Un día de pis-cina (Parte 4)

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Contemplé por un momento la mancha del jugo de naranja. Imaginé si mi pis fuese amarilla, sobrado hace una mancha más grande que esa. Ahora que he orinado dentro, parece que la mancha ha sido realmente originada totalmente por mí. Con más urgencia salí de la piscina, para evitar delatores. Me costó un poco subir las gradas pues las piernas las tenía un poco adoloridas, y tenía que cruzarlas para "rascar" mi vejiga. Era tan incómodo. Eran como cosquillas, pero muy intensas y molestas.
- ¡Aaah! - grité por la desagradable sensación de picor en mi vejiga.
Una chica que pasó por mi costado volteó a verme, y luego siguió con su camino, y yo con el mío. Entré al baño de mujeres, y cuando quise ocupar una cabina de inodoro, no había ni siquiera la más sucia disponible, y habían unas que tenían grandes colas, pero eran mujeres que querían ir al baño pero con unas ganas que toda persona puede tolerar, no como las que yo he tenido. Ahora tengo considerablemente menos que antes, pero igual eran fuertes las ganas.
¡Justo cuando quiero usar algo o hacer algo ya hay alguien ocupando su lugar! ¿Por qué siempre a mí? ¿Ahora qué hago? Mi vejiga no puede esperar más. Mi esfínter seguía débil, y dejaría de funcionar en cualquier momento. Ya no puedo pedirle más tiempo.
Quise hacer la anterior técnica de orinar en el resumidero. En mi vestidor había alguien que no se había percatado de mi pis. Creo que por ser transparente. Bueno, no era absolutamente transparente, pero el poco color que tenía era cubierto por las mayólicas amarillas, y de esa manera se ocultaba. Me hacía gracia que a pesar de lo mojado que estaba el piso, la señora que estaba vistiendo a su hija ahí dentro no lo limpia, es decir, el vestidor está muy mojado y ni se molesta en secarlo aunque sea un poco. Bueno, es mejor que no lo haga porque sus manos quedarían oliendo a pis. Cuando estuve ahí dentro, no olía tanto a orina. Supongo que ya se habrá ido el olor, pero en caso de que siga, no hay problema, pues no sabrá que he sido yo; pero de todas maneras, cuando entre al vestidor, no orinaré hasta que la señora se haya ido.
Tristemente, el único vestidor disponible era el que podía verse antes que todos los demás. Uno entraba, y luego doblaba a la izquierda, pudiendo así ver el vestidor del que hablo. No pienso cambiar de vestidor porque ya tengo uno asegurado, y tengo miedo de que si bajo la guardia del vestidor, lo van a ocupar primero.
Ya estaba adentro, con mis piernas cruzadas y dobladas, tambaleándolas hacia adelante. Por fin escucho el picaporte del baño de la señora. Salió agarrando de la mano a su niña. Me dije a mí mismo: "Ya puedo orinar tranquila".
Justo cuando iba a relajar mis piernas y mi esfínter, se desocupa un baño, pero había mucha gente que quería usar uno, así que mejor me quedo aquí, pues había mucha gente esperando, a pesar de la cantidad de inodoros que había. Aparte de eso, no pasaron ni dos segundos para que se ocupe. Escuché que una señora se quejó porque le ganaron el baño, y a mí me ganaron las ganas de orinar.
Decidí orinarme en mi ropa de baño porque de esa manera, la caída del pis era apaciguada, y no iba a caer con la misma fuerza con la que iba a salir de mis intimidades, aparte del ruido que hacía al caer contra el resumidero. Ya no me importaba mi ropa de baño, pues como dije antes, todo se arregla con una simple lavada.
- Aaa... Aaahh~~~ - La orina se deslizaba por mis piernas, haciéndome cosquillas. Las ganas de orinar estaban desapareciendo nuevamente, haciéndome sentir aliviada.
Por fin, la última vez que presiono mi vejiga. Tantas veces la he ilusionado de deshacerse de este sucio líquido que se cansó de esperar a un buen momento como este. Ahora es un buen momento de expulsar esta maldita orina de una vez por todas.
Otra vez llegó la sensación de alivio. Era tan agradable y tan fuerte que tiraba mi cuerpo al piso, así que para equilibrarme, me sujeto de la metálica pared, lo cual me convenía en el aspecto de que estoy sacándome la pieza inferior del traje y solo quiero equilibrio para no caerme de costado, para que la señora de mi costado piense eso.
No me preocupé por si mi pis iba a sobrepasar el límite de mi vestidor, ya que tanto los otros dos vestidores laterales como el mío estaban mojados, como la mayoría de vestidores que hay aquí. Sólo seguí orinando.
Vi cómo mi orina chocaba impacientemente con mi ropa de baño y luego resbalaba por mis piernas. Se sentía tan relajante. Comparé lo agitada que estaba antes de orinar y ahora, y la diferencia era abismal. De negro a blanco, de feo a lindo, de oscuro a claro, de inquietante a tranquilizante en mi caso.
A pesar del frío que sentía al salir del agua, tampoco me afectó como al señor. De hecho no le di importancia, pero de seguro mañana amanezco con un desgarrador dolor de garganta. Espero que no. De algo sirve mi orina que recalienta mis piernas. Me pareció raro el hecho de que mi pis calentase mis piernas, pero es mejor aprovecharlo, aparte de que la temperatura me hacía sentir bien en esa parte de mi cuerpo, más relajada y reconfortada.
Di un suspiro de alivio, pensando en lo próximo que haré: darme un chapuzón con Renata. Pobre, desde un principio ella quería pasarlo bien conmigo, pero no pude concederle ese deseo por mis ganas de orinar. Olvidé que ella también me había ayudado a encontrar un baño, pero con mucho desgano. Más parecía que sólo me obedeció porque se lo pedí y no por preocupación, pero en fin, no todo lo que piense es cierto. Aparte, ¿de qué sirve quejarme, si ya estoy orinando con calma?
- Aaahh~ – suspiré mientras orinaba. Toda una presión gigante en mi vejiga desapareciendo de golpe era como quitarse de un gran encargo de encima, como después de todo un día de trabajo. Bueno, podría decirse que sí, ya que hice trabajar mucho a mi esfínter.
Al decir eso, sentí muchos escalofríos punzando mi cuerpo. Eran como unas púas tranquilizantes y potentes. Era la primera vez que mi cuerpo experimentaba algo tan fantástico como eso. Mi cuerpo se estremeció. Era como si estuviese agradeciéndome por estar expulsando todo ese pis que estaba por hacer estallar mi vejiga, y mi cuerpo decide darme las gracias de esa peculiar manera.
Tenía mi brazo abrazando mi estómago de nuevo. Lo presioné para que la orina saliera más rápido, es que tengo un poco de prisa por estar con Renata que la he dejado abandonada por bastante tiempo, pero consideré que era mejor mi sensación de alivio y placer, así que dejé de hacerlo; más bien aceleraba demasiado el gran chorro de orina, haciendo que casi llegue hacia afuera de mi vestidor, ya que había un espacio pequeño por el que se podían ver los pies. Decidí ser paciente y esperar a que cada gota de orina saliera a su tiempo, como debía ser.
Mi braga está totalmente mojada de orina. No sé si meterme a la piscina de nuevo, pero ya que. El cloro hace su trabajo. El problema va a ser cuando mi mamá recopile todas las ropas de baño. La mía probablemente va a ser la más apestosa, pero podría impregnar el olor a las otras ropas de baño, y de esa forma salvarme y declararme como inocente... aunque no creo porque Carla aseguraría no haberse orinado, mucho menos mi hermanita que usaba pañal, pero tal vez pueda caerle la culpa a Carla... ¡Qué cruel que soy! Mejor no, puede ser que al final la castiguen duramente o me descubran por mi mentira.
Mejor yo misma llevo mi braga, aunque mi mochila se quede oliendo mal. Ojalá tenga una bolsa de repuesto.
Como sea, la sensación de escozor se había esfumado. Tan sólo me quedaba deshacerme de mi pis, que faltaba poco, pero el charco se había desbordado. Para prevenir sospechas, me saqué el sostén y lo exprimí. Sí había caído bastante agua. Lo malo es que lo que estoy haciendo no tenía sentido en sí, porque lo único que estoy haciendo es exprimir mi ropa de baño, y luego voy a ponérmela de nuevo, y encima mojarla otra vez, pero bueno. No puedo hacer nada más.
Estaba dejando caer los últimos chorritos de pis, cada vez haciendo más presión sobre mi vejiga para orinar hasta la última gota. A cada chorrito le resultaba más difícil atravesar mis bragas, lo cual era bueno, pues cada gota de pis hacía mucha bulla, pero lo bueno es que mi ropa de baño y mis piernas juntas amortiguaban la caída de la orina al suelo.
Por fin, ¡mi vejiga estaba completamente vacía! Ya no tengo de qué preocuparme, tan solo de que la gente no me descubra, es decir, los que están aquí dentro. De seguro, mis piernas se van a quedar oliendo a pis, así que mejor me meto lo más rápido posible a la piscina y me sobo las piernas para que se vaya en lo posible el olor. Tampoco deben descubrirme las mujeres que entren a este vestidor ya que está todo mojado. Mientras estaba orinando, no me percaté de que mi pis cayera directo al resumidero, así que el piso puede que se quede oliendo mal, pero yo no podía captar ningún olor, o bueno sí, pero del pis que estaba secándose en mis piernas.
Hace tiempo que la señora de mi costado se ha ido. Todas las mujeres aquí dándome la espalda, ya que los inodoros quedan al frente. Nadie se fijará en mí.
Di un último suspiro de alivio y me fui de una vez por todas del baño, con un poco de miedo de que notaran el olor o de que sospechen que me haya orinado en el vestidor. Por suerte, nadie me dijo nada, ni los que estaban entrando. Me sorprendí al ver la gente nadar, caminar por ahí, como si el placer de orinar y la sensación de alivio hubiesen anulado la vida real por ese tiempo. Sentí que todo había tomado un color mucho más saturado y vivaz. ¡Aaahh, qué bien se siente estar relajada después de muchas horas de martirio!

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