Un día de pis-cina (Parte 2)

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Decidí combatir contra mi timidez y preguntarle a alguien dónde hay un baño cerca, a pesar de que me respondan de una manera poco favorable. Al menos sería una respuesta y tendría el valor para seguir hablando con extraños, pero ¿si mi mamá me ve hablando con gente desconocida? ¡Ay, me da igual! ¡Tantas cosas que no puedo hacer solo porque a mi mamá no le gusta! ¡Estoy en una grave emergencia, y no voy a orinarme por algo que me prohíben hacer!

Busqué al hombre ese que recuperó mis lentes, a pesar de su hostil apariencia. Era el único con quien me sentía familiar, y era a quien mejor pude reconocer. No se había alejado tanto de mí, así que fui hacia él, con las piernas ajustadas y mis manos entre ellas. Estaba dándome la espalda, así que debía hablar fuerte para captar su atención pues estaba hablando con otra persona (su amigo, quizá. Espero que de paso me diga algo respecto a un baño cerca).

- Eehh... disculpa... - no volteaba el señor. Me sentí muy débil, como lo estaba mi vejiga. Igual insistí – Eeehh... ¿señor? Disculpe... – por fin volteó a verme. Me sentía muy incómoda en ese momento – ¿us... ted sabe en... dónde pu... puedo hallar un...

- ¿Un qué? – preguntó amablemente el señor, pero luego bajó la vista, y vio mis manos entre mis piernas. Ya sabía sobre mi situación (o eso creo) - ¿Necesitas ir al baño? – (Sí, sí lo sabía)

- Eeehh... s... sí, por favor. De verdad que lo necesito. Ya no aguanto más – dije para que me ayudara a encontrarlo más rápido, pues en realidad sí podía aguantar más, pero no por mucho tiempo.

- ¿No puedes aguantar un poco más? Es que no creo que haya otro baño aparte de ese grande, pero las buenas noticias son que pronto habrá más agua ya que la electricidad regresará en menos de una hora, y limpiarán por fin los baños; y de paso, dejarán subir a la gente a los toboganes. Soy encargado de mantenimiento de este gran parque, ¿sabes? Y por eso te doy esta información para que te tranquilices un poco. No te desanimes, pero creo que vas a tener que aguantar como máximo una hora, ¿podrás?

No dije nada cuando me dio su discurso sobre esto del baño, pero por un lado me animé, para seguir esperando, pero por el otro, ¿una hora? ¡Eso es mucho tiempo! ¡Mi vejiga no resistiría más tiempo!

- ¿Una hora? Eeehh... n... no creo que pueda... no sé... Aah... ¿de verdad n... no hay o... tro baño? – tartamudeaba demasiado, creo que porque las ganas ahora son tan fuertes que no me permiten hablar con fluidez.

- Lamento decirte que no... - le dijo algo en secreto al señor con quien estaba conversando.

Sentí nervios por lo que sea que le haya dicho, pero no dejé de confiar en este hombre bonachón. Después de murmurar con su compañero, giró de vuelta a donde yo estaba, pero de repente se acercó más de lo que podía soportar. Me sonrojé mucho, y mis orejas se recalentaron. Sentí un poco de miedo, creo que derramé un chorrito de pis, pero no noté diferencias en el agua.

El señor empezó a murmurar conmigo, lo cual me dio vergüenza por lo que la gente pensara.

- Mira, como no hay más baños y se ve que estás muy desesperada – este señor era lo máximo, por fin alguien que me comprende -, si quieres te acompaño para que vayas a hacer pis detrás de un árbol, yo te cubriré - ¡Este señor era mi ángel de la guarda! ¡No puedo pedirle nada más! ¡Ya está! Salgo de la piscina, voy detrás de un árbol mientras el señor me cubre (no sé qué árbol será), orino aunque mi bikini se quede oliendo a pis, ¡y ya está! ¡Por fin paz y tranquilidad para mi pobre esfínter!

- Eeeeh... ¿enserio harías e... eso por mí? Perdón... us... usted... - mi cara estaba ardiendo de la vergüenza, pero no tenía otra alternativa.

- ¡Pues claro que sí! En situaciones de emergencia, uno debe ayudar a los demás; aparte, yo pasé miles de veces por tu problema, y orinar detrás de un árbol es lo más común, a pesar de que la gente lo vea mal, pero te cubriré para que no te vean, así que vamos de una vez - ¡Amo a este hombre con mi alma! Quiero agradecerle por su ayuda y sus buenas intenciones, pero tristemente tengo que alejarme de él pronto, pues acabo de conocer a este señor, y no quiero que mis padres malinterpreten las cosas – pero ¿dónde está el mejor árbol para ti?

Un día de pis-cinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora