IV

232 25 5
                                    

Sinceramente

Los días, las tardes y las noches se habían vuelto un desastre, pero uno bonito; después del descubrimiento hecho con Alex varias cosas habían cambiado, la primera de ellas era nuestro ritmo de vida, si las cosas seguían así quizás pronto no necesitaríamos uno de los departamentos, pasábamos mucho tiempo el uno en la casa del otro, claro, no habíamos hablado de la posibilidad de vivir juntos y claro, por ahora las cosas estaban bien como estaban porque intentar habitar en la misma zona que Álex podría asesinarnos, ambos teníamos demasiadas manías y claro, él odia a mi gato. Otra cosa que había cambiado era su humor de mierda, en público se veía más de buenas, más sonriente, con menos sed de sangre y más tranquilo; en privado era el mismo loco que me proponía hacer cosas y comprar esto y el otro, que se reía de mi, pero tenía un arma diferente a la de sus gritos de neurótico, ahora tenía el arma de la seducción, supongo que en parte había ganado confianza en nuestra relación, que no cualquier loco te deja desarrollar una locura como la que teníamos en la habitación. Otra cosa diferente no tenía nada que ver con nosotros, por enésima vez en el año Rubén tenía novia ¿Maravilloso? No, para nada. Alex y yo pusimos buena cara y fingimos estar felices ¿Cuánto les podía durar?.

Eran las tres cuando me asomé por la ventana por primera vez, estaba mezclando huevos para preparar galletas, siguiendo una de las recetas de internet, ni que yo supiera hornear, pero Alex había dicho que quería galletas con chispas caseras y por mi brazo izquierdo que las tendría, Alex no estaba y afuera había comenzado a llover, pero estaba soleado, era un día cálido y la lluvia era poca, no le tomé importancia y seguí cocinando.

Me asomé de nuevo a las cinco cuando por fin había logrado apagar las galletas y esperaba a que se enfriara la bandeja, afuera seguía lloviendo, Alex cruzó la puerta dejando la mía, la suya y la de su cuarto abiertas a su paso, nuestros departamentos estaban el uno frente al otro en un pasillo compacto, al fondo, no nos importaba hacer eso de vez en cuando.

- Algo huele delicioso… - susurró cruzando a mi lado
- Aún están calientes, no las… - traté de decir
- ¡Ay! Ouch, ouch, ouch… - dijo él, yo me acerqué y puse su dedo bajo el chorro del agua
- Es que es tonto el pobre… - susurré
- Es que se ven tan buenas… me han traicionado - dijo él con aires de derrota, yo me reí y le besé los labios - también te ves todo bueno… - susurró mirando mi delantal

Me reí, qué más podía hacer ante tal comentario, yo le había dicho cosas peores y bastante más incómodas, él claro no lo tomaba con humor si no que su calentura subía volando, lo besé de nuevo y él envolvió sus brazos en mi cuello.

- Frío, muy frío - me queje quitándole las manos al sentir el agua fría bajando por mi cuello
- Ah, las puertas, que se sale el maldito gato hijo de puta - se quejó y se alejó para ir a cerrarlo todo

Rodé los ojos y me tiré sobre el sofá, el gato era demasiado flojo para salir de casa con ese clima, si, el buen Jhonny. Alex volvió y se me tiró encima aplastandome, me queje poco, no es como que eso no pase con frecuencia ni como que él pese demasiado.

- Estuve grabando, Vegetta te manda saludos - dijo mientras se acomodaba sobre mi a sus anchas y se adueñaba del control de la TV
- ¿Que se sabe de Frank? - pregunté, el otro se había peleado con Willy hace varios días y hasta ahora sin mejoras
- Nada - susurró Alex y comenzó a buscar algo que mirar

Hasta me sorprendió, antes la sola pregunta hubiera desatado una de las famosas furias de Álex, porque claro, él no podía evitar preguntar el porque me interesaba, habríamos peleado y al final habría tenido que ir a disculparme por algo que no había hecho. Pero desde todo lo de la revolución sexual esas peleas estúpidas ya no eran comunes.

El mejor novio || MangexbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora