuertemente y... Empezó a sonar la puerta del garaje abriéndose indicando que mi madre ya había llegado a casa, no pasaba nada porque estuviera ya que ni entraría en mi habitación pero aun así el ruido nos corto el momento. Además se supone que éramos amigos, solo amigos. De la nada la entraron muchas prisas por irse, ambos sabíamos que iba a ser una situación incomoda, y antes de poder convencerla, antes de poder despedirme de ella e incluso de darle su dibujo, ya estaba saliendo por la puerta y en dirección a su casa. Me quede paralizado, no sabía qué hacer, ni si quiera tenia a nadie a quien contárselo, ella era con la única persona en la que tenía confianza. Durante lo que quedaba de semana no recibí noticia de ella, pero yo tampoco me atrevía a escribirla, hasta que ya temblando por el miedo a perderla, la mande un mensaje. No quiso hablar del tema e hizo lo posible por esquivarlo y hacer como si no hubiera pasado.Me dolía pero pensaba que era lo mejor, asique lo deje pasar hasta que un día, ya más de un mes desde lo ocurrido, no pude resistirme y me volví a lanzar. Esta vez acabe confesándola lo que sentía, un "te quiero" salió de mi boca y un "yo también" recibí como respuesta... Seguro que no te lo esperabas eh.
Pero no fue tan fácil, a ella le parecía más importante nuestra amistad. No quería intentarlo por miedo a perderme, cosa que la dije que no sucedería. Pero ninguno de mis contraargumentos consiguió hacerla cambiar de opinión. Con el paso del tiempo, me di cuenta de que, a pesar de no haber conseguido estar con ella, era de la mejor cosa que podría haber pasado, aprendí que una gran amistad como la suya, vale más que cualquier relación.
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Minihistorias
RandomBastantes pequeñas historias de todos los géneros que espero que os gusten mucho.