Miedo

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Me he callado muchas veces,
he reprimido mis pensamientos,
obligándolos a desaparecer,
a esconderse en el más profundo rincón de mi oscuridad,
¿Y todo por qué?
Miedo.
Aquél puto miedo que me impidió decirte a la cara todo lo que sentía.
Mirarte a través de esos ojos marrones que tantas sensaciones me traen y decirte que me lastimaste.
Y en lugar de eso, ¿qué hice?
Evitarte,
manterte alejado.
Aunque eso no impidió que cruzáramos miradas ocasionales cargadas de ¿nostalgia? ¿rabia? ¿confusión?
a esta altura ya no lo tengo muy claro.
Esa noche tuve la oportunidad de aclarar las cosas con vos y sin embargo no lo hice.
¿Por qué?
Fácil:
Miedo.
Si te soy sincera, en el fondo te sigo apreciando.
(no digo queriendo porque dada nuestra situación nunca llegué a ese punto, ya que no se quiere a quien no se conoce)
Y aunque yo solo haya sido objeto de burla para vos y tus amigos,
quiero que sepas que para mí significaste algo.
(aunque no sabría decirte qué, exactamente)
¿Y por qué te lo digo en un poema cargado de indirectas en lugar de decírtelo frente a frente?
Miedo.
Pero si me pongo a pensar,
vos y yo tenemos una cosa en común:
miedo.
Porque de no ser así, me hubieses dicho las cosas a la cara,
o me las hubiese enterado directamente de vos.
Pero, ¿por qué no?
Porque vos y yo nos parecemos más de lo que pensás.
Porque los dos tenemos miedo.

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