Verdades a medias

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- Mamá tranquilízate... - con preocupación.
- ...Lenita... no puedo respirar... me siento... muy mal. - Dicho lo anterior Inessa se desvaneció en el sofá.
- ¡¡Mamá!!... ¡¡Sergey!! - levantando la cabeza de Inessa con cuidado - ¡¡Yulia!! - Yulia estaba a punto de dormirse cuando el grito de Lena la despertó. Se puso de pie de un salto y bajo corriendo. En ese momento Sergey y Tania entraron corriendo a la sala.
- ¡¿Qué paso Lena?! - acercándose a su madre.
- ¡¡Se desmayó!!... ¡¡dijo que no podía respirar!!
- ¡¡Dios mío!!, ¡¡¿Qué hacemos?!!
- ¡¡Tania llama a un médico!! - le pidió Lena. La chica miro a la pelirroja nerviosa, sin moverse. En ese instante llego Yulia.
- ¡Lena!, ¿Qué paso amor? - acercándose a su esposa.
- No sé, solo se desmayó - empezando a llorar. La pelirroja estaba de verdad muy preocupada, no quería que nada malo le ocurriera a su madre.
- Shhh está bien amor, todo va a estar bien, tranquila - abrazándola brevemente para acercarse a su suegra y constatar que estuviera respirando - ¿ya viene el médico? - empezando a aflojarle la ropa a su suegra.
- Voy a llamarlo - le dijo Lena al ver que Tania no se movía - ¿Sergey cuál es el número del médico? - Pero el chico no se movió, estaba sentado en el suelo a la altura de su madre, llorando.
- ¡¡Sergey reacciona!! - le insistió Lena - ¿Cuál es el número del médico? - Como el chico no se movía, entonces Lena empezó a hojear la libreta de direcciones.
- Hay que traer alcohol, Tania - le dijo la morena. Sin embargo, la chica permanecía estática, sin moverse.
- Yo iré - les dijo Yulia. La morena consiguió el alcohol, cuando regreso, vio que Lena había traído unas compresas, se acercó a Inessa quien aún no reaccionaba. Entonces se fijó que su cuñado estaba prácticamente bañado en lágrimas.
- Sergey - lo llamo Yulia - Sergey - Pero su cuñado estaba en una especie de shock nervioso.
Entre ella y Lena le pusieron alcohol a Inessa en su frente y cuello. De manera que Inessa pudiera oler el líquido y reaccionara, sin embargo, eso no paso.
- Amor, no reacciona - le dijo Yulia a su esposa - ¿ya encontraste el número del médico?
- Aún no, es que no está en la libreta... - empezando a desesperarse. Para ese momento, Crucita también estaba ahí de pie, más o menos comprendía la situación, pero igual que Tania y Sergey no intervenía en nada.
- Sergey - lo llamo Yulia - escúchame, tu madre necesita un médico, ¿Cuál es número? - el chico solo la miraba fijamente, sin decir nada - ¡¡Sergey!!
- ¡¡No podemos llamar a ningún médico!! - les dijo Sergey. Yulia y Lena lo miraron sin entender.
- ¿Por qué no? - Lena lo miraba fijamente.
- ¡¡Porque no tenemos dinero para pagar sus honorarios!! - empezando a llorar.
Ellas lo miraron sorprendidas.
- ¿Cuál es el número? - le insistió Yulia.
- ¡¡Sergey!! - le grito Lena - ¡¡nosotras lo pagaremos!! - Solo hasta que Sergey escucho eso les dio el número del médico.

Minutos más tarde, llego el médico de Inessa, con un asistente. Traían un maletín y varios sueros.
- Nos haremos cargo - mirando a Lena y a Yulia.
- ¿Qué le va a hacer? - pregunto la morena.
- No se preocupe, es una baja de azúcar, estará bien - sacando varias cosas de su maletín, varias jeringas y compresas - es mejor que salgan.
- De ninguna manera - le respondió Lena.
- Es mejor que salgan y nos dejen hacer nuestra labor... - insistió el médico.
- No creo que le estorbemos... - continuo la pelirroja.
- Yo creo que si - mirando a Sergey, quien estaba abrazado a su madre y no dejaba que el asistente del médico la examinara - es mejor que se lo lleven - Ellas se acercaron a Sergey y cómo pudieron lo sacaron de la sala y lo llevaron al recibidor, seguidos de Crucita y de Tania, quien también parecía estar en trance. Luego de sentarlo en un sillón, ellas voltearon a ver la puerta de la sala que estaba cerrada.
- ¿Por qué tanto misterio? - le pregunto Yulia.
- No se amor - acercándose a la puerta. Minutos más tarde, salió el asistente del médico.
- Todo está bien, en un momento podrán pasar a verla - acercándose a Sergey - le pondré un calmante - inyectándole algo en el brazo - se sentirá mejor - Al momento de que inyectaban a Sergey, Tania y Crucita se sentaron al lado del chico.
- Quiero ver a mi mamá - le exigió Lena en tono serio.
- La verán en un momento.
- ¿Por qué no ahora? - lo interrogó Yulia.
- ... - el joven la miro como si no la hubiera escuchado - ¿Quién de ustedes pagara los honorarios del doctor? - les pregunto a ambas.
- Nosotras... - le dijo Yulia. Y antes de que pudiera agregar algo más, el médico salió.
- La señora Inessa se encuentra estable - les dijo - es muy importante y absolutamente necesario que deje de consumir azucares, de lo contrario puede sufrir una crisis que podría incluso terminar en un coma diabético.
- No lo entiendo, ella sigue su dieta... - le dijo Lena.
- Probablemente los consume cuando no se dan cuenta - En ese momento, la morena recordó el incidente de las gomitas de azúcar.
- Bueno - continúo el médico - ya debemos irnos, estos son los medicamentos que debe tomar - dándole la receta a la morena. Él y su asistente recogieron todo su instrumental, Lena subió a su habitación por el dinero y una vez que pagaron sus honorarios el médico y su asistente se retiraron.

Luego pasaron a ver a Inessa, estaba dormida. Lena se acercó despacio y beso su frente, realmente se había preocupado mucho por su madre. No obstante, a los ojos de Yulia, su suegra se veía igual que siempre. Para ese momento, su cuñado, Tania y Crucita también estaban con Inessa.
- Mi amor - murmuro Yulia muy cerca del oído de su esposa - necesito hablar contigo -
Lena asintió a modo de respuesta, Yulia la tomo de la mano y la llevo al recibidor, cerrando la puerta detrás de ella.
- ¿Qué paso Yul?
-Es que aquí están pasando cosas muy raras.
- No te entiendo... - mirándola fijamente.
- ¿No se te hace raro que no tengan dinero para pagarle al doctor?
- Pues no se... igual y Sergey dijo eso por la crisis que tenía.
- No amor, si Tania ni Crucita se movieron cuando les dijiste que llamaran al doctor... además, hay algo que no sabes...
- ¿Algo que no se?
- Es que... cuando baje a buscar el ventilador, Crucita me dijo que estaba en la habitación de tus padres, entonces subí y abrí la puerta sin llamar porque se suponía que tu mamá se iba a ir al Ingenio, pero no fue así, tu mamá estaba sobre la cama atascándose de gomitas de azúcar.
- ¿Que?
- Lo que te estoy diciendo, ella no sigue su dieta y se la pasa comiendo dulces a escondidas.
- Yul, ¿Por qué no me lo dijiste?
- Pues porque ella me dijo que no te lo dijera y prometió no volver a hacerlo.
- ¡Yulia, como le creíste eso!... ¡debiste decírmelo! - empezando a molestarse.
- Te lo estoy diciendo - de forma seria.
- Pero debiste decírmelo antes.
- Igual y no ibas a poder hacer nada, ya se las había comido.
- Aun así. - Estaban en eso cuando Vladimir y su padre llegaron bastante acelerados a la casa.
- ¡¿Dónde está mi mamá?! - Ellas lo ignoraron por completo.
- ¡¡Les estoy hablando!! - completamente rojo.
- Lena ¿dónde está tu madre?
- En la sala papá. - Ellos se dirigieron rápidamente a la sala cerrando la puerta tras ellos y colocándole el pasador. Ellas por supuesto que se dieron cuenta de eso.
- ¡Vaya! - exclamo Yulia - ¿es mi imaginación o tu familia nos excluye de esto? - con sarcasmo.
- No me cambies el tema.
- ¿Cuál tema?
- Debiste decirme lo de las gomitas, ¡es la salud de mi mamá Yulia!
- Sabes que Lena, ese incidente paso hoy, así es que cuanto tiempo te lo oculte, ¿una hora? - mirándola seriamente - ¿o fue menos? - dándose la vuelta para dirigirse a la escalera.
Lena estaba a punto de seguirla, no quería molestarse con Yulia por esa tontería, cuando su padre salió y la llamo.
- Lenita, tu madre quiere verte - La pelirroja suspiro y vio a su esposa dirigirse a su habitación, así que se dirigió a la sala a ver su madre.
En cuanto entro a la sala, Vladimir clavo su mirada sobre ella.
- Ya estarás contenta - le dijo.
Ella lo miro sin responderle. Inessa seguía recostada en el sofá, con los ojos cerrados, Sergey y Tania estaban a su lado y su padre la miraba fijamente.
- ¡Por culpa de "tu esposa" mi mamá casi se muere!
- ¿De que estas hablando?
- De que Yulia sabía que mi mamá tenía las gomitas, ¡ella debió habernos dicho! - Lena se sorprendió un poco con ese comentario, no entendía como Vladimir sabía el incidente de las gomitas.
- Yulia se enteró hace una hora, ¡así que no tienes ningún derecho de culparla!
- ¡Basta los dos! - intervino su padre - ¡dejen de gritar!
- ¡Es que todo esto es culpa de ellas papá!
- ¡Eso no es cierto!
- ¡Claro que lo es!... ¡es más estoy seguro de que Yulia le dio las gomitas!
- ¡Eres un mentiroso!, ¡Yulia jamás haría algo así!
- ¿En serio? - fingiendo sorprenderse - ¿y entonces porque no nos lo dijo?
- ¿Bueno, y tu quien te crees que eres para pedirme explicaciones?
- ¡¡Yo soy quien dirige esta familia!! - gritando fuera de control.
Después de escuchar eso, Lena lo miro sorprendida, luego miro a su padre y vio como este agachaba su mirada, y el resto guardo silencio.
Para ese momento el escándalo era tal, que Yulia bajo a la sala para ver que sucedía.
- Miren quien está aquí - mirando a Yulia - ¡la que puso en riesgo la vida de mi madre! - la morena lo miro fijamente, ella no se dejaba intimidar por su cuñado.
- ¡Eso no es cierto! - la defendió Lena.
- Déjame decirte Yulia, que eres la responsable de lo que le suceda a mi madre - sentencio Vladimir.
- Tu madre no es ninguna invalida - le dijo Yulia - ella sabe perfectamente que comer dulces daña su salud y aun así lo hace, así es que me parece, que deberías de gastar tus energías en hacerla entender que eso no está bien - manteniendo su mirada sobre él.
- No te permito que hables así de mi mamá...
- Tú no eres nadie para permitirme hacer lo que quiera - le dijo bastante molesta.
Vladimir estaba a punto de contestarle algo, pero Inessa sufrió un ataque de tos que llamo la atención de todos.
- ¡Mira lo que ocasionaron! - le grito a Lena.
- ¡Aquí el único culpable eres tú! -
- ¡¡Ya basta!! - les dijo Sergey completamente rojo - Elena, Yulia, por favor retírense - les dijo el padre de Lena.
La pelirroja lo miro sorprendida, era muy raro que él las llamara así.
Entonces Yulia tomo de la mano a su esposa y ambas salieron de la sala para dirigirse a su habitación. Lena iba llorando y Yulia se dio cuenta, la abrazo por un costado y la pelirroja se aferró a ella.

Una vez que llegaron a su habitación, Lena se sentó en la cama, seguía llorando. Yulia se sentó a su lado y su esposa la abrazo. La morena sabía que a Lena le dolía la forma en que su padre le había hablado, así como que el idiota de su cuñado les hubiera gritado y su suegro no hubiera dicho nada.
- Ya paso amor, tranquila - besando tiernamente su frente.
- Perdóname bebé, por haberte tratado así - recostando su cabeza en el hombro de Yulia y aferrándose a su cintura.
- No te preocupes, entiendo que estabas preocupada por tu mamá.
- Si, pero aun así, tu eres mi esposa y te amo, no debí haberte tratado así.
- Ya paso mi amor, ya no llores.
- Es que no puedo creer que todos le crean a Vladimir, no es justo.
- No, no lo es - levantando su cabeza delicadamente para mirarla a los ojos - escucha, si en tu familia están acostumbrados a vivir así, pues qué lástima, pero definitivamente nosotras no tenemos por qué aguantar esta situación - limpiando con sus dedos las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.
- Tienes razón... además, no entiendo como Vladimir se enteró del asunto de las gomitas.
- Fácil, tu mamá les dijo.
- ¿Mi mamá?
- Lenita, tu mamá les contó a su manera, haciéndoles ver que yo le había dado las gomitas y eso no es cierto - Lena miro a Yulia, no creía capaz a su madre de hacer lo que decía su esposa, pero por otro lado, ella confiaba en Yulia, estaba segura de que no le estaba mintiendo.
- ¿Pero a qué hora les dijo? - recordando que Inessa estaba dormida en el sofá cuando ella entró.
- Quizás cuando cerraron la puerta con pasador.
- Yulia, es que esto es grave, están diciendo que tu tuviste la culpa de la crisis que le dio a mi mamá.
- A mí me da lo mismo lo que ellos digan - pasando su mano por la mejilla de Lena - solo me importa lo que tu pienses.
- Yul - besando la palma de su mano - yo solo te creo a ti... jamás serías capaz de hacer algo así - Ellas se besaron brevemente para luego volver a abrazarse. Cuando se separaron se miraron fijamente, volvieron a besarse, de manera profunda.
- Lena - susurrando sobre sus labios - con tu familia en el plan en el que están ya no podemos seguir aquí.
- Es que me voy a sentir mal si nos vamos así - de la misma forma.
- Si pero nosotras ya no podemos hacer nada.
- ¿Y si le pasa algo a mi mamá y yo no estoy aquí?
- Amor, no podemos quedarnos aquí toda la vida.
- Lo se mi cielo, pero es que se lo prometí, ¿me entiendes? - La morena muy a su pesar, sabía que Lena no se iría así nada más.
- ¿Cuánto tiempo más nos quedáremos? - sabiendo que no tenía otra opción.
- Un par de semanas, ¿te parece?
- Si, solo espero que ya no tengamos problemas, porque si me vuelven a acusar Lena, nos vamos - de forma decidida.
- Si amor.

Minutos después, Sergey, el padre de Lena fue a verlas a la habitación. Toco suavemente y Yulia se levantó a abrir la puerta.
- ¿Puedo hablar con ustedes? - desde el marco de la puerta.

MIRADA AZULWhere stories live. Discover now