Extraviada (Dramione)

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Todos ya estaban en sus asientos, Draco tomaba la mano de Hermione.

para que podáis entender desde el principio el exacto contenido de esta historia, dejadme que os muestre el destino a través de este anillo. — Garrick alzó la mano y les mostró un anillo de oro. — aquella señorita a quien le sirva este anillo se convertirá en reina. Decreto real, que afortunada pensaréis, ¡Oh no!

» Había un rey que tenía tres hijas, dos eran malas y una era buena, tras muchos años de viudedad la única alegría del rey era el orgullo de ser padre, pero sus hijas crecían y pronto tendrían pretendientes, pronto se quedaría vacío el palacio.

"Debo encontrar una esposa que me consuele" pensó el rey, el anillo de bodas había pasado de reina a reina, de dedo a dedo, a través de los tiempos. Sólo cuando el anillo encontrase dueña podría casarse.

En las afueras de palacio uno de los sirvientes informaba la noticia del anillo a todas las mujeres. Esto llegó a oídos de las princesas.

¿se va a casar? — murmuró Susan.

— No puede casarse ya es muy viejo. — respondió Pansy. — casi está a punto de morirse.

— Yo no le encuentro tan viejo— murmuró Hermione.

—¿que? Ya está esa murmurando. — recriminó Pansy sosteniendo su fino pañuelo contra su nariz.

—¡qué horror! ¿Sabes lo que va a pasar? — habló Susan con molestia —habrá una arpía a quien le sirva el anillo, la hará su esposa, él se morirá y ella se quedará con todo. ¡Eso es lo que va a pasar!

» Cuanto más se amargaban ante la perspectiva de una madrastra, mucho más crueles se mostraban con su hermana Hermione. En cuanto el rey, su padre, salía de palacio, la ridiculizaban y se burlaban de ella, le daban mil tormentos y la mataban de hambre. Hasta le quitaban la comida del plato con la excusa de que estaba gorda, lo cual era mentira.

— ¡Que hermanas más malvadas! — se indignó Draco.

—Muy malvadas. — concedió Garrick. — pero no habían tenido en cuenta a sus amigos los animalitos que vivían en los bolsillos de Hermione, debajo de su cama, encima de las sillas, cuando volvía a su habitación la encontraba llena de almendras y frutas deliciosas.

En su habitación vivían, ardillas, ratones, mapaches, palomas, patos, uno que otro perro del palacio.

Hermione estaba recostada en su cama cuando oyó los gritos y risas de sus hermanas, se asomó a su ventana y vio a su padre ingresar a a palacio. Sus hermanas le abrazaban.

—¿encontraste esposa? — preguntó Pansy.

— No, es un anillo extraño. —respondió el rey Arthur — no le sirve a nadie.

— es el destino. — añadió Susan. — no es voluntad de Dios.

— Quizás, no lo sé. — respondió el rey.

— No necesitas esposa teniéndonos a nosotras. — dijo Pansy.

— ¿no te basta con nuestro cariño? — preguntó Susan mientras se abrazaba a su padre.

El rey asintió. — es cierto, y ¿vuestra hermana?

Pansy se puso amargada. — ¡ah! Se la pasa coqueteando con los guardias, inflándose al comer.

Hermione cerró los ojos, sus hermanas sólo la humillaban.

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En el salón de palacio todas las mujeres se probaban el anillo y a ninguna les servía.

Los Cuentos del Sr. Ollivander ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora