Capítulo ∅

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Índigo Y Primavera



En un gran salón se podía observar a un joven de mirada cían, sumido en sus más profundos y confusos pensamientos, mientras a su alrededor se suscitaba una no tan pequeña riña entre dos de sus ahora compañeros de trabajo.

Para el androide ya no era extraño aquel comportamiento proveniente del albino y el conde, por lo que decidió simplemente ignorarlos, sus disputas no le eran en lo mínimo relevantes; en cambio, la nueva exigencia de Shining hacia su persona si lo era. Por lo cual, Ai se paró y tomó dirección a la puerta con el firme motivo de solicitar una audiencia con su actual jefe.

-Ai-Ai, ¿A dónde vas? -cuestionó el castaño con cierta curiosidad y confusión.

-La hora estipulada para el cierre de la junta ya ha alcanzado su límite. -informó con su típico tono de seriedad mecanizada.

-Hum, cierto. -mencionó el conde al mirar de soslayo al reloj de la sala.

-Entonces que...

Sin mencionar una palabra más y dejando al mayor a medias en su comentario, Ai se retiró del lugar en dirección a la académico Saotome, donde sabía, se encontraba el director.



Esa misma tarde se podía apreciar a una joven de enigmáticos orbes y un hermoso cabello en un tono similar al de un delicado atardecer.

-¡Tomo-chan! -esta joven exclamó en un tono alarmado, al caminar sin mirar al igual que cierto peli-turquesa. -Oh no, ¿y ahora qué haré? -se cuestionó mentalmente. -Estoy pérdida y ya no tengo bate.. ¡Ah! -exclamó al chocar con lago, o mejor dicho alguien, mientras esperaba un golpe que nunca llegó. -¿Ehm? -musitó habiendo lentamente los ojos. -A-¿Ai-ne? -musitó en sorpresa y confusión.

-Debería tener más cuidado al andar; sin embargo, yo también. -argumentó el joven, quien la tenia sujeta por la cintura deteniendo así su caída, con un deje de molesta pues ya le resultaba irritante el hecho de aclarar quien es. Reiji alguna vez le cuestionó lo mismo, aunque nunca lo volvió a comentar, cosa que le agradecía al mayor, Shining alguna vez también lo llego a mencionar, y ya muchos en el medio le habían cuestionado lo mismo. Era indudable qué Aine fue reconocido por haber sido un gran artista; sin embargo, a Ai le molestaba que siempre le preguntara lo mismo en tan repetidas ocaciones, si había algo que en verdad le molestaba al androide, eso era dar explicaciones y más aun cuando no podía ir por la vida aclarando dicha cuestión o anunciando: "soy un androide creado a base de él para ayudarle a despertar", cosa que nunca se plantearía siquiera hacer en su "vida".

-¡¡Pe-perdón!! !Y perdón, también por confundir le!. -vociferó al levantarse sumamente avergonzada, interrumpiendo los pensamientos del de mirada cían.

-Supongo que yo también debo disculparme, dado a que también fui responsable en esto, perdón. -agregó, menos irritado, pues ya no tendría la necesidad de explicar su persona.

-Oh, no, no, yo no me fijé por donde iba, no tiene por que disculparse. -contra argumento la chica, obteniendo como respuesta una mirada a forma de cuestión por parte del joven, que al final solo dio un asentimiento. -Tomo-chan me dijo que pidiera indicaciones si me perdía. -rememoró al ver como el muchacho seguía su camino. -¡Di-disculpe! -llamó, provocando que el chico le volteara a ver con algo de intriga pero a la ves indiferencia. -¿De casualidad sabe cómo puedo llegar a la academia Saotome? -cuestionó sin más.

¿Qué Es El...         ¿Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora