4: Oscuro atardecer.

799 115 2
                                    

Estaba preparándome para ir hacia la base de Eggmam para detenerle. Al fin se habían detenido a mover los hilos para apresarlo. Por supuesto que yo lideré al equipo encargado gracias a los años que le dediqué y de los cuales me arrepiento.

Después de varios años de prueba me habían aceptado para formar parte de la policía de élite. Este trabajo limpió mi nombre, me dio un nuevo comienzo y me dio la oportunidad de viajar para apresar los peores delincuentes y liberar a personas de las redes del tráfico.

Sé que esto no limpia ni remedia mis errores del pasado, pero al menos me da la valentía de enfrentarlo. Demostrar que ya no soy el mismo y que quiero mejorar.

Gracias a que el viejazo no se movía de la ciudad, me facilitó mi hospedaje quedándome en una cabaña que había sido de un viejo colega dentro del bosque. 

Regresar al pueblo ha sido la mejor parte de todo este embrollo, aunque hubo una parte que no me gustó del todo.

Amelia.

Volverla a ver me alegró, que en parte me olvidará me ilusionó de cierta forma, pero que me reconociera y retrocediera de esa forma me lastimó.

Su mirada me lo decía todo: Te tengo miedo y Correré en cuanto tenga oportunidad.

No puedo culparla, le hice un daño que ni en diez vidas olvidaría.

Sacudí un poco mi cabeza buscando olvidar la mirada de Amy, me terminé de equipar con lo necesario sin parecer sospechoso y me teletransporte a la base Eggman.

-Vaya- comentó altivo al verme en la entrada. Tuve que alzar mi cabeza para verle, estaba en su pequeña nave con un cigarro entre sus dedos- ¿Quieres trabajo?, no tengo problema al aceptar tus servicios- susurro en mi dirección liberando el humo haciéndome toser.

Lo único que me alegraba, que estuviera tan encerrado que no se diera cuenta de nada.

El plan era alterarlo, guiarlo ante una emboscada, y si en determinado caso eso no funcionaba, averiguar si tiene nuevos dispositivos además de los peligros que estos pueden representar. Parecía simple pero nada más lejos de la realidad. Algo bueno debe salir de esta.

-Nada de eso, Huevo- su ceja se arqueó- Vengo a decirte que ya no tengo por que trabajar para ti. Puedes buscar a alguien más por que yo, ya no tengo nada que ver contigo.

-¿De qué hablas?- la burla en su voz me aseguró que funcionaba. Agradezco mi comportamiento serio y frío, nunca se entraría si miento o lo digo de verdad.

-Como escuchaste, ya no trabajare para ti, no te necesito- finalice con una sonrisa sarcástica en mis labios.

Me giré para marcharme esperando que me detuviera, al ver como una mano mecánica se interponía en mi camino sonreí internamente.

-Si las cosas fueran tan fáciles Shadow -la mano me tomó por sorpresa entre sus dedos y me alzó hasta quedar frente a él- la vida sería tan aburrida.

Lo logré.

Desaparecí de su mano hasta detrás de su cabeza y le pateé con fuerza dejándolo aturdido pero suficientemente consciente.

-Yo mejor que nadie sabe que contigo las cosas nunca son fáciles.

Su risa retumbó en todo el bosque antes de presionar un botón y llenar el lugar con sus robots con apariencia de cangrejo. Sé que guarda uno más grande cerca, él mismo sabe que estas cosas duran muy poco en batalla; seguro que sólo quiere cansarme.

Con ese pensamiento en mente los rodeé dejando entre ellos mini-bombas con la suficiente capacidad de hacerlos trizas. Me escabullí hasta un árbol y los active por control remoto dejando una estela de humo y el tumbar de las explosiones.

Lienzo en BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora