Capítulo 6.

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Nos perdemos a nosotros, lo perdemos todo,lo escribí cientos de veces, ¿puedes escuchar mi corazón a través de los barrotes de tu prisión?

Todos tenemos inseguridades, miedos, cosas que nos acomplejan, que desearíamos poder cambiar, y por que no, todos tenemos momentos en que nos frustra mucho algo que no nos gusta de nosotros mismos.
Todos somos humanos, todos tenemos problemas, todos tenemos errores, todos somos vulnerables en nuestro interior.
La vulnerabilidad es una emoción un tanto complicada de explicar y más aún de entender. Yo siento que la vulnerabilidad, a la vez que nos condena cuando la sacamos a relucir y mostramos que nosotros también tenemos sentimientos y lágrimas, la vulnerabilidad debería ser tomada como un importante signo de confianza, un gesto que demuestra que eres alguien especial para esa persona, esa persona que desnudó su corazón ante ti, mostrandote y confiandote sus cicatrices. Puedo admitir que lloro mucho, pero no lloro frente a cualquiera, y apuesto a que tú tampoco.
¿Qué hay de la vulnerabilidad en el amor? Justamente, esto es lo que estaba empezando a pasarme, mientrás caía en la realidad de que cada vez me gustaba más estar al lado de este chico, empezaba a ser un poco más "natural" con él, ser un poco más yo, hablar desde lo que honestamente soy dentro mío, a la vez que yo lo escuchaba a él y sentía que nuestras ecuaciones de matemática eran un tranquilo café mientras medio hablabamos de nosotros.
A veces no necesariamente hablabamos, tal vez nos mirabamos o yo lo descubría mirandome, y eso era peor para mi ya inestable estabilidad emocional. ¿Por qué? Porque las miradas son mucho más sinceras que las palabras, cuando miras a una persona tus ojos no pueden mentir, ellos expresan completamente como te sientes y que es lo sientes, los ojos y las miradas son las puertas para entrar en el mundo de esa persona. Y yo quería entrar en su mundo, y quería que él estuviese en el mío.
Pero primero tenía que batallar contra mi mismo para poder progresar, para lograr algo, para que las cosas avancen.
A la vez que la vulnerabilidad es un sentimiento fuerte que puede estar presente durante mucho tiempo, el miedo también lo es. El miedo casi siempre me dominaba, era el que me apresaba debajo de mi fría armadura sin poder salir.
Prefería hacerle caso a mi insegura cabeza que hacerle caso a mi atrevimiento interior para poder decirle a este chico que a mis ojos era un digno cuadro de Da Vinci, de hablar, o siquiera de devolverle el "estás en el grupo?" que me había dicho antes para conseguir su número.
Hacia el final de esa clase...

- ¿Qué te pasa conmigo?- Este individuo sin duda puede caracterizarse perfectamente en especialista en hacer que me cague del descoloque de sus preguntas. Lo logró una vez más.
- Nada, que me va a pasar- No, no es necesario recordar que no soy bueno mintiendo.
- ¿Te gusta alguien?- Alto el freno colega, ¿QUÉ ACABA DE PASAR? ¿QUÉ ACABO DE ESCUCHAR? Si ya con el primer acercamiento que hizo me salí de mis cómodas casillas, con esto ya tenía temblores intestinales potenciados.
Puede sonar exagerado, pero, ¿a ti te preguntan todos los días si te gusta alguien o que que te pasa con ellos? Porque a mi no.

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