Pov ________
Que tenía esa chica que me hacía pensar en ella más de lo normal, yo nunca pensaba en las chicas. Ni siquiera pensaba en las mujeres que se acostaban conmigo y de repente una extraña no sale de mi cabeza.
-¡Lauren! Aquí estás. Te traje esto. -un chico musculoso, con linda sonrisa y pelo alborotado le tiende un algodón de azúcar de tamaño medio. ¿Sería su novio?
-Oh, muchas gracias, Marc, eres el mejor. -dice ella con una sonrisa, mirando al chico. Detrás de él aparece una morena con un espectacular cuerpo.
-Bueno, creo que ya me voy. -digo mirando a la ojiverde. Devuelvo mi mirada al cigarrillo, que parecía estar consumiéndose rápidamente debido a mis repetidas caladas.
-¿No quieres quedarte con nosotros? Iremos a cenar luego de aquí. -ella pone una sonrisa y sus ojos parecen suplicar que me quede allí.
-No, princesa. Tengo una noche muy ocupada. -diciendo eso, doy media vuelta y comienzo a caminar lento hacia donde se encontraba mi hermana. -Adiós. -digo en voz baja pero lo suficiente para que me puedan escuchar.
-Que chica más rar... -escucho decir al chico.
-Sexy querrás decir. -Lauren lo interrumpe, en voz baja, tratando de que no yo no escuche, pero tengo un buen oído. Sonrío triunfal.
Al llegar al puesto de dulce veo a Emma sentada en una banca, comiendo los caramelos.
-Hey, ya está oscureciendo, pequeña. Qué te parece si volvemos a casa.
-Claro. Gracias, ________. Eres la mejor hermana de todo el mundo. -dice ella abrazándome. La pequeña que tenía en mis brazos era una versión mejorada de mí, sus ojos eran azules, como los de mi padre, y sus facciones más perfectas y femeninas que las mías.
-Te amo, Emma. -digo depositando un beso en su cabello.
Al llegar a casa, Emma se sienta en el sillón poniendo una película en la pantalla delante de ella.
-Emma, cariño, debo irme un par de horas. Volveré tarde, pero volveré, ¿de acuerdo?
-¿No te puedes quedar una noche conmigo? No recuerdo la última vez que hayamos mirado una película ambas. -me mira con tristeza en sus ojos. No podía quedarme, por más que quisiera, mi organismo me pedía algo.
-Tengo asuntos pendientes, hermanita. -digo con una sonrisa triste. Era lo peor que existía, dejar sola a una niña para ir a matar mis vicios. -Adiós, pequeña.
Al salir de la casa, comienzo a caminar. Por las noches no salía con el Porsche, ya que sabía que cuando volviera no iba a tener claros todos mis sentidos.
Al llegar a la pequeña cabaña, tomo mis llaves y abro la puerta. Aquella cabaña contaba con un baño, una cama, una cocina, un armario, una mesa y dos sillas. Era una cabaña pequeña pero justa para el uso que le daba.
Allí mantenía todo tipo de drogas, éxtasis, metanfetaminas, marihuana, anfetaminas, heroína, tabletas de ácido (LSD), cocaína, entre otras. Sí, era adicta a las drogas. Mi adicción a estas todavía no llegaba al punto de consumir durante todo el día, solo una vez en el día o como máximo dos. Comencé en este mundo cuando tenía 17 años, un dolor molesto recorría mis pensamientos a toda hora por lo que decidí acallarlo con estas sustancias.Tomo el elástico y ato mi brazo izquierdo con él, marcando así mis venas. Agarro una jeringa fina, esterilizada y una cuchara en donde coloco el polvo marrón para luego calentarlo con mi mechero. Una vez que el polvo se transformó en líquido, lo absorbo con la jeringa para inyectar la misma en mi vena.
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La Luz en mi Oscuridad || Lauren Jauregui y Tú
Fanfiction________ Evans tiene 23 años, lo único que le sostiene los pies en la tierra es su pequeña hermana. Su adicción a las drogas y al alcohol no es más que una excusa para no pensar en todo lo que está viviendo. Su apariencia de "chica mala" no es más q...