Temor

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Se estaba muriendo en sus brazos. Era fuerte ¡Lo sabía! pero tan frágil ¡tan humana!.

Todos se encontraban conmocionados. Los equipos tan bien organizados nunca esperaron tal desenlace. El helicóptero no llegaba, y las dos humanas se estaban muriendo. Sussan, la mujer que había sido raptada, se encontraba en el suelo a unos metros de distancia, siendo socorrida por Tiger que ejercía presión en su pecho acompañado de gruñidos. Fury apretaba con sus manos la pierna ensangrentada de la mujer.

Tim Oberto gritaba ordenes por la radio, exigiendo que llegara el traslado aéreo y socorristas de inmediato.

La mujer castaña en mis brazos moría y nadie hacía nada.

Grite por ayuda recibiendo miradas de lastima pero ninguno se detuvo a brindar ayuda.

Yo lo sentía.  No el latir pero sin las ganas de vivir. Mire a Tiger por última vez y grabe en mi mente el mecanismo de sus acciones.

No era muy distinto a lo que Trisha había hecho innumerables veces con las especies heridas

1, 2, 3, 4 ... 30... Nada. Eleve su cabeza y recordé que tenía que cubrir su nariz e insuflar en su boca. Con la punta de mi dedo indice y pulgar apreté su pequeña nariz lastimada. Inhale acercando rápidamente mi boca a la suya -"suaves"- exhale despacio y vi como su pecho subía. Nada

-"vamos, humana"-

Otra vez. 1, 2 , 3, 4 ...30 ... -"Si respiras te prometo besar estos labios cada día"- 

Torcí la boca y negué con la cabeza al tiempo que presionaba su pecho.

Escuche un rugido ensordecedor, gire mis ojos hacía la izquierda sin deja de exhalar. 

Tiger rugía sosteniendo la cabeza de Sussan. Fury se había tomado del rostro con las manos ensangrentadas. Cerre los ojos y recordé el rostro de la hembra humana. Era dulce con ellos, siempre con una sonrisa maternal. Ella estaba de su lado y por eso la habían secuestrado. Estar con ellos la mato. 

Una mano en mi hombro me hizo volver a la realidad, donde mis dolencias se hacían sentir. Tenía los brazos entumecidos y la espalda adolorida de estar encorvado para llegar a sus labios. 

- Detente, Jericho - reconocí la voz de Hearly profunda y con un tinte de pena. 

Gruñí bajo y me acerque para depositar oxigeno en el pequeño cuerpo ya pálido y frío.

- Esta muerta. No tiene sentido lo que estas haciendo, - insistió con más ímpetu. - Ya no hay nada que hacer aquí, Jericho.

Esto cabreo a la nueva especie. "Ya no hay nada que hacer, Jericho", esa frase recorrió su cuerpo entero, heló su sangre y una profunda tristeza se instalo en su corazón. "¿Que esta ocurriendo conmigo? Ni siquiera conozco a esta humana". El macho se fijo en el rostro lívido de la mujer, el color moreno cubierto por una capa de palidez cadavérica "¡NO!".

- ¡Ayúdame!, - dijo con voz trémula mirando a la especie sin parar de oprimir el tórax. - Por favor, Hearly. No entiendo lo que me sucede con ella pero ¡necesito que viva!, - rogó implorante con los ojos entrecerrados.

El canino miro sorprendido a su compañero, muchas interrogantes se amontonaron en su cabeza pero gano el corazón que nunca había visto esa expresión y menos oído un ruego de aquel macho. 

Con un "esta bien" y un asentimiento de cabeza se posiciono del otro lado de la castaña. No hizo falta preguntar por el procedimiento. Al ser parte del equipo de recuperación debía saber los primero auxilios y así fue como espero que Jericho terminara la respiración artificial para colocar una mano a la altura del corazón y presionar.

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