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Pasaron los meses, Halloween, Navidad, Año Nuevo, vida nueva. Todos dicen eso y la verdad no ha cambiado mucho desde lo último. La premier a llegado y con ella el cierre definitivo de un era y una serie, ahora película, geniales. Que no solo me mostraron una familia y hermanos de otra sangre, si no también me mostraron el que yo creo, es el amor de mi vida.

A solo dos semanas de mi cumpleaños, un 4 de febrero, un día simple, un día como hoy, a Finn se le ocurrió ponerse deportivo. Nunca debí dejarlo ver todas las temporadas de The Biggest Loser.

Y así es como termine levantándome a las 6 de la mañana, el único día de alfombra roja en el que me podía darme el lujo de no ir a hacer una prueba de vestuario, porque Calvin Klein ya tenía listo todo, como siempre.

–No te preocupes, solo trotaremos una hora. Eres deportiva Brownie ¿Que te preocupa?–Finn está calentando a mi lado, mientras estoy tirada en el sofá de la casa.

–Que son las putas 6 de la mañana y tendremos que dormirnos tarde. Soy deportista, pero boxeo, no corro maratones–Mi tono es de exasperación.

Nunca entendí a las personas que se levantan a las 5 o 6 de la mañana para ir al gimnasio o correr, porque no van en la noche y aprovechan una horas de sueño en la mañana. Que es donde más cansada me siento.

–Arriba –El grito del pelinegro se hace presente por toda la sala y me hace caerme del sofá, estaba dormitando en este.

–Apiádate de mí por favor–Lo abrace por los pies y mis palabras eran poco entendibles.

–Vamos Mills, acompáñame. Te hará bien un poco de aire libre, deporte, ejercitarte, estirar un poco los músculos–Para este punto se encontraba de cuclillas ante mi, me veía atentamente y yo me dedicaba a darle miradas indiferentes.

–Además hace frío, no se como puedes estar con short y camiseta, yo estoy con calzas y un buzo, aún así tengo frío–Me levanto, él imita mi acción, sigue estirando–No te llama la atención acostarnos, dormir acurrucados, despertarnos más tarde y tomar un desayuno contundente, para luego almorzar tarde y alistarnos para la premier–Mi voz es melodiosa, casi en un susurro, me acerque a él, sigilosamente y acomode mi cabeza en su hombro. Cuando él cerró los ojos y ladeó su cabeza al lado en el que estaba, pensé que lo había convencido.

Pues no.

Comenzó a reírse y estirar nuevamente.

–Aunque debo admitirte que suena muy tentador, me di cuanta que soy un sedentario. No hago nada productivo en la vida y antes de que viviéramos juntos vivía a base de pizzas y ahora vivo a base de tus exquisita y deliciosa, pero engordante comida. Pero lo que más me frustra es que solo me das a mí esa engordante comida, tú comes ensalada–Tomo las llaves del departamento y ahí entendí que no podría convencerlo– No estoy interesado en tener colesterol alto, ya no importa que no hayas elongado. Vamos.

Salió del lugar y yo me quede ahí, sin moverme, hasta que escuche otro grito, un grito de dolor y susto a la vez. Salgo rápidamente, cierro la puerta y veo que la de las escaleras está abierta. Cuando llego a esta me encuentro con Finn tirado 6 escaleras abajo, en el piso, justó con la intención de bajar las otras 6.

–¿Estas bien?– Pregunto burlescamente, ganándome un quejido de su parte.

–Si, solo vamos– Se levanta con el ceño fruncido y se soba el hombro.

–Si no puedes bajar unas simples escaleras, como piensa correr una hora– Me gano otra mirada mortificadora, me ignora y continúa bajando, esta vez sin caerse.

Llegando hasta abajo, el frío recorre todo mi cuerpo, tirito unas veces y por inercia intento entrar en calor con mis manos.

–Vamos, quiero entrar en calor lo antes posible. Mi buzo estaba sucio–Comienza a correr y no tardo en seguirlo.

They're back [Fillie]Where stories live. Discover now