Eloise; POV 2

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El ambiente estaba algo tenso entre mi hermano y yo, no porqué nos hayamos dicho algo o nos hayamos hecho caras de disgusto, sino que Dylan sabía muy bien que yo era muy rencorosa y no lo perdonaría muy fácilmente. Me irritaba su presencia en ese momento.

Mi mamá, se dispuso a seguir haciendo el almuerzo mientras que yo lo único que deseaba era que Cassie me llamará o ir directamente a mi cuarto a encerrarme. Opté por la opción dos.

- Iré a mi cuarto, mamá –

- Debes ayudarme con el almuerzo, cariño... - pidió ella con ojos de perrito mojado. Eran los mismos ojos que ponía yo cuando quería algo y a mí era difícil decirme que no... - Aunque, ya que vas para arriba, muéstrale su cuarto a Dylan...- volvió a lo que estaba haciendo sin darse cuenta de la mueca que dolor que hice. Escaleras incómodas, era lo último que deseaba...

Miré a mi hermano con cara de pocos amigos y él me siguió sin mediar palabra alguna. Quizás yo estaba siendo un poco severa pero luego de 19 años sin ver ni tener noticias de alguien y luego que aparezca en tu puerta como si nada, ¿a quién no le enojaría un poco? Se notaba que a mi mamá no.

- ¿Qué estudias, Eloise? – me preguntó. Tomé una bocanada de aire antes de responder de forma agresiva.

- Si no te hubieras ido, sabrías todo sobre mí...-

- Psicología. – respondí secamente sin decir una sola palabra de lo que estaba pensando. Mi madre me mataría. – Aquí es... -

- Frente a la tuya, como siempre...- dijo, a modo nostálgico. Quizás pensaba que con eso iba a alivianar mi corazón, pero no fue así. Me di la vuelta y bajé por las escaleras a toda prisa dirigiéndome a la cocina para ayudar a mamá.

Cuando por fin, luego de un silencio largo con mi mamá, estuvo el almuerzo, empecé a poner la mesa y colocar los vasos. Mágicamente éramos tres el día de hoy.

- Ve a llamar a tu hermano... - las crueles palabras dichas por mamá que debo obedecer. La Sra. Evergarden, así como la ven, no era un pan de Dios cuando se enojaba... Era mejor hacerle caso.

Subí las escaleras nuevamente, no le iba a gritar desde la sala, y toqué su puerta que para mi sorpresa estaba entreabierta; sin pensarlo dos veces entre y él estaba acostado con una toalla envuelta en su cintura y con el torso completamente desnudo. Me ruboricé y rápidamente dirigí mi vista hacía el tatuaje que tenía en su brazo... Parecía un ancla. Me acerqué para comprobarlo y sí, era efectivamente un ancla... ¿Qué significaría? ¿Había sido marinero? Quizás por eso tenía el físico que tenía, los marineros suelen conservarse en muy buen estado.

- Me alegra que te guste la vista, hermana... Pero necesito cambiarme – su voz me sobresalto por completo y pegué un gran salto hacía la puerta.

- ¡Estabas durmiendo y sólo intentaba despertarte! – chillé enojada y él río. ¿Enserio se estaba riendo de mí?

- Admite que admiras a tu hermano... -

- Ni en un millón de años... ¡El almuerzo está listo! ¡Vístete y baja! – ordené y cerré su puerta de un portazo.

Mi corazón latía fuertemente, me había dado un susto de muerte, además... Seguramente pensó que bajé la guardia y que era tierno ver a mi hermano dormir. Seguramente pensó que estaba planeando perdonarlo. ¡Ni en sus sueños! Me irritaba el sólo pensar que se quedaría unos días.

Mi mamá y yo ya estábamos sentadas en la mesa cuando él bajó con una camisa roja a cuadros y unos jeans desgastados de color negro.

- Perdona mamá, me quedé dormido luego de que salí de darme una ducha... - rodé los ojos y le pasé un plato. Me sonrió amablemente y me dio más rabia.

- Debes estar cansado, cariño - ¿por qué mamá estaba siendo comprensiva? No tenía idea, pero yo estaba a punto de explotar – Luego de comer ve a dormir un rato... - pidió ella con una sonrisa y Dylan le agradeció con la mirada.

Almorzamos en silencio hasta que mi hermano se dispuso a contar historias de cuando ambos éramos pequeños, me miraba con cara de que quería que participe en su gran farsa, pero yo no estaba dispuesta a seguirle en su juego.

- ¿Por qué volviste, Dylan? – pregunté yo sin poder contenerme. Mi mamá casi se atragantó con su comida:

- ¡Eloise! ¡Esa no es forma de tratar a tu hermano! –

- Volví porque eso hace la gente normal, visita a su familia...-

- ¿Luego de 19 años sin tener noticias de él? ¿Qué clase de personas normales conoces? –

- Me quedé sin trabajo y sin dinero, vendí mi casa para poder venir hasta aquí con ustedes... - soltó y realmente parecía estar herido. Yo no quería lastimarlo, o tal vez sí, pero de un momento a otro no me podía contener.

- ¿No te casaste o tienes hijos por donde sea que hayas vivido? –

- ¡Eloise! – exclamó mamá, escandalizada:

- No voy a decirte toda mi vida privada Eloise... ¡Deja de estar celosa, niña! – parecía irritado. Cuando mencioné lo de casarse, parecía realmente triste.

- ¿Así que eso es un no te casaste? –

- ¡Lo intenté! ¿Entiendes? ¿Crees que es divertido que alguien te dejé en el altar? ¡Ni siquiera era una boda por la iglesia, pero ella de todas formas me dejó! – exclamó él y me callé al instante. Él parecía realmente estar sufriendo, mi mamá me miró negando con la cabeza. ¿Qué culpa tenía yo? Me levanté de un salto de la mesa.

- ¿Y qué culpa tengo yo de no saber eso? ¡Te alejas de nosotras y ni siquiera nos dices a donde...! – estaba completamente sacada y el alma se me desgarraba al decirle todo eso. - ¡Ni siquiera nos llamas para saber cómo estabas! ¿Crees tú que es divertido pensar que tu hermano pudo haber muerto? –

Ambos nos mirábamos con lágrimas en los ojos y él también se levantó. Creí que vendría a abrazarme. Creí que lo haría, siempre lo hacía cuando éramos pequeños...

- Pues la vida es difícil, Eloise... Deberías saberlo –

- ¡Me decepcionaste! –

- ¡QUERÍA TRAER DEVUELTA A PAPÁ! – chilló él sacado y pegó con su puño en la mesa. Abrí mis ojos como platos. ¿Quería que papá regresará con nosotras? Mi mamá no sabía qué hacer. Quería consolarnos a ambos.

- Pues eso no es excusa para tanto tiempo afuera... - dije tajante y a grandes zancadas me dirigí a mi habitación.

Cuando éramos pequeños Dylan y yo jamás peleábamos. Nos llevábamos de maravilla y mucha gente pensaba que no éramos hermanos porque casi nunca nos llevábamos mal y generalmente, los hermanos se llevaban mal o por lo menos peleaban constantemente...

Me dolía y quería saber más de lo que le pasaba a mi hermano, quería oír su dolor, pero... No podía. Mi orgullo me impedía bajar y decirle que podía contar siempre conmigo, como siempre... Mi dolor tras 19 años de desaparecer me decía que no se merecía un perdón fácil, que no se merecía su compasión.

Oí que la puerta de enfrente a mí habitación se cerró también y supe que él había entrado. La casa nuevamente estaba con nosotros dos, en ella... Pero sin llevarnos bien.

¿Me odiaba?

Oí que mi celular sonaba y era Cassie:

- ¿Vamos hoy a la biblioteca de la universidad para sacar esos libros? – preguntó con voz quejosa.

La vida de Cassie, relativamente, era fácil. Padres ricos que la consentían en todo por ser hija única, auto, un club nocturno con su nombre al que iban sólo chicos de clase alta – media, lo tenía todo...

- Por supuesto, ¿pasas por mí o pasó por ti? –

- Pasó por ti, querida... ¡Un besito! – al cortar, sonreí. Cassie era la única que me apoyaba en mi sueño y su familia, obviamente... Mi mamá tenía fobia de que le hablé de ello siquiera, por eso no hablé más del tema hace más de 3 años. Yo estaba bien, mamá estaba bien, Cassie estaba bien...

Mi seguridad con los padres de Cassie y con ella estaba intacta. No podía temer nada.

EloiseWhere stories live. Discover now