Capítulo 41. (Final:)

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Leean el aviso de al final, es importante, de verdad.
Disfruten:
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______'s P.O.V:

¿Nunca han tenido esa sensación de que el alma se les cae a los pies, que el corazon les deja de latir por un segundo, que todo les da vueltas, que se les seca la boca hasta el punto de no poder hablar, que se forma un nudo en la garganta y hace imposible si quiera mover la boca, que parece que tarde o temprano caeremos desmayados sin explicación aparente?

¿Les ha pasado que sienten la necesidad de huir, de salir corriendo como las malditas personas cobardes que somos?, ¿nunca han sentido esa necesidad de escapar de cierta situación para salvar su propio pellejo, honor o reputación. Que necesitas simplemente desaparecer por su propio bien?

Si no les ha pasado, dejénme decir que es una mierda, es la peor sensación existente sobre la faz de la tierra. Parece como si te desmoronaras de a poco, lenta y dolorosamente. Parece que el universo, el ying y el yang, el destino o lo que sea, se ha estado aburriendo y decide divertirse a sí mismo viéndote sufrir por mero entretenimiento, como si fuera una distracción para él.

Así me sentía yo, como toda una imbécil que no podía reaccionar, una imbécil en shook. Buscaba con la mirada algún lugar para esconderme, para no enfrentarlo, no está de más decirles que mis ojos estaban puestos en cualquier cosa, menos en él; Andy había aparecido de la nada cuando hablaba con Ashley, y no tenía ide de cómo es que no lo había visto.

Mi boca se habría, pero ni un simple sonido salía de ella, parecía que alguien hubiese arrancado mis cuerdas vocales, parecía que ella simplemente se hubieran ido de paseo, a una fiesta o algo, ni siquiera entendía por qué no podía hablar, emitir un sonido o algo, estaba tan acostumbrada a que mi boca tuviera diarrea verbal —generalmente insultativa— cuando estaba cerca de Andy, ¿por qué ahora no podía ni moverme?

Él parpadeó frente a mí, buscaba una explicación a mi aparente estado vegetal, como si algo no cuadrara en la ecuación. Parecía que de verdad no entendía qué me pasaba, y yo tampoco.

Quería hablar, demonios, quería decirle que me sentía atraída por él, pero simplemente no podía; y no porque me avergonzara de ello, sino porque no me salía una maldita palabra de la boca.

—¿Yo te gusto? —insistió él.

Suspiré, era la primer señal de vida que daba, hasta yo me sorprendí.
—No sé de qué estás hablando —hablé. Las palabras salieron de mi boca antes de poder pensarlas. ¿Por qué había dicho eso?

Un destello de dolor cruzó por sus ojos, pero rápidamente volvió a su actitud fría, ya se había acostumbrado a que yo lo lastimara.

—Bueno —se encogió de hombros—, al menos no me hubieras perseguido.

—Me había sentido mal por ti —»¿Por qué demonios le dije eso si no era verdad«—, eso es todo. No era personal.

—Bien —caminó hacia la puerta »No, por favor, no te vayas. Te necesito, te necesito tanto«—, no es como si me importara.

—No creo eso —hablé con frialdad. El idiota me había tocado un nervio—. Sé que no es así.

—No eres el centro del universo, Roggers —se giró de nuevo hacia mí— no eres ni el centro del mundo. No eres nadie.

—No —hablé con ira— no soy nadie para nadie ¿crees que no lo sé? —pregunté com voz quebrada, las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos—. ¡Siempre he sabido eso, creéme que no era necesario que me lo repitieras! —grité, pareció sorprendido por mis palabras—. Quería ver si luchabas un poco más por mí. —Bueno, era una verdad a medias, necesitaba saber si estaría dispuesto a pelear por mí.

—¿Luchar un poco más, Roggers? —preguntó histérico—, ¡luché cinco malditos años por ti, ¿y todavía quieres más?! —explotó con un grito, llevándose las manos al cabello.

Bien, eso era cierto, yo era la culpable de esto, no él.

—¡Sé que no te dejé entrar! —solté un sollozo y caminé a una butaca del salón para sentarme—, sé que yo soy quien tiene la culpa de esto, sé que yo te lastimé tanto, pero no puedes hechármelo así en cara —llevé mis manos a la cara, limpiando con rudeza las lágrimas que se salieron sin darme cuenta—. ¡Pero tú fuiste el imbécil arrogante que amaba lastimar a las mujeres!, ¿crees que iba a caer y ceder a ti tan fácilmente, Biersack? —grité histéricamente, necesitaba desahogarme—. No puedes decir que has luchado por mí todos estos años, cuando no desaprovechabas cada oportunidad que tenías para irte con una chica.

—¿¡Por qué crees que hago eso!? —su cara ya no expresa tristeza, estaba enojado, enojado por lo que le dije—. Siempre has creído eso de mí, ¿sabes mi vida acaso? —se acercó a mí a pasos rápidos—, siempre has pensado lo peor de mí, que vivo mi vida acostándome con la primera chica que me pasa por enfrente.

—¿Y no es así?

—¡Mierda, no! —sollozó, mi corazón sd partió al escucharlo hacer eso—, y jamás entendí por qué, siempre has tenido ese concepto erróneo de mí, ¿sabes lo horrible que se siente que la persona que amas te odie?

—¡No te odio! —sollocé—, no lo hago.

—No hagas eso —susurró.

—¿Hacer qué?

—Llorar, me dan tantas ganas de abrazarte, de besarte y no puedo.

—¿Por qué no puedes? —me levanté de la butaca, derramando lágrimas.

—Porque no pienso luchar más por ti —soltó una lágrima que fue limpiada de inmediato—. Te amo _______ Roggers, no creo poder superarte —sonrió con tristeza—, me hubiera gustado que todo hubiera sido diferente.

Se dio la vuelta y caminó hacia la puerta.

—No hagas esto, por favor —lloré.
—Esto es lo mejor para los dos, sé eso —susurró—, de verdad te amo —caminó y de espaldas me habló—, por favor no me sigas.

Salió del salón, cerrando la puerta tras de sí.

Llorar era poco a comparación de lo que hacía ahora.

Las personas somos tan egoístas como para darnos cuenta de lo bueno que nos rodea, cometemos errores que pagaremos caro tarde o temprano; yo había perdido al primer chico que amé, por una actitud idiota, y me arrepentía por ello, más que nada.

Fin.

¡No me maten!:(
No todo tiene un final feliz, lo saben. :(
Ahora sí, ¿quieren segunda temporada?, de ser —o no ser— así, hagánmelo saber en los comentarios; si no la quieren haré un epílogo. 💓
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El chico de las cartas. •[Andy Biersack]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora