— ¡Vamos, Jimin! ¡Puedes hacerlo mejor! — dijo Jungkook, revisando cada uno de los pasos que hacía el bailarín considerado ya un experto en ello.
Suspiró. No entendía que últimamente le ocurría a Jimin, él era... Demasiado bueno. Y algo parecía perturbarle tanto como para fallar en pasos básicos.
— Lo siento.—se disculpó mientras se rascaba la nuca, avergonzado. Dejó soltar una gran exhalación y al instante relajó los músculos.
— No pasa nada. Y no quiero parecer pesado ni mucho menos, pero recuerda que el concurso está a la vuelta de la esquina, no falta tanto. — Sus palabras no cargaban un tono amenazador, más bien estaba siendo realista. Su mirada se dirigió hacia el pianista, Kim Taehyung: ganador de seis premios a nivel regional, era una cara nueva -y bonita- en el mundo de la música y del teclado.
El coreógrafo hizo una señal con la mano, para que volviera a empezar.—Adelante.
Y éste comenzó a tocar. Sus dedos se movían ágiles, y más que presionar las teclas, parecía acariciarlas suavemente, sin prisa, disfrutando cada una de las notas. Mantenía la compostura en todo momento y si te fijabas bien, podías incluso notar el casi imperceptible leve movimiento que hacía con la cabeza siguiendo el ritmo. Por momentos permanecía con los ojos cerrados y había otras veces en las que su mirada seguía cada uno de los majestuosos movimientos de Jimin. Sin embargo, a pesar de ser una proeza, su música y en específico, cada una de sus notas, transmitían tristeza.
Por otra parte, estaba aquél bailarín de la misma edad que el pianista. Había ganado muchísimos certámenes cuando era pequeño, y a pesar de que tuvo un parón en rachas cuando pasó a categoría adulta, no hacía ni un año de que volvía a ser el centro de atención en aquél mundillo.
Atractivo, brillante y dulce. Dulce como los algodones de azúcar, la miel o los días de primavera. Allá donde iba, allá donde permanecía, él dejaba una brisa y un halo agradable y grato. Era alguien resplandeciente, mas no te cegaba, simplemente notabas la luz que emanaba y una particular calidez. Su cabello rosado recordaba a los cerezos en flor y su rostro a un ángel caído del cielo, con aquellas facciones suavizadas y aquella piel que parecía de porcelana. Unos labios carnosos rosáceos, ojos de gato marrones como el café y una nariz pequeña y redonda. Sin lugar a dudas, era de ese tipo de personas que satisfacía de ver, algo deleitoso para la mirada; alguien, que, por la pura ingenuidad e inocencia que emanaba, no debía jamás corromperse.
Ponía esmero y mucha dedicación en el baile, este era su vida entera; su pasión. Había empezado con tan solo cinco años, cuando no era más que un niño. Quizá había llegado a pasar media vida practicando y ensayando, y es que a pesar de todo el dolor que podía provocar en un niño de tan poca edad, él disfrutaba haciéndolo. A la hora de subir al escenario, aún estando bajo los cegadores focos, ante la mirada de los jueces y de tantos espectadores, él y la música se convertían en un solo ser, llenando la estancia de color y por alguna razón, de vida. Simplemente... Era magnífico.
Taehyung empezó a bajar el ritmo, acabando la canción. La última nota pareció desvanecerse en el aire. Aún teniendo un semblante serio cuando practicaba, en realidad estaba nervioso. Muy nervioso. Estar cerca o ante la presencia de Jimin le producía aquél sufrimiento, que a la vez, era agradable. Miró el reloj: las nueve de la noche. Habían estado ensayando cinco horas. Reparó en que le dolían los dedos. Estiró los brazos hacia delante, con los dedos cruzados, su cuerpo sonó. Estaba fatigado. Cansado. No había dormido ni había podido pegar ojo durante los tres días previos a aquél ensayo y el motivo era el muchacho de pelo rosa.
Había sufrido y soñado tanto con ese momento, con aquél reencuentro que tanto esperó y ansió... Como para que las únicas palabras que llegara a decirle Jimin fueran 'Hola' y 'Me llamo Jimin, Park Jimin. Espero que nos llevemos bien.' Sin embargo, la sonrisa con la que acompañó esas palabras bastaron como para quedarse embelesado y olvidar el agotamiento que cargaba y llevaba con él.
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The Devil's Jester ↬ ¿vmin?
FanficLa única y tenue luz que alumbraba aquél frío cuarto parecía venir de las incontables velas que había a los lados del gran e intimidante piano de cola. Enfrente de este, mimetizado entre las sombras, se podía apreciar únicamente la sombra de un alto...