¿adaptación?

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Yulia y Lena vieron a una chica de aproximadamente veinticinco años, traía una bandeja en las manos de donde había caído el vaso de cristal. Tenía el cabello negro y largo, ojos cafés y tez morena clara, era llenita.
- Lo siento - un poco sonrojada.
- No te preocupes - le dijo Lena - ¿eres Tania? - tratando de reconocerla.
- Si - tímidamente.
- Hola - sonriendo - ¿te acuerdas de mí?
- Si, eres Elena - bajando la voz.
- Así es, y ella es mi esposa Yulia.
- Lo sé - mirando el piso.
- Hola - la saludo Yulia. En realidad, Yulia casi no la recordaba, la había conocido en la semana previa a su boda con Lena, pero apenas y habían cruzado un saludo, porque parecía que Vladimir no la dejaba hablar.
- Hola.- Lena estaba a punto de preguntarle otra cosa, cuando los gritos de Vladimir se escucharon.
- ¡Tania, Tania! - la chica se sobresaltó al escuchar la voz de su esposo - ¡¿en dónde demonios estás?! - subiendo por la escalera. Tania no se movió y Yulia y Lena se miraron un poco sorprendidas. Hasta que Vladimir llegó con ellas. A diferencia de Lena, él era alto, tenía el mismo cabello rojo, pero sus ojos eran completamente verdes.
- ¡¿No escuchas que te estoy hablando?! - alzando la voz.
- Si Vladimir, lo siento - agachando la cabeza.
- ¡Mira que desorden! - refiriéndose a los cristales tirados - ¡¿es que no puedes hacer nada bien?!... ¡no sirves para nada! - Lena y Yulia estaban sorprendidas ante la situación, parecía que Vladimir no las había visto, además no sabían que él tratara así a su esposa. Vieron que la chica se agacho torpemente a recoger los cristales, ante la mirada de Vladimir. Quien, al sentirse observado, giró para ver a Lena y a Yulia.
- ¡Vaya, así es que esta vez no cancelaron!
- La semana pasada, nos fue imposible viajar - le dijo Lena.
- Me imagino - de firma irónica - además, no crean que me importa mucho... esto fue idea de mamá...
- Ya sabemos - le dijo Yulia.
- ¿Cuántos días se van a quedar? - molesto.
- Aún no sabemos - le dijo Lena seria.
- Pues espero que la pasen bien, si es que pueden - en forma de burla - aquí las personas son muy conservadoras...
- Lo tendremos en cuenta - la voz de Yulia era fría, Vladimir tampoco era santo de su devoción.
- Bien -sonriendo - ¡¿Y tú qué esperas?! - refiriéndose a Tania - ¡¿Crees que mi mamá va a esperarte toda la vida para que le lleves la medicina?!
- Ya voy Vladimir - bajando casi corriendo a la cocina por más agua.
- ¡Eres una inútil! - caminando hacía su habitación que estaba a un lado de la de Yulia y Lena.
- ¿Viste eso amor? - Yulia estaba completamente sorprendida.
- Si Yul, y yo pensé que las mujeres sumisas eran del siglo pasado.
- Pues tu hermano se quedó en el siglo pasado, o sea, ¿Cómo es posible que la trate así?
- No sé, pero más bien sería, ¿Cómo es posible que ella lo aguante?
- Si... es como, "pégame pero no me dejes".
- ¿Tú crees? - Yulia se encogió de hombros.
- ¡Ay Lenita!, y tú te quejas de mí - sonriendo.
- ¡Ay mi amor!, me tratas así y yo si me divorcio de ti - también sonriendo.
- Jajaja es broma amor - abrazándola - yo jamás te trataría así...
- Jajaja yo lo se mi amor - besándola brevemente.
- ¿Y sabes por qué? - mirándola fijamente.
- Porque me amas y te amo.
- Si, exactamente por eso - sonriendo.
- ¿Te diste cuenta cuál es su habitación Yul?
- Si, por un lado tendré a mis suegros y por el otro al neurasténico de mi cuñado.
- Jajaja exactamente - besando su nariz. En ese momento, Sergey subió corriendo las escaleras, traía un short y una camiseta, parecía que se acababa de levantar.
- ¡Lena, Yulia!
- ¡Sergey! - al unísono.
- ¡Qué bueno que ya llegaron! - abrazándolas efusivamente.
- Vladimir no opina lo mismo - le dijo Yulia.
- No le hagas caso - bajando la voz - está loco - sonriendo.
- Ya nos dimos cuenta - le dijo Lena.
- Si, vimos cómo trata a su esposa.
- Mmm ya veo, bueno él siempre es así con ella...
- ¿Y papá no le dice nada?
- No, él no se mete...
- Mmm entendemos - le dijo Yulia.
- Me da mucho gusto que estén aquí, ¡nos la vamos a pasar muy bien! - Ellas le sonrieron. Lena siempre se había llevado mejor con Sergey y Yulia había congeniado muy bien con él cuando lo conoció. Sergey, al igual que Vladimir era alto, su cabello era castaño y tenía los ojos verdes.
- ¿Ya recorrieron la casa?
- No, aún no, solo la parte de arriba.
- Pues yo seré su guía Yul, así que no te preocupes, ¿y qué tal el viaje? - mientras bajaban por las escaleras. Tania iba subiendo en ese momento, pero ni siquiera los miró, llevaba la vista en el suelo y la bandeja en las manos.
- Pues - empezó Lena - cansado... y hace calor.
- No hace tanto - sonriendo - se acostumbrarán.
- Claro, tú no vienes de Moscú.
- Pues sí, pero no es tan malo, solo están resintiendo el cambio. - Sergey les mostró el resto de la casa, abajo estaba la sala, el despacho, la cocina, el comedor, medio baño y el recibidor.
- Como verán es grande - refiriéndose a la casa - pero no hemos progresado mucho, con todo el dinero que deja el ingenio deberíamos vivir diferente.
- ¿Y porque no lo hacen?
- Ya sabes como es Vladimir Lena, si papá quiere hacer algún cambio, primero le pregunta a él, si dice si, adelante, si dice no, pues no -sonriendo. Él las condujo al jardín donde se sentaron.
- Les va a gustar Ixtlán del Río.
- ¿Así se llama? - le pregunto Yulia.
- Si, significa "Lugar de obsidiana" o algo así, aunque también se le conoce como Los Toriles ... aquí hay varias zonas arqueológicas, y muchas costumbres - sonriendo.
- ¿Y qué tal la comida?
- ¡Uy cuñada vas a ver!, aunque te diré, aquí la especialidad es la nieve de garrafa...
- ¿Nieve de garrafa? - al unísono.
- Si, así se llama, y no me pregunten porque.
- No lo haremos - negando con la cabeza y sonriendo.
- Entonces aquí Vladimir es la ley - de forma burlona.
- Si Yulia, así es - serio - miren, sino se meten con él, no va a pasar nada - sonriendo.
- Lo tendremos en cuenta.
- Bueno, voy a cambiarme para la comida, mi habitación está del otro lado del pasillo, arriba, por si necesitan algo.
- Gracias Sergey - le dijo Lena.
- ¿Por qué te vas a cambiar?
- Veras Yulia, a Vladimir no le gusta que alguien se siente a la mesa en short - encogiéndose de hombros - ahora bajo.
- ¿Por qué le tienen tanto respeto a Vladimir amor?
- No se Yul, no pensé que vivieran así.
- ¿Vamos por tu mamá?
- Si amor.- Ellas subieron tomadas de la mano hasta la habitación de Inessa. Cuando entraron vieron que Tania estaba sentada en el borde de la cama llorando, mientras Inessa hablaba con ella.
- Pues si Tania, pero ya lo conoces... - mirando hacía la puerta, donde estaban Yulia y Lena.
- Lenita - sonriéndole a su hija.
- Mamá, te ayudamos a bajar.
- Si hija - En eso Tania se disculpó y salió apresuradamente de la habitación.
- ¿Qué le pasa a Tania suegra?
- Pues es que dice que Vladimir la regaño delante de ustedes.
- Uy si mamá, lo hubieras visto, parecía un ogro.
- Mira Lenita, Vladimir siempre ha tenido un carácter muy fuerte...
- ¿Y eso que mamá? - mientras la ayudaba a levantarse.
- Pues que a veces se le pasa la mano, además Tania ya está acostumbrada... mira, ustedes no se preocupen por eso.- Ellas la miraron sorprendidas.
- ¿Lo está justificando suegra?
- No Yulita, pero aquí las cosas así son, ustedes solo diviértanse y pásenla bien -
Entre las dos ayudaron a Inessa a bajar, claro que podía caminar, pero fingía que le costaba trabajo hacerlo.

Una vez que todos se sentaron en el comedor, que tenía espacio para diez personas, ellas se extrañaron de que fuera Vladimir el que ocupará la cabecera de la mesa y no Sergey. De manera, que a la derecha de Vladimir se sentó el padre de Lena, a su derecha, Sergey su hijo menor, a la derecha de esté, Sergey, su nieto, a la izquierda de Vladimir, su madre Inessa, a su izquierda, Tania, a la izquierda de está, el pequeño Alex, por lo que Lena se sentó a la derecha de su sobrino Sergey y Yulia se sentó a su lado en la cabecera. Situación que molestó a Vladimir.
- En esta casa no permitimos que las mujeres se sienten en la otra cabecera - le dijo Vladimir mirando fijamente a Yulia.
- ¿Disculpa? - le dijo Lena incrédula.
- Si, ese asiento no es para las mujeres.
- ¿Entonces donde se supone que me debo sentar? - de forma fría.
- A un lado de Alex.
- Mira Vladimir - Lena estaba seria - Yulia y yo siempre nos sentamos juntas, así es que si a ti no te parece, pues lo sentimos mucho.
- Mira Elena...
- Ya basta Vladimir - intervino su padre - ellas pueden sentarse donde quieran.
- Pero es que papá...
- Ya Vladimir - intervino Inessa - no discutimos en la mesa. - Vladimir ya no insistió, solo se puso rojo del coraje cuando Yulia y Lena le sonrieron burlonamente, así que se desquito con su esposa.
- ¡¿Y tú qué esperas para servirme la comida?!
- Ya voy Vladimir - le dijo la chica mientras se levantaba rápidamente. Tania le sirvió la comida a Vladimir y a sus hijos, Cruz, la señora que les ayudaba en la casa, lo hizo con el resto.
Durante la comida Vladimir se la paso hablando del Ingenio y de sus grandes cualidades para dirigirlo, su padre intervenía de vez en cuando para alabar a su hijo, Inessa tomaba la palabra solo para quejarse de no poder consumir dulces, Sergey y Tania no decían nada, claro que ella estaba a punto de meterse a su plato de tan agachada que estaba, los niños escogiendo la comida de su plato. Y Lena y Yulia solo los miraban de vez en cuando.
- Dime que eres adoptada mi amor - le murmuro Yulia al oído. Lena le golpeo ligeramente la pierna a Yulia y ambas empezaron a reír. En ese momento, todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y las miraron, así que ellas dejaron de reírse.
- ¿Cuál es el chiste? - les pregunto molesto Vladimir, por haber interrumpido su monologo de éxitos.
- Ninguno - le respondió Yulia mirándolo fijamente - ¿verdad mi amor? - mirando a Lena dulcemente, ante la sonrisa de sus suegros y la cara de fastidio de Vladimir.
- Si mi amor - acercándose para besar a Yulia. Ellas se besaron brevemente y Vladimir estaba a punto de levantarse de la mesa, totalmente indignado, pero su padre lo detuvo.
- Ya siéntate Vladimir, y deja en paz a tu hermana y a Yulia que es su esposa - Vladimir ya no dijo nada, sabía que discutir con su padre sobre el matrimonio de Lena era una batalla perdida, quizás la única que perdería con su padre.
Así que la comida transcurrió igual, Lena dándole de comer en la boca a Yulia y viceversa ante la mirada molesta de Vladimir, que lejos de comer, se concentraba en mirarlas, mientras su cara se tornaba de un color rojo, y cuando ya no aguantaba más se dio cuenta de que sus dos hijos, tenían más de la mitad de la comida fuera del plato y Alex le sonreía a su tía Lena y a Yulia.
- ¿Qué están haciendo? - ante esta pregunta los dos niños lo miraron estáticos, parecía como si de repente se hubieran quedado sin movilidad - ¡¿Qué no se les ha enseñado a comer bien?!... ¡no es posible, siempre es lo mismo con ustedes! - Ante sus gritos, los dos empezaron a llorar. Todos siguieron comiendo como si nada, solo Lena y Yulia estaban sorprendidas mirando a Vladimir.
- ¡¡Pero todo esto es tu culpa!! - mirando a Tania - ¡¡tú los educaste así, siempre pegados a tus faldas, por eso lloran como un par de niñas!! - golpeando la mesa con la mano.
- Vladimir por favor - le dijo Inessa.
- No mamá, ¡es que en esta casa ya no hay educación!... ¡¡Tania a malcriado a mis hijos!!
- Inessa - le dijo su esposo - no intervengas - Lena miro a Yulia y la morena tomo su mano por debajo de la mesa. Los dos niños aún seguían llorando.
- Y ahora, para que se les quite esa manía de escoger la comida, ¡se comerán dos platos de lo mismo!, ¡¡¡en este momento!!! - mirando a Tania - ¡¡sírveles, a ver si para eso eres buena!!... ¡¡y no se van a levantar hasta que hayan terminado!! - Los niños aún lloraban y Lena estaba a punto de decirle algo a Vladimir, pero Yulia la detuvo apretando su mano, cuando Lena la miro, la morena negó con la cabeza.
Así que todos terminaron de comer, solo los dos niños se quedaron sentados, con sus respectivos platos frente a ellos.

- Lenita, ¿Por qué no van con tu hermano Sergey a dar una vuelta? - todos, excepto Vladimir que se había ido al Ingenio, estaban en la sala.
- No gracias mamá - seria.
- ¿Te paso algo Lenita? - le pregunto su padre.
- No es nada suegro, estamos cansadas por el viaje...
- Bueno, entonces descansen... - les dijo Inessa.
- Eso haremos, vamos amor - Yulia le extendió la mano a Lena, la pelirroja la tomo y así subieron a su habitación.

Una vez en su habitación, ellas se sentaron en la cama.
- ¿Qué tienes bebé? - abrazando a Lena por un costado.
- Estoy sorprendida... ¿viste como los trata?

MIRADA AZULWhere stories live. Discover now