Actualidad
Su sonrisa era deslumbrante, se sentía lleno de energía y emoción. Al fin había alcanzado mayoría de edad.
Caminaba con seguridad, a pasos rápidos, tenía toda la información que necesitaba, todo preparado para que ese día demostraría que era un hombre de palabra. Que sabía cumplir promesas.
Se había puesto sus mejores zapatillas y sus mejores pendientes en las perforaciones que se lucían a lo largo de su oreja. Utilizaba su ropa favorita. También, de manera delicada, Seo Changbin sostenía un ramo, de extrañas y hermosas rosas negras...
(...)
Diez años atrás.
— Me encantan las rosas, en especial las que son raras. — Hye empujaba la silla de ruedas de Changbin por los pasillos de la gran casa. — Si algún día me caso, llevaré rosas azules.
Una carcajada fue emitida por el niño. — ¿Azules? Creí que las rosas solo eran rojas o blancas.
— Claro, Binnie, pero con lo rápido que avanza el mundo, han encontrado manera de cambiar los colores de todo lo que nos rodea. Desde tus ojos, hasta el pétalo de una simple flor. — La mujer no llevaba su bata, pues Changbin le había pedido que se la quitase, para sentirse más cómodo. Sentirse en casa y no en un hospital.
Mientras ella desplazaba la silla del niño, él pudo notar que un nuevo ramo de rosas rojas había sido ubicado junto al retrato familiar. Esas rosas eran cambiadas cada vez que se comenzaban a marchitar, su madre siempre se encargaba de cambiarlas.
Son simples, son rojas.
El paseo había terminado, Ana debía hacerle un chequeo a Changbin y luego se retiraría, pues las tardes las tenía libres...
El chequeo fue como todos: Iba mejorando con éxito y buen ánimo. Siempre lo oía y deseaba oír más. Más felicitaciones.
Una vez que la mujer se retiró del cuarto del niño, las ruedas rápidamente se desplazaron a la puerta de su cuarto, abriéndola levemente para observar fuera de la habitación.
Ella se había ido. Sabía que debía aprovechar ese momento.
Salió de su cuarto, lento. Rodó las ruedas de su silla hasta el retrato familiar, donde las rosas rojas yacían frescas. No había nadie a su alrededor así que sacó cinco rosas y las dejó en su regazo, dando marcha atrás, de regreso a su habitación.
— No son exóticas, pero... — Obtuvo un frasco negro y un pincel fino de un cofre junto a su escritorio.
Abrió el frasco dejándolo sobre el escritorio, y dejó que la punta del pincel se sumergiera en el líquido negro.
Negro, nada más exótico que el color negro.
Deslizó el pincel por el pétalo de una de las rosas, con extremo cuidado, tiñendo el color rojo en negro. Siguió pintando las rosas, hasta acabar con las cinco que había extraído.
Ahora eran cinco hermosas rosas negras.
Changbin esperó a su doctora personal, a que llegase a chequearlo por segunda vez en el día, ya iba a ser la hora, en que su gran amiga entrase por la puerta de su habitación. Las rosas estaban sobre su regazo, cubiertas cuidadosamente con la manta que al mismo tiempo cubría sus piernas delgadas y llenas de cicatrices.
— ¡Toc, Toc! — La voz animada de la chica, junto a dos golpecitos en su puerta, hizo que en los labios del pequeño se curvasen hacía arriba.
Changbin la dejó entrar. La mujer abrió lentamente la puerta, asomando su cabeza con la sonrisa que al niño le comenzaba a agradar.
— ¿Cómo te sientes, Binnie? — Ana entró con sus manos tras de sí, cerrando la puerta con su pie.
— Me siento bien, Hye. — Changbin sonrió, acomodándose en su silla. — Te tengo una sorpresa.
El rostro de la chica se mostró sorprendido. — ¿Una sorpresa? Wow. Hemos pensado igual. — La chica soltó una carcajada junto al menor.
— Revelemos la sorpresa al mismo tiempo. — Changbin comenzó a contar hasta a tres. Y una vez que hubo terminado su cuenta, quitó las mantas de sus piernas revelando las cinco rosas negras, y al mismo tiempo la mujer llevó su mano frente al chico, para enseñarle su sorpresa.
Una rosa azul.
— Es... azul. ¡Sí existen! — Changbin sonrió con sus ojos iluminados de felicidad. Había descubierto algo nuevo.
— ¿Son... rosas para mí? — La mujer, conmovida, dejó su rosa azul en las piernas del niño, tomando entre sus manos las cinco rosas negras que el pequeño le ofrecía. — Son bastante exóticas, Binnie. Las amo, gracias. — Y ella lo abrazó.
La respiración del pequeño se hizo lenta y su cuerpo rígido. Ella lo había abrazado. No estaba acostumbrado a tales muestras de afecto, lo había tomado por sorpresa.
Pero en lo que no paraba de pensar era en la rosa azul y en las palabras de la mujer
Cuando ella se casara, utilizaría rosas azules. Y una de esas rosas se encontraba en sus manos.

ESTÁS LEYENDO
Through you [Seo Changbin]
Fanfic"A través de tí conocí que no existen límites. A través de tí me di cuenta de qué se siente romperse" FINALIZADA Seo Changbin [Stray Kids] Paskal - 2018