Primeras caídas.

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Yoongi era un niño de complexión delgada y tamaño de igual manera pequeño.

A sus escasos cuatro años había perdido la inocencia de la manera más cruel posible, presenciando el asesinato de su madre y el suicidio de su padre.

Y después, como si nada, tuvo que iniciar una nueva vida al lado de su abuela. Pero nuevamente la vida le negó el derecho de ser amado. Tres años después de haber tenido que vivir con su abuela, la misma murió por la edad, la beta ya era vieja y no pudo soportar más.

Por último, cuando ya contaba con siete años, llegó al hogar de su tía. La mujer que más le odiaba.

Su tía aborrecía su presencia, pues constantemente le recordaba a su querida hermana, ver su rostro era revivir la atroz imagen presenciada del cadáver de su mejor amiga y confidente. Aquellos pequeños ojos, delicada nariz y dulce sonrisa sólo era un tormento más. Su trato era tan superficial, que el pequeño niño nuevamente se preguntó si no arruinaría también el entorno de su querida tía.

Y allí, donde su tía, se quedaría para lo que le quedase de vida.

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Era normal que un pequeño se presentará entre los once y trece años.

Obviamente había algunos rasgos que daban señales de tu género. Como la personalidad, el tamaño del cuerpo, color de piel; entre algunos otros aspectos.

Todos los que llegarán a toparse con Yoongi afirmarían que sería un hermoso Omega. Su tersa piel pálida, su dulce tono, lo cariñoso que era con los demás, su optimismo. Lo fácil que perdonaba a los que lo lastimaban. Si, Yoongi sería un perfecto Omega.

Por eso mismo, cuando se había presentado como Alfa, las personas que le rodeaban hicieron todo lo contrario a cuando era aún un cachorro no presentado, le rechazaron.

Yoongi no sabía que había hecho mal.

- Que asco, ¿cómo es que el es un Alfa? -

-De seguro se quedará sólo para siempre -

- Hasta la naturaleza tiene sus errores que no son para nada lindos. -

Esos comentarios le acompañaban diariamente, el sólo quería ser aceptado.

- Lo siento, ya no podemos ser amigos. - el que había sido su amigo de pequeño expresó

- Pero... - trato de hablar.

- Sólo no puedo, no puedo dejar que me vean con alguien como tú. Lo siento. -

Un Alfa no podía ser bonito, tenía que ser dominante e imponente. Fuerte y grande. Desafortunadamente Yoongi no lo era. Y esta fue, otra caída de la vida. ¿cuántas más aguantaría antes de ya no poder levantarse?.

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Yoongi a la edad de doce años fue apartado por todos. Si creía que podía ser feliz, esa creencia poco a poco se hacía más borrosa e inalcanzable.

A la edad de doce años las miradas de asco y pena se hicieron más constantes.

Aún tan pequeño, su brillo se opacaba un poco más.

Nadie entendía que tan crueles pueden ser los niños. Que tan hirientes pueden ser las palabras dichas sin consciencia alguna. Que tanto puede lastimar un empuje.

Nadie puede entender como es que alguien tan pequeño puede derramar tantas lágrimas, vivir tantas cosas y aún así poder mostrar nuevamente su sonrisa.

Nadie podía entender como con doce años, tantos problemas, tantas lágrimas y nada de amor, Yoongi seguía vivo.

Como alguien que no recibe nada, puede dar todo.

Yoongi, con doce años conocía más del amor que cualquier otra persona.

Cuando cumplió trece años, siendo ya completamente ignorado, decidió que no quería ser abogado como su tía quería que fuera.

Caminando de regreso a su casa, escuchando música por sus auriculares, decidió que sería uno de los mejores raperos del mundo. Y le haría saber al mundo que el valía lo mismo que cualquier otro Alfa, beta u Omega.

- No Yoongi, yo no pagaré para que aprendas estupideces, si vas a vivir en mi casa será bajo mis reglas - obviamente la idea no fue bien recibida por su tutora -

Esa fue la segunda caída.

Pero Yoongi no se dejaría vencer. Con trece años el puberto escapó de casa. Sólo con la triste compañía de una libreta y dos bolígrafos.

Las calles llenas de seres que no conocen la piedad, grandes zonas en las que la hipocresía es lo único que reina.

Yoongi agradece haber aprendido a tocar el piano de un viejito, un Omega que le acogió el tiempo que pudo. Para después simplemente desaparecer.

A los catorce años Yoongi conoció que tan asquerosa era la humanidad.

Sus letras eran robadas por personas que le mentían con comprarlas.

Claro que no todos eran así. Algunos si le pagaban, pero era tan poco lo que conseguía que no le alcanzaba para nada. A duras penas lograba sobrevivir.

Y a los catorce años, casi quince, Yoongi recibió su tercera caída.

Tratando de buscar un lugar donde dormir, topándose con un Alfa ebrio y en celo, siendo confundido con un Omega. Yoongi fue tomado por la fuerza, masacrado y perpetrado sin cuidado alguno.

A los catorce, casi quince años, Yoongi conoció que tan mierda puede ser el mundo. Pues a pesar de sus gritos y súplicas de auxilio, de sus lamentos y su triste olor, nadie se acercó a ayudarlo, todos pasan de largo, como si nada estuviera pasando.

Siendo abandonado en aquel callejón Yoongi entendió este mundano lugar llamado tierra. Con sangre corriendo por sus piernas, siendo levantado por un policía que pasaba por la zona, entendió que nada había sido tan triste como darse cuenta de lo mucho que extrañaba a su ignorante madre y a su abusivo padre.

Después de que por fin regresara a la realidad, siendo abrazado por su llorona tía, lo único que puede hacer es darle una sonrisa.

- Estoy bien, no me pasó nada. - Y esto sólo hizo que el llanto se hiciera más fuerte.

La única ventaja que había sacado de ser Alfa, es que no podía quedar impregnado.

- No llores, nada pasará - fueron las últimas palabras que abandonaron sus labios antes de caer inconsciente, preso del cansancio y dolor.

Nadie entendía como es que Yoongi, con catorce, casi quince años. Habiendo sido maltratado, apartado, no querido, después de escapar, vivir precariamente, y ser violado aún podía sonreír y decir que estaba bien.

Nadie sabía como aun podía vivir.

Yoongi sólo vivía porque quería hacer feliz a su persona especial. El sólo vivía porque quería cumplir su promesa.

Desde la cama del hospital, viendo hacia la grande y redonda luna, reafirmó su promesa. Su persona especial jamás pasaría el dolor que el vivió.

Pero nuevamente la vida, tenía preparado algo diferente para el.

¿cuánto aguantaría antes de caer?

Nadie sabía, y muchos querían saber.

-&-

La primera parte.

J'J

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