04 Octubre.
Chris ya no era el mismo. Ya no se desvelaba componiendo.
Ese día era hermoso para él. Era otoño y el sol había decidido iluminar el día con fuerza y ganas de luchar para que nada lo ocultase, pero sin esparcir su calor por el lugar. La brisa del mar sacudía el cabello del chico, quien miraba el horizonte con una gran sonrisa. Sin poseer conocimiento de sus propios sentimientos. "Sintiéndose nulo". Su rostro lucía radiante y descansado y su nariz y orejas comenzaron a teñirse de rosa por la brisa.
La bufanda que llevaba cubría todo su cuello y el abrigo que cubría su cuerpo lo abrigaba bastante mientras permanecía sentado en las rocas. Se levantó al escuchar a su acompañante llamándolo y se aproximó a ella.
— ¿Encontraste lo que viniste a buscar? — El chico asintió mientras una llave jugueteaba entre sus dedos.
"Estos chicos, ¿cómo se les ocurrió esconder esta llave en un lugar como ese?" Pensó e inmediatamente sonrió.
Entre las rocas de la playa, había una caja de madera, ahora abierta, que estaba dentro de una bolsa de plástico transparente, ahora rota. Y junto a la caja, dentro de la bolsa había una piedra grande y una llave, ahora en manos del chico.
Chris había recuperado su sentido de la aventura, había decidido buscar esa llave, como si no tuviese otro propósito. Necesitaba encontrar algo en lo que pudiese distraerse.
— Vámonos a casa. — La chica tomó a Chris del brazo llevándolo a su auto.
Chris ya no era el mismo. Manejaba su propio auto.
Ambos se subieron al auto con las mejillas coloradas por el frío de afuera. El chico encendió el auto y manejó en dirección a su casa. El trayecto no fue silencioso, Chris seguía odiando el silencio, sin embargo la chica a su lado parloteaba todo el camino, hablándole al rubio quien sonreía en respuesta.
Eran buena compañía el uno para el otro. Ella deseaba ser escuchada y él amaba que ella rompiese su tortuoso silencio...
Chris ya no era el mismo. Volvió a su departamento.
El departamento que había abandonado tras su accidente, permanecía en orden. Al entrar se quitó los zapatos, acto que la chica imitó.
El departamento no era suyo, ahora era de ambos.
Había sido difícil que su madre le permitiese nuevamente salir de casa. Christopher Bang necesitaba cuidados, no podía vivir solo. No fue hasta que conoció a Sun Hee, que su madre cedió.
Sun Hee. Veintitrés años, estudiaba medicina y estaba perdidamente enamorada de Christopher Bang.
Se conocieron por su hermana menor, quien ya había planeado presentarlos, aunque ella nunca logró hacerlo. Un día la chica había ido a casa de su mejor amiga llorando, pero para su sorpresa, su amiga había salido y el Hermano mayor de ella, la había recibido.
Chris le había ofrecido una taza de café y la había hecho entrar a la casa, provocando el rubor de la chica al dejar que un chico la viese llorando de tal manera. El chico sin hablar la logró calmar, solo con su sonrisa.
Para cuando la Bang menor había entrado a la casa, su hermano y su mejor amiga, ya habían caído el uno por el otro.
Para suerte de Chris la chica se graduaría en medicina, por lo que su madre no dudó en acceder a dejarlo vivir con ella, ya que Sun Hee le aseguró que el chico recibiría un buen cuidado...
Chris ya no era el mismo. Asistía a los conciertos.
No cantaba, pero disfrutaba bailar en el escenario con sus hyungs. Iba a los eventos del grupo, porque claro, él era parte del grupo, no su voz.
Seguía produciendo las canciones para los chicos, pero lo hacía con tiempo, sin sobreexplotar su cuerpo.
Seguía viviendo su sueño, un sueño más silencioso.
Había pasado un año desde el otoño en qué había decidido vivir de nuevo. Ahora ya tenía veinticinco años, su cumpleaños había sido el día anterior, donde sus amigos tan apreciados, su familia y su ahora novia, habían celebrado su cumpleaños.
Seguía siendo el mismo, pero más feliz, más vivo.
Christopher se dirigió a su cuarto, donde junto a la cama se encontraba el cofre que tanto deseaba abrir. En sus manos yacía la llave que revelaría el contenido.
Un click indicó que el cofre se había abierto con éxito. Chris lentamente, sintiendo cada momento, lentamente lo abrió.
Una caja.
Una caja se encontraba dentro del cofre. "Estos chicos" Sonrió.
Abrió la caja y se encontró con una medalla dorada. En ella llevaba grabado:
"Mejor líder. Siempre alegre. Gran luchador.
Christopher Bang"
Ya estaba completo, esa era su última pieza en el rompecabezas de la recuperación.
Ya podía estar agradecido...
Cerró sus ojos y recordó
"— T-Todo estará bien, Hyu-Hyung." La voz quebrada de Changbin, las lagrimas de Felix empapando sus piernas a través de la manta, las manos de Jisung y Minho aferrándose a la suya como si no quisiesen perderlo, los sollozos de Seungmin, las lágrimas que JeongIn dejó caer al suelo, la respiración pesada de Woojin quien se tragaba el dolor y Hyunjin, quien dejó rastros de sus lágrimas en sus pantalones.
Recordar esa escena provocó que dejase caer una lágrima de felicidad, de que esa tormenta ya se calmase.
Lo que creía un caso perdido. Se reparó.
Y Chris ya no era el mismo. Había comenzado a vivir otro sueño.
FIN
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ViirxlEDITADO
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Can't hear my voices [Bang Chan]
Fanfiction"Un instrumento irremplazable se le es arrebatado, junto con ello, las ganas de seguir avanzando" EDITANDO Bang Chan [Stray Kids] Paskal - 2018