Prólogo

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Bruce Black Night

Este mundo no es el que vosotros conocéis, o al menos, ya no lo es. Este mundo está destinado a la destrucción de todos los seres vivos con el uso del raciocinio. En 2018, se liberó un virus en todo el mundo que se esparcía con mordiscos y arañazos. Sí, estoy hablando de Zombis. Se detectó primero en E.E.U.U. y se fue esparciendo por todo el mundo en cuestión de días. El mundo tal y como lo conocimos se derribo en tan solo un instante. Las grandes potencias mundiales, decidieron acabar con dicha amenaza lanzando bombas nucleares a todos los países de América conquistados por el virus, pero eso solo lo empeoró. El virus mutó e hizo que aparecieran amalgamas, zombis más rápidos, más fuertes y más inteligentes. Actualmente estamos en 2033. Me llamo Bruce Black Night porque justo el día que nací, toda mi familia incluyendo a mis tíos, fueron salvados por un hombre llamado Bruce y porque nací el día que el mundo se fue a la mierda, el 24 de Marzo. Yo jamás he visto el mundo sin cadáveres, esqueletos, zombis comiéndose a una persona o simplemente, zombis parados en medio de la calle. No conozco otra cosa que no sea un mundo desolado. Y por si te lo preguntas, sí, mi familia estaba en Estados Unidos cuando se cumplió la profecía de la noche más oscura. Y sí, el virus comenzó el 24 de marzo a las ocho de la tarde, momento exacto en el que yo nací. Desde entonces, lo único que recuerdo es viajar de aquí para allá con mi padre y con uno de mis primos. Hemos estado viajando por todo el mundo, intentando salvar a tantas personas como pudiésemos y llevándolas a las zonas seguras. Las zonas seguras son túneles subterráneos creados específicamente para salvaguardar la vida humana y no humana de la noche más oscura. Estos túneles empezaron a crearlos dos años antes de que todo se fuera a la mierda. Todos estos túneles fueron construidos por enanos en conjunto con los elfos y mi primo Alejandro. Por cierto, no estoy hablando de humanos con enfermedades que les hacen ser muy bajitos, estoy hablando de enanos reales. Ellos son el doble de fuertes que un humano normal y el doble de resistentes, por lo que son perfectos para el trabajo de la minería y la construcción. Suelen medir como mucho un metro, pero su peso varia entre los 50 y 70 kilos de puro músculo. Los elfos son ligeramente más altos que el humano promedio, sus orejas son puntiagudas y definitivamente son mucho más inteligentes que el humano promedio. A parte, son extremadamente capaces de usar la magia, es como si ellos fueran una forma de vida basada en el uso de la magia. Estos túneles, fueron diseñados para cubrir cualquier necesidad de cualquier humano, elfo, enano y seres de la noche. Están equipados con agua corriente, electricidad y algunas cosas más. Todos estos túneles están cerca de presas para así estar conectados con la vía eléctrica. Por el momento, solo hay 7 túneles, uno está cerca de Madrid, en España, otro está en China, y otro en la región de Kantō en Japón. No me se la ubicación exacta de estas zonas seguras, y tampoco se donde encontrar otras zonas seguras.

Desde hace un tiempo he estado sobreviviendo yo solo. Antes de eso, quizás hace un año o dos, mi padre y yo vinimos ha España buscando a una persona en especifico, pero un día me desperté y él había desaparecido. Desde entonces he estado trabajando para la zona segura de Madrid.

No sé por qué, pero hoy me ha dado por salir del lugar al que puedo llamar "casa", quizá por hambre o por saber si este lugar es realmente seguro. Por lo que he visto en algunos carteles, estoy en Arroyomolinos, una ciudad, más bien pueblo, pues casi todos los edificios son chalets. Prácticamente todos los chalets tienen piscinas, aunque el agua está con algas e incluso algunas con cadáveres dentro, pero siguen siendo piscinas al final del día. Me metí en lo que supuse que era una tienda en la que ponía Óptica. Había un montón de gafas de sol y gafas con cristales transparentes. ¡Había unas que incluso tenían temática de Spider-Man! Como había tantas gafas, cogí unas que tenían el cristal teñido de naranja y me miré al espejo. Me quedaban bien. Tenía el pelo muy corto y de un negro más oscuro que la noche. Al fijarme un poco más en el reflejo, me di cuenta que en la parte derecha de la salida, había un cadáver. Se notaba que aquella persona había muerto hace menos de un año, porque la carne aún se estaba descomponiendo. En algunas partes se podía ver claramente el hueso, una de ellas era la parte derecha del cráneo. Llevaba una chaqueta de cuero negro muy chula.

- Perdone, ¿me puede dar su chaqueta de cuero? - no me responde - Bueno, mejor que no me responda. Ya se la cojo yo- le quité la chaqueta con sumo cuidado para no molestar su eterno sueño.

La chaqueta no estaba manchada de sangre. Por suerte no olía mucho a muerto, o a lo mejor si, con tanto cadáver por todas partes es imposible no acostumbrarse al olor de la putrefacción. Me la puse y me miré al espejo. Gracias al arduo entrenamiento que hago todos los días sin excepción, había conseguido unos músculos bien marcados y, gracias al todopoderosísimo Arceus me quedaba de lujo.

- ¡Qué bien me queda, joder!

Salí de la tienda y vi a alguien que iba andando sujetándose el brazo izquierdo. Parecía herido, así que decidí acercarme a ver que le estaba pasando.

- No te acerques. Podría transformarme en cualquier momento y atacarte- dijo el hombre bastante nervioso.

- ¿Cuándo te mordieron?

- Hace una hora.

- ¿Te han seguido?

- Eso ya no importa - dijo mientras sacaba una pistola y se metía en la boca el cañón.

- ¡NO ESPERA!

PUM

Ahora había un muerto más en la ciudad. Al instante, me pareció oír un montón de gemidos. No me lo pensé ni dos veces antes de meterme de nuevo en la Óptica y esconderme de bajo del mostrador. Intenté calmarme lo más que pude, pero me resultó imposible con tantos gritos de zombis y tan cerca. Intenté pensar que todo estaría bien, que podría salir de aquí, pero uno decidió entrar. Podía oír sus pies arrastrándose por las frías baldosas blancas del establecimiento. Mi corazón empezó a ir a mil por hora. Cada vez escuchaba sus pasos más cerca, hasta que pude ver sus piernas. Entonces, cerré los ojos, deseando que este zombi no fuera uno de los inteligentes o con mejores capacidades auditivas, porque definitivamente podría escuchar el retumbar de mi corazón. También me tape la boca con las manos para evitar hacer un ruido indeseado. No sé cuánto tiempo pasó el zombi ahí parado, pero para mí se hizo eterno. De repente, aquel zombi comenzó a marcharse del lugar, no sin antes tropezarse con algo. Me asome por encima del mostrador para ver si había alguno cerca, y no pude ver a ninguno. Ahora sí que pude relajarme, aunque me costó bastante, pues todavía estaba escuchando a los zombis fuera de la Óptica.

Me cago en ese tío, ahora tendré que esperar en la Óptica hasta que los zombis decidan irse.

El Señor de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora