9/01/2012

9 4 0
                                        

Es lunes, empezó un nuevo año ya y sigo estando muy sólo.

He salido de mi casa para hacer amigos pero me es imposible, su presencia a hecho de mi vida más miserable.

El primer día que la vi claramente fue el día de mi cumpleaños y desde ahí no se ha despegado de mí, mi pequeña Sara.

Estuviera feliz si ella se viera como cuando éramos novios, sin embargo la carne se le ha pegado a los huesos y claramente se ve que ahora no toca el piso, sin mencionar que sus ojos, sus hermoso ojos color avellana ahora solo son un cuenco negro que me perturba cada vez que me mira.

Odio que me siga a todo lado cuando salgo, evita que la gente se me acerqué, todos creen que estoy loco por que hablo sólo.

Ella habla conmigo, su voz dulce se ha convertido en un susurro infernal.

Pero no me molesta, hay días en que se ve radiante y puedo recordar cuanto la amaba.

Pero rápidamente cambia y su hermosa figura se distorsiona.

Te amo Sara, siempre te amaré y a nuestro pequeño hijo.

Perdoname por haberte fallado mi dulce Sara.

EL INHUMANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora