Un salto de fé

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-Me preocupas Tony – dijo James por el otro lado de la línea. Hasta entonces había escuchado el relato con reverencial silencio, sin embargo había algo que no podía pasar por alto en todo lo que Tony le acababa de decir. –Yo entiendo, por lo que tú cuentas, que el chico es inteligente, atractivo e interesante, y al parecer te simpatiza, así que espero que no tomes a mal el que te diga que está loco de remate ¿Si? Es decir, pareciera que su propósito en la vida fuera destruirte.

-¡Por favor Rhodey! –no le había contado todo para ponerlo en contra de Loki.

-¡No, escúchame! te ha golpeado, quemado, casi asesinado y ni que decir a los daños a tu propiedad. Entiendo que cuando alguien te gusta, como al parecer te gusta él, tiendas a perder la cabeza por completo. Pero lo que más me llama la atención es que, según dices, ni siquiera te has acostado con él.

Tony resopló, por alguna razón que no entendía porque aquello le molesto, tal vez porque realmente sentía que con Loki no era una necesidad, es decir, lo deseaba ¿Cómo no iba a hacerlo? Pero lo que empezaba a sentir por él rebasaba y por mucho un simple deseo carnal.

-Realmente no sé qué es lo que te da ese chico, -dijo su amigo interpretando su silencio de una forma por demás acertada -pero si sigues a su lado va a terminar matándote Tony, de todas las formas posibles ¿Sabes a lo que me refiero?

-¡Lo sé! –exclamó como si fuera un hijo siendo regañado por su padre, a quien le desagradaba que le dijeran la verdad.

Decir que el corazón y la mente de Tony Stark estaba hecha un caos era decir poco, en ese preciso momento no sabía que pensar.

La noche anterior, luego de haber discutido con Loki y salir de la casa de Beth y George había tomado una decisión: ninguna apuesta valía ser tratado así, ninguna persona tenía derecho a hacerlo sentir así, es más, él nunca se había sentido así.

El aire nocturno del campo lo refrescó. El intenso aroma floral del jardín de Beth, donde se encontraba sentado en esos momentos, lo envolvió. Estaba empezando a dolerle la cabeza de tanto darle vueltas al asunto y cada que su racionalidad le indicaba que debía dejarlo así y que debía seguir su camino, su corazón daba un intenso vuelco haciéndolo reconsiderar.

Entonces apareció Beth y sin decir palabra se sentó con dificultad en la desvencijada banca que ahí se encontraba y lo abrazó. Hacía años que nadie lo abrazaba así y no pudo evitar cerrar los ojos y dejarse llevar por el calor que aquella anciana dama despedía, muy similar al de su mamá y con todo el corazón deseo que ella estuviera ahí, que no se hubiera ido nunca y que lo pudiera orientar porque por primera vez en su vida no sabía qué hacer.

-Parece que las cosas se pusieron un poco tensas entre ustedes dos –le dijo cariñosamente aquella mujer acariciando su cabello, Tony no quiso contestar así que Beth lo abrazo con más fuerza. –En el momento en que los vi creí que eran hermanos, fui una tonta al no notar lo que realmente había entre ustedes dos. ¿Cuánto tienen de relación?

-¿Qué? –contestó Tony soltándose de la mujer. - No tenemos ninguna relación. -De pronto sintió un poco hilarante aquella situación.

-Yo creo que si –le debatió –George y yo nunca hemos peleado con tanta pasión y te estoy hablando de casi cincuenta años de matrimonio. Hay una ¿Cómo lo llaman los jóvenes? ¿Química? –Tony asintió –bien, hay una química extraordinaria entre ustedes dos.

-¿Química? –Fue el turno de Beth de asentir, Tony sonrió sarcástico y se puso de pie –Permítame diferir. Y es que desde que lo conozco no ha hecho más que atormentarme ¿Si? Es decir, el chico es un riesgo constante a mi seguridad, no hay día a su lado que no salga lastimado de alguna manera, pareciera que en verdad disfruta con mi dolor. ¡Está loco! ¡Y quiere volverme loco además! –en aquel momento Tony caminaba de un lugar a otro sin ver realmente a Beth, movía brazos y gesticulaba monologando como si al que tratara de convencer fuera solo a él. -Realmente creo que trae consigo un gran problema emocional que me está haciendo pagar y créame que no me importaría soportarlo si por lo menos, como usted dice, hubiera algo entre los dos, pero ¡Carajo! Ni siquiera lo he podido besar aun. –concluyo con verdadera frustración.

El plan (yaoi-Thorki)Where stories live. Discover now