Siete: el controlador

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Gumball no se lo creía. ¿No estaba en casa de Kail? Ya no tenía frío, y vio a Darwin durmiendo en el suelo.

Gumball:
—Pss, Darwin, despierta.

Darwin:
—Que de...

Gumball:
—¡Darwin! Estaba tan preocupado por tí...

Le abrazó, muy aliviado

Darwin:
—¿Por mí? Espera... ¿Por qué estoy aquí? Estaba en clase hace un segundo...

Gumball:
—¿Qué dices? Estábamos en casa de Kail.

Darwin:
—¿De Kail? Cómo íbamos a estar allí, jamás la he visto. Ni siquiera sé donde vive.

Gumball:
—Yo sí.

Entonces, Gumball le explicó todo. Lo  de la nota, su desaparición y el frío de la casa de Kail, que es lo que más le había sorprendido.

Darwin:
—¿Dices que...? Bueno, dime algo racional que explique este lío.

Gumball:
—Que Kail nos controla.

Darwin se tapó la boca para no reír.

Darwin:
—¿Eso... (No pudo reprimir una carcajada) ¿eso es todo?

Gumball:
—¿Qué? ¿Cómo que si es todo?

Darwin:
—Pues que llevas un montón de tiempo hablando de eso, que si quita la alegría, que si estamos deprimidos por el nuevo, él traidor... y de repente apareces con esa teoría.

Gumball lo miró, indingnado, y se fue al salón. Allí estaba su padre. Richard no parecía nada sorprendido de verle, cosa que a Gumball lo abrumó aún más.

Martes, 10:56 p.m.

Nicole:
—¡A dormir! Es tardísimo, chicos, ¿Cómo no me habéis avisado?

Anaís:
—Se me ha olvidado, mamá.

Gumball:
—Y a mí.

Darwin:
—Y a mí, supongo.

Nicole:
—Bien, pues todos a la cama.

No hay nada raro. Deja de echarme la culpa de todo. “No te he echado la culpa de nada, deja de protestar.” No te puedo controlar ahora, pero pronto lo haré. "Así que tenía razón. Es verdad que nos controlas." Sí, y no podrás hacer nada por evitarlo.

Esto último dejó a Gumball más preocupado que la primera impresión de "el controlador." "Nada para evitarlo... Es decir, que no nos damos cuenta de que nos controla. ¡Es lo que ha pasado antes! Me ha controlado haciendo que fuera a casa sin que yo me dé cuenta... Tengo que contarle esto a Darwin."

Gumball aprovechó hasta que su madre se fuera para hablar con su hermano.

Gumball:
—Nos controla sin que lo sepamos. Por eso has aparecido aquí de repente, porque te ha controlado desde el colegio hasta casa de Kail, y luego al cuarto. ¿Ves? ¿Lo pillas ahora?

Pero nadie contestó. "¿Cómo se ha podido dormir así de rápido? Solo ocurre en las películas o en dibujos animados..."  Pensó. Estuvo dándole vueltas hasta que se durmió también.

Miércoles, 6:37 a.m.

Nicole:
—Chicos, arriba, que llegáis tarde.

Darwin estaba poco hablador. Gumball no sabía el por qué, pero la gente se comportaba extraño con él últimamente. Pensó si Kail le estaría controlando, pero Darwin no daba muestras de rencor contra él.

Gumball:
—¿Estás bien?

Darwin:
—Pss. Cómo siempre.

Gumball:
—Pero no siempre estás así. Tú eres alegre y dulce.

Darwin:
—Llevo una mala mañana. Eso es todo.

Normalmente cuando alguien dice "eso es todo" nunca es todo, pero Gumball no quería discutir, así que lo dejó pasar.

Miércoles, 8:43 a.m.

A todo el mundo se le caía la cabeza en el libro. La verdad es que la primera hora y la última eran las más duras. Pero en ese caso era especial. No era una mañana de miércoles cualquiera.

Miércoles, 12:01 a.m.

Por fin llegó el descanso. En el patio todo el mundo caminaba de una forma entusiasmada. Pero Gumball se fijó en que todos tenían un brillo violeta en sus ojos, el mismo que tenía... Kail.

Eso era mala señal, la gente estaba controlada. Todos menos él. Sin embargo, Darwin no estaba por el lugar. No podía decir nada de él. Pero no tenía demasiadas esperanzas.

El nuevo (el asombroso mundo de Gumball)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora