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Eras hermoso.

No había nadie que pudiera comparar contigo.

Excepto ella. 

Apareció como una luz en mi vida.

Tu, Len, eras como una flor que había pasado por cosas difíciles, tiempos malo y dolores, pero aún con eso seguías sonriéndole a la vida.

Ella era como una flor, linda y cuidada con amor, amor que yo no le di pero que amé.

Te tenía en mi mano derecha, pequeño rubio. Miré tus mejores tiempos, todos dedicados a mí.

A mí nada mas. Alguien que no hacía nada por tu bienestar.

A ella la tenía en mi mano izquierda, cuidaba sus pétalos como si fuera mi trabajo, hechaba abono a su tierra, el agua nunca le hizo falta de mi parte.

Sin notarlo, sólo la tenía a ella en ambas manos.

Tú desapareciste de mi vista.

La cuide con todo lo que podía.

Pero ella quería el cuidado de él. No el mío.

Me dejó y fue cuando recorde tu confortable presencia.

Cuando su voz quebradiza me dijo la noticia sentí cómo mi corazón lloraba y gritaba.

¿Cómo debía sentirme al leer esa carta?

Sí fue mi culpa, fue por mí.

Lloré, te visité y busqué el perdón.

Nunca me perdonaste, ya no estabas aquí.

Luego... La conocí.

Sus cabellos suaves y largos que caían como una cascada por su espalda, hermosos ojos y una mirada amable.

Me casé con ella, tuvimos tres niñas y un niño.

Todos aliviaron mi dolor y pesadumbre.

Hasta que escuché que tu hermana murió. Fue antes de tener a la pequeña Rin, le llamé así por esa persona especial para ti, a su hermano le llamé Len, como tú para tener una pequeña parte de ambos. De mis mejores amigos y una de mis tantas parejas.

De todas las personas con las que salí tu tomaste una parte de mi corazón como si fuera de tu propiedad.

Los mellizos eran idénticos a ustudes.

Y así los años pasaron llevándose mi juventud, llegué a ser un adulto y luego un anciano.

En mi vejez recordé todos mis momentos vividos, los errores que cometí mientras me reía de ellos y aunque nunca creí que tendría algún remordimiento, los tuve.

El día en que morí, miré cómo mi esposa lloraba, mis hijos, nietos y amigos... El dolor fue indescriptible.

Aún no sé si fue mi imaginación pero antes de mirar a otro lado una melena rubia estaba a mi lado, un aire cálido me envolvió y sentí tranquilidad.

Miré morir a mi esposa.

Me reuní con ella y conversamos, lloramos e hicimos lo que por nueve no pudimos hacer; abrazarnos como el día en que le pedí ser mi novia.

Miramos con una sornisa y tristeza a nuestros hijo crecer, tener hijos y cuando murieron, como si supieramos qué pasaría luego nos besámos, el último beso.

Desaparecimos.

Pero nunca olvidaré a la persona que me hizo amar por primera vez, a la que lastimé por errores míos y la que nunca sabré si me perdonó por el dolor que le cause.

Siempre, Len Kagamine, siempre estarás en mí, como un tatuaje en mi corazón que el tiempo jamás podrá borrar.

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¿Lo disfrutaron? ¿Lloraron? Porque yo sí cuando lo escribí.

Llorar es bueno para desahogarse~

Me gustó mucho la idea ¿Qué opinan de hacer una fanfic que sea así? ¿La apoyarían?

-Sofía

One-shots KaiLenWhere stories live. Discover now