Empujé a Ryan, y corrí escaleras abajo me acerqué a mi mesa de noche y cogí las llaves de mi auto. Se me cayeron algunas cuantas cosas al suelo. Las ignoré y abrí la puerta para cerrarla al segundo bastante fuerte. Estaba furioso. Cabreado. Realmente enfadado. Bajé las escaleras y seguí caminando hasta llegar a la piscina, salté el muro que divisaba la calle de la universidad. Hacía dos días que no hacia este tipos de cosas que siempre hacia antes. Escaparme. Salir a tomar algo….le di una fuerte patada a un alambre que se encontraba en el suelo y en la oscuridad de la noche encontré mi coche estacionado donde siempre. Puse la llave, abrí y entré. Con la misma prendí el motor y me estacioné en carretera a casi 140 kilómetros por hora.
-Estúpido imbécil. – gruñí pegándole un puñetazo al volante. – Será idiota. – negué con la cabeza mientras me dirigía al bar de Dangelo. Estacioné el coche, pasé la llave y corrí hasta el bar.
-Hola Dan. – dije sentándome en la barra. Una morena de pelo largo me observó. – Un Vodka cargadito. – dije observando a la chica.
-¡Hey Justin! – dijo Dan sonriendo mientras vertía el liquido en un vaso de tubo. – Hacia tiempo que no te pasabas por aquí. – me miró y me dio el vaso. Tomé un gran sorbo y con fuerza lo puse encima de la barra.
-Sí. – volví a mirarla, ella me sonreía coqueta. Volví a mirar a Dan. – Hacia tiempo.
-¿Cómo te va la vida? – me preguntó. - ¿Genial como siempre no? – carcajeó. Cogí la copa y lo elevé haciendo referencia del ‘chin chin’ para luego bebérmelo de golpe.
-Otro. – coloqué el vaso a su lado.
-¿Ahogando penas? – dijo volviendo a vertir el vodka.
-No, ahogando la furia.
-Uh. – sonrió y me lo acercó. Miró hacia mi lado. – Esa morena no te quita ojo de encima. La miré y lamí mis labios, observé sus perfectos rasgos y su cuerpo de escándalo. Ella me observa incitándome. Se lleva la pajita a los labios, tomando un largo sorbo de su cóctel. De repente hace calor y tengo la frente perlada de sudor y tengo como la impresión de que, si de improviso me olvidara de todo, no me importaría. Termino de beber mi copa y me acerco a ella.
-Hola hermosa. – digo casi en un susurro sentándome en el taburete de su lado.
-Hola. – dijo mostrando una pequeña sonrisa en sus labios carnosos.
-¿Sola?
-Sí. – vuelve a acercarse la pajita a sus labios, volviendo a dar un gran sorbo, que me deja totalmente atontado. Me mira como si estuviese disfrutando del espectáculo.
-¿Te lo estás pasando bien? – mi única respuesta es una mirada con la que pretende ser totalmente provocativa.
-Bueno. – mordió su labio inferior. – Siempre se podría estar mejor.
-¿Y yo podría cambiar eso? - mojé mis labios. Hizo un gesto pensativo.
-Inténtalo.
El volumen de la música sube de pronto y una voz anima por el micrófono a la gente que se encuentra en el bar, alzando las manos. La observo esperando una respuesta y la tomo de la cintura, acercándola a mí.
-¿Te gusta jugar? – susurro pausante contra su oído.
Bien, mi pregunta toma una respuesta totalmente satisfactoria. Sin más, sin contestación a eso, responde de una manera más rápida. Nuestros labios se rozan, y se comienzan a mover rápido. Mis manos bajan por sus caderas y recorren su espalda, mientras ella me estrecha contra su cuerpo. De repente, comienza a subir la temperatura…y todo lo que conlleva. Mi cabeza comienza a dar vueltas, pero me gusta. El vodka está tomando efecto en mi cuerpo y no sé si me encuentro mareado por eso o por todas las vueltas que están dando mis labios y mi lengua.