Tarifa ll: "Escalofríos"

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Sentía que lo quemaba cuando lo miraba. Sentía fuego en todo su cuerpo. Era enfermizo. Desquiciante. Preocupante.
Lo miraba y automáticamente el rubio perdía la batalla ¿Cómo es esto posible? Es solo una mirada se decía a sí mismo. Es solo un hombre, uno más del montón Jimin ¿Qué te sucede?.
<Deja de mirarme así. Vete te odio>. Decía su cordura, pero su cuerpo hacia oídos sordos a sus peticiones, no podía alejarlo de el, no cuando lo sentía piel con piel, cuerpo con cuerpo.
Nublaba sus sentidos.
Sabía que no debía dejar que lo tocara, y por un infierno no debería permitir que le gustara que lo mirara de una manera tan descarada. Solo a él.
Sabía que debía de actuar de manera totalmente opuesta -él no es de fiar- pero simplemente no puede, no puede decirle que no cuando lo toca, cuando lo besa, cuando lo huele. Es como si su alma se fuera de él cada vez que se acerca, como si sus cinco sentidos se fuesen a la estratósfera, dejándolo a la intérprete junto a el.
Se debería ver como una indefensa presa frente a su depredador. Pero irónicamente su reaccionar no es así, debería de ser diferente, debería de ser como una real maldita presa, y no, no se siente así, de hecho se siente feliz: feliz de saber que va a acecharlo, que va a perseguirlo. "¿Que tan enfermo estoy?".

Tiempito antes

Abrió la puerta de la costosa habitación despacio. Intentado con todas sus ganas no hacer mucho ruido.

Funcionó.

Al entrar y cerrar la puerta de manera muy silenciosa vió a un hombre sentado dándole la espalda. Siendo totalmente ajeno a él.
Tenía el cabello azabache, camisa negra y con corbata. De inmediato el rubio notó que sobaba su frente y cuello soltando suspiros entrecortados detonantes del cansancio, dando claramente la imágen de un tipo hasta la cabeza de trabajo.
Sus cejas de fruncieron. Se le notaba agotado. Se dió cuenta que incluso hasta la luz de la habitación era demasiado fuerte. Estresaría el doble a cualquiera y más aún con dolores de cabeza.

Con decisión pero no sabiendo muy bien que hacer agarró un antifaz negro para dormir que había en la mesa pequeña que había cerca de la entrada. Fue lo primero que vió al entrar a la habitación.
Tapándole los ojos haría que se relajara. Suponía.

De puntitas y muy despacio se fue acercando hacia el azabache. La cama era grande, mucho más grande que cualquier cama que haya visto antes.
Primero subió una rodilla...luego la otra. Razonablemente cualquier persona se daría cuenta de que alguien se había subido a la cama, pero no ese hombre. Jimin frunció el ceño, realmente debería de estar muy estresado para no notar su presencia, o quizás sí lo notó, pero no le importó lo suficiente. Costumbre, supuso el rubio.

Gateando siguió el recorrido hacía la figura masculina sentada, intentando no hundir mucho el colchón.
Ni bien estuvo lo suficientemente cerca para hacer su cometido sus manos pararon, y ¿Si era un loco golpeador y le arrancaba la cabeza? O peor aún. ¿Y si era un secuestrador o algo por el estilo?
Vamos no seas cobarde se dice a sí mismo. Búbu no sería tan tonta como para ofrecerte éste encuentro sin antes cerciorarse de que es seguro. Aunque sí recuerda un comentario específico de Búbu que en su momento le llamo la atención: "No te preocupes, lo vas a saber manejar". Le preocupó, no lo negaría, ¿porqué una persona elegiría la palabra "manejar" a una situación así? al momento de oír aquello y terminar la llamada pensó "me manda con un loco" luego su amigo le dijo que no sea paranoico.
Confiaba en Búbu como no lo hacía con casi nadie. Era ella quien le asignaba cada cliente y siempre trataba de cuidarlo. Supuestamente.

Cuando contó hasta cinco y respiró hondo, se decidió por comenzar con la sesión, se armó de valentía y le colocó el cubreojos al hombre. Quien se tensó inmediatamente dándole escalofríos. Sintió nervios.

❝Tarifa❞ 💋 kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora