La señorita Ji Hye soltó por enésima vez un suspiro al ver a su jefe, demonios, no podía creer cuan atractivo y varonil era. Tuvieron sexo muchas veces pero nada fuera de la normal, nunca hubo una conexión, nunca la miró de verdad, siempre esquivando la mirada, hablándole duro y sin una pizca de cariño. Ella sabía que él solo la cojería un par de veces y luego la desecharía como basura, como hacia con todas las mujeres con las que sabía con certeza se acostaba, maldición que si sabía que sucedería, sus amigas le advertían constantemente que no era un hombre de rodeos/mierdas, y eso que ellas apenas lo conocían, lo habian visto por unas fotos sacadas a escondidas que Ji Hye le había tomado como toda una chica adolescente obsesionada, no se sorprendió debido a ello, no hacía falta conocer al Sr. Jeon para saber cuán despiadado y poco gentil es, pero ella, bien cabezota, cedió a sus malditos encantos, se enamoró y él... la usó.
Él no era un buen hombre, él solo era su jefe, se acostaron y nada más, pero allí estaba, tan perfecto que dolía en la retina.
Cabello negro azabache, traje negro que le quedaba de ensueños, rostro sombrío, atractivo, serio y sin un atisbo de bondad, postura recta y con seguridad. Todo en él desprendía masculinidad y "sexo sin compromiso", nada en él soltaba chispas de amor o cariño, y sin embargo ella allí estaba, suspirando por un hombre que jamás tendría, o mas bien, nadie nunca tendría.Jeon Jungkook no era un hombre de relaciones sentimentales, él sólo tenía encuentros ocasionales, tanto con putas que pagaba, como con tipas como su asistente, que caían de rodillas a su verga como gatas en celo.
Eso creía Jeon Jungkook, un misógino, ególatra y homófobo empresario.
Quien tenia todo lo que un hombre con un poco de sangre en las venas querría tener.
Mujeres, dinero, mansiones.
Lo tenía todo. Nada le hacía falta.
Nada
☆
—Que día de mierda tendré hoy.— Soltó el rubio con pereza y malhumor —¡Creeme Lizzy! Siempre le atino a estas cosas -Le habló a su gata Elizabeth, quien por cierto dormía como un tronco, importándole muy poco las quejas de su amigo.
Jimin no le veía el sentido a madrugar, por un demonio, él necesitaba dormir muchas horas más y descansar, pero por un infierno que no podía, debía de ser responsable y bla bla bla el cuento de siempre. Estaba tan harto de esto, pensaba en lo lindo que sería vivir en El Caribe tomando bebidas exóticas en la playa disfrutando de la vida, pero no podía darse el lujo de soñar, no tenia ni tiempo ni ganas, porque en cierto modo, gastar su tiempo y energía imaginando cosas hermosas, para que luego su triste realidad lo abofetee cruelmente, nop nop, no tenia tampoco ganas de eso, finalmente desistía de su vívida imaginación y se designaba a enfrentar la realidad.
Tenía dos trabajos de medio tiempo, y su servicio nocturno. Con sus reglas apenas le bastaba para sobrevivir, la menor parte obtenida la utilizaba en la renta y despensa, la otra parte, que era mucho más, la ahorraba. Tenia su futuro planeado, y para ello, necesitaba dinero. Jimin es muy buen ahorrador. Gran virtud.
Hace algunos meses por una de esas absurdas casualidades de la vida, había recurrido a vender su cuerpo, Jimin no suele tocar ese tema con sus pocos allegados, es como si no fuese realmente él, como si se tratara de un alter ego que solo aparece por las noches de vez en cuando, no es que lo avergonzara, no no, pero tampoco lo enorgullecía. Creía fervientemente que un trabajo era un trabajo sin importar qué, lo que piense el resto sinceramente le importaba una soberana mierda.
Al principio realmente creía que fracasaría en ésto, no se veía un hombre muy sensual o atractivo, penso que seguramente debería de prostituirse con mujeres cuarentonas, ricas y feas buscando un poco de diversión, esa mera idea ya le asqueaba un poquito. Hasta que un politico austriaco lo encontró en la esquina de un bar, según el europeo quedó embobado con el rubio y necesitaba sacarse las ganas que le dió al verlo, Jimin, muy reticente por cierto, de inmediato lo mandó a la mismísima mierda por el pánico que le dió la situación, para luego quedar perplejo y anodadado al ver el montón de dinero que el asistente del tipo le tendió en la mesilla, como muestra de lo que estaba dispuesto a pagar con tal de obtener lo que quería, su boca al instante se hizo agua, realmente parecía una broma de muy mal gusto, o una de un muy buen gusto, no estaba muy seguro, hasta que posterioremente pensó en la falta de dinero en su mísero bolsillo para así, al menos tener para pagarse un trago, su batalla interna entre <Si> ó <No> duró muy poco tiempo. De un momento a otro, tan rápido como dolorosamente lento se encontraban ambos hombres en un hotel de '5' estrellas, el resto, es historia. En la actualidad Jimin lo recuerda bastante grato, un buen sexo por una bonita cantidad de dinero, fue un punto a su favor. Desde allí al menos una vez por mes se prostituye con gente adinerada, mas bien, hombres adinerados, quienes por cierto, tienen familias, esposas e hijos. Fue impactante para el rubio ver cuantos hombres a escondidas tenían fantasías sexuales con un chico como Jimin, le sorprendió saber cuantos hombres con una doble vida pagarían una absurda cantidad de dinero por sexo y exclusividad, luego el rubio entendió que un par de labios como los suyos, muslos como los que tiene y ojitos tiernos, pueden llegar a calentar hasta el hombre más recto, aún si éste lo odiase.
No lo asqueaba, ya que al fin y al cabo aceptaba al hombre y dormia con el <la pasaba bien con esos hombres> pero tampoco era un lecho de rosas, el saber que sus clientes en su mayoría tenían familias esperándolos luego, lo inquietaba un poco, pero la verdad sea dicha: No era su puto problema.
Con el pasar de los meses también desarrollo una cierta frialdad que antes no poseía, no se renta ser buena persona en estos rubros. No lo vale.
Jimin después de muchas y muchas experiencias logró entender a la perfección el mecanismo de éstos tipos y por supuesto que se aprovechó de ello.Tipos millonarios + fetiche homosexual oculto = Mucho dinero para él.
Con el tiempo el rubio fue coleccionando clientes, hoy en día solo tiene cinco.
En su caso, prostituirse es prácticamente un martirio a la hora previa, específicamente cuando se negocia, tiene que haber un trato donde se afirme discreción, confidencialidad, anonimato y shalala shalala.
Las reglas básicas de estos predecibles hombres son: No nombres ni apellidos, negocio por un tiempo indefinido <aunque su regla mayor era que sus servicios no podían superar los cuatro meses con cada cliente>, cero trato personal y obviamente, cojer bien y hacerles pasar un buen rato, para que así, puedan pagarte una cantidad hermosa de dinero.Jimin con mucha paciencia y tiempo aprendió a decodificar ciertas señales.
Para él, era pan comido.
Los hombres así, de éste estilo, no significaban nada para él. Ya que para ellos tampoco significaba nada. Trato gusto. Trato honesto.
Solo los usaba y manipulaba a su antojo si es que veía la oportunidad de sacarles jugo a sus billeteras.
Era solo eso para Jimin: <Un negocio>.
Nada iba a cambiar.
Nada.
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❝Tarifa❞ 💋 kookmin
RandomJeon Jungkook pertenece a la mafia coreana; como de costumbre, dedice pagar los servicios de una exuberante mujer para hacerle compañía por la noche luego de un exhausto día de trabajo, pero su asistente, a la hora de encargarse del pedido de su mal...