Noche de lluvia

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A Veces El Amor Más Intenso Es Aquel Que Se Oculta Detrás Del Silencio Más Profundo...

Ellas pasaron el resto de la tarde en su habitación, hasta que llegó la hora de la cena. En ese momento Yulia despertó, se fijó que Lena estaba dormida y abrazada a su cintura. La ventana estaba abierta y la brisa que se colaba a través de esta movía las cortinas ligeramente, la habitación estaba a oscuras, solo se distinguían las siluetas de algunas cosas, y por debajo de la puerta se colaba una raya de luz proveniente del pasillo. Despacio se volvió hacía Lena y rozó sus labios con los de su esposa. Ese contacto fue suficiente para que la pelirroja despierte.
- Despertaste - le dijo abrazando más a Yulia.
- ¿Pensaste que iba a dormir eternamente? - delineando con su dedo medio de la mano derecha los labios de la pelirroja.
- Pues parecía - besando sus dedos.
- Pues no - sonriendo - ya desperté.
- Si mi amor - sonriendo también - ¿Dormiste bien? - acariciando su abdomen por debajo de la blusa de Yulia.
- Si, porque te quedaste conmigo todo el tiempo - abrazando más a Lena.
- ¿Cómo sabes que fue todo el tiempo?
- Porque sé que tú no me hubieras dejado aquí sola.
- Así es amor, no te deje sola - acercándose para besarla, primero de forma dulce, para después besarla con más pasión. Yulia interrumpió el beso y se puso de pie de un salto.
- ¿A dónde vas? - mientras se sentaba en la cama.
- A asegurarme que nadie trate de entrar otra vez - mientras le ponía el pasador a la puerta.
- Bueno, aprendes rápido amor.
- ¿Tú crees? - sonriendo y acercándose a la cama.
- Mmm... no sé, para algunas cosas eres muy lenta... - arrodillándose sobre la cama.
- ¿En serio? - poniéndose de rodillas frente a Lena.
- Si - sonriendo también. Yulia se acercó a ella y la beso, mientras Lena la abrazaba fuertemente. Despacio Yulia la fue venciendo sobre la cama, apoyando su mano derecha sobre la misma, y con su brazo izquierdo abrazo a Lena, para recostarla muy lentamente.
- Te amo - le dijo Lena sobre sus labios, una vez que estuvo recostada.
- Lo sé - de la misma forma, colocándose encima de ella - yo también te amo... muchísimo -
Volvieron a besarse, mientras las manos de Yulia acariciaban su cadera por encima de la ropa. Se desnudaron rápidamente, tratando de no dejar de besarse.
La noche fue testigo una vez más de su amor, de su entrega sin condiciones... el aire se llenó de sus respiraciones entrecortadas, y de un sentimiento muy profundo, tan profundo que solo aquellas personas que han amado de verdad lo entienden, es en ese instante cuando las emociones se pueden tocar con las manos y se sienten con el corazón...así, sin introducciones, ni música de violines desbordando los cielos, ni escribanos leyendo poesía... porque esas notas están dentro de sus labios... haciéndose notar con cada toque de sus manos, con cada contacto que hace que un "te amo" se vuelva la expresión más pura de amor que se pueden decir dos personas en ese momento... así, sin condiciones.

Cuando el sol del nuevo día se coló por la ventana. Ellas aún permanecían dormidas, hasta que el sonido de la puerta hizo que Yulia se levantará, rápidamente para que Lena no despertara. Se vistió y cubrió a Lena con la sabana, abrió la puerta y se encontró con su suegra.
- Buenos días Yulita - con una sonrisa.
- Buenos días, pensé que el médico le había recetado reposo... - sin dejarla pasar a la habitación.
- Si, un poco, pero es que ayer no bajaron a cenar... - mirando a Lena dormida - así es que vine a decirles personalmente que nos gustaría que nos acompañaran a desayunar.
- No era necesario, o sea, ayer no bajamos porque no teníamos hambre, en cuanto Lena se despierte bajamos - mirándola fijamente.
- ¿Por qué Lenita aún no se despierta? - mirando con curiosidad a su hija y tratando de pasar, solo que la morena no se movió de la puerta.
- Hoy tiene sueño - de forma seria y encogiéndose de hombros.
- Esta bien Yulita, las esperamos entonces - dando media vuelta para irse.
La morena cerró la puerta con cara de fastidio, sus suegros se le empezaban a ser demasiado falsos, nunca los había sentido así, aunque realmente nunca habían convivido tantos días juntos, además sus ojos su suegra se veía bastante mejorada para haber sufrido una crisis el día anterior. Pensaba en eso, mientras se sentaba sobre la cama, se metió debajo de la sabana y abrazo a su esposa. Pasaron 14 minutos y la pelirroja despertó.
- Hola bebé - le dijo la morena besando su mentón.
- Hola amor.
- ¿Dormiste bien?
- Si, muy bien - sonriendo.
- Hace un momento vino tu mamá.
- ¿Si? - colocándose encima de ella - ¿y que te dijo? - quitando un mechón de los ojos azules de Yulia.
- Que nos esperan a desayunar - acariciando la espalda desnuda de Lena - que ayer no bajamos y por eso vino personalmente a decirnos.
- Mmm - recostándose sobre su pecho - ¿y cómo la viste?
- Yo la vi muy bien, para haber tenido una crisis ayer - pasando sus manos por la cintura de la pelirroja - se ve bastante mejor.
- Me preocupa que no se cuide... que este comiendo los dulces a escondidas.
- Pues si amor, es que tu mamá se parece a esos ancianitos que hay que andar cuidando.
- Pero no fuera tu mamá, ¿verdad?
- Tu suegra no se comporta así.
- Eso dices tú.
- Porque así es.
- Si mamá sigue así puede enfermarse peor.
- Ella va a estar bien, no te preocupes... o sea, antes se las arreglaban bien, cuando nos marchemos lo volverán a hacer.
- Eso espero. - Pasaron unos minutos en silencio, Yulia pasando sus manos por la espalda de Lena y está aún recostada sobre su pecho, ninguna decía nada.
- Lena.
- Dime bebé.
- Pensé que te habías vuelto a dormir.
- No, estaba pensando.
- ¿En lo mismo?
- Más o menos - levantándose un poco apoyándose en sus brazos para mirar a Yulia, - ayer, mientras dormías vino mi hermano Sergey.
- ¿Y qué te dijo?
- Primero me dijo que mamá les dijo la verdad, que la sorprendiste comiendo las gomitas y se las quitaste.
- ¿Entonces de donde saco Vladimir que yo se las di?
- Lo invento, porque según Sergey mamá no les dijo eso.
- Mmm, ¿y que más te dijo?
- No vas a creerlo, me dijo que Vladimir administra todo el dinero y solo les da una mensualidad a mis papás, y como ya es fin de mes pues ya no tenían dinero para pagarle al médico.
- Increíble - sorprendida.
- Yo no lo podía creer, y luego Sergey me salió con que las cosas siempre han sido así, que Vladimir tiene la "fuerza" para sacar adelante el Ingenio y tonterías de ese tipo, ¿te das cuenta?
- Vaya, yo pensé que Sergey no toleraba a Vladimir.
- Lo mismo le dije, y me dijo que nosotras no los conocíamos bien.
- Pues al parecer no los conocemos nada, o sea, ¿Quién se iba a imaginar todo esto?... ¿tus padres tienen una mensualidad? - incrédula.
- Como lo escuchas, y ya luego le pregunte por Tania y podría jurar que se puso nervioso, es más le dio fin a la conversación.
- Todo esto es muy extraño.
- Si, según él se lleva bien con Tania al igual que contigo.
- Jajaja si claro, solo que yo no voy con él a los cañaverales, eso le hubieras dicho.
- Jajaja se infarta.
- No se amor, yo lo veo de la siguiente manera, Sergey y Tania tienen una relación, quizás tus papás ya lo notaron y se hacen que la Virgen les habla, Vladimir esta tan metido en lo del Ingenio el muy ambicioso, así que Sergey le está bajando a su mujer y no se da cuenta.
- ¿Tú crees?
- Si, y cuando el neurasténico de Vladimir se entere los va a matar.
- Si, está completamente desquiciado.
- Yo no sé cómo no se ha dado cuenta, son más que obvios.
- ¿Y si ya lo sabe?
- Y si lo sabe, ¿Por qué lo permitiría? - Lena se encogió de hombros - no, así como es Vladimir, el jamás pasaría por alto una ofensa como esta, no, él no sabe nada.
- ¿Desde cuándo crees que tienen "esa" relación Sergey y Tania?
- No lo sé, pero así como están las cosas no dudes ni tantito que nuestros queridos sobrinitos o al menos el pequeño no sea hijo de Vladimir.
- ¡¿Tú crees?!
- O sea, amor, tu familia es muy extraña.
- Es que... no sé, Sergey le tiene miedo a Vladimir, ¿porque se arriesgaría tanto?
- Tal vez de verdad ama a Tania, o tal vez, es su manera de vengarse de Vladimir.
- Tal vez. -En ese instante tocaron a la puerta, era el padre de Lena.
- Lenita, Yulita, el desayuno ya está servido, las estamos esperando - les dijo del otro lado de la puerta.
- Gracias papá, ya vamos.
- Esta bien - retirándose.
- Vamos amor - le dijo Lena.
- Si amor - con resignación. Ellas se levantaron y se ducharon rápidamente, esta vez sí secaron el baño, ya no quería meterse en problemas, se alistaron y bajaron tomadas de la mano.

Cuando llegaron estaban todos excepto Vladimir sentados en la mesa, ninguno había probado su plato, las estaban esperando.
- Buenos días - saludaron ellas al mismo tiempo.
- Buenos días - les respondieron todos, incluidos los niños quienes les dieron su mejor sonrisa.
Ellas ocuparon sus lugares de siempre.
- Ahora si podemos empezar - les dijo el padre de Lena.
- Papá, no era necesario que nos esperarán.
- Claro que si Lenita, ustedes están de visita, y queremos que tengan una estancia agradable - mirando a Yulia.
- Gracias papá. - El desayuno transcurrió lento para Yulia, con Inessa hablando sobre lo feliz que estaba de que Lena estuviera con ella unos días, y cuando toco el tema de que ya pronto se irían sus ojos se llenaron de lágrimas.
- Ya mujer - le dijo su esposo - tranquilízate, sabíamos que ellas se tenían que ir algún día - mirando a Yulia, quien no dijo nada pero le sostuvo la mirada.
- Si, pero es tan difícil - limpiando sus lágrimas con una servilleta.
Entonces Lena se levantó y se dirigió hasta su madre, la abrazo y beso su mejilla para después murmurarle:
- Ya no pienses en eso mamá.
- Es que es inevitable Lenita, yo no quisiera que te fueras - también murmurando.
- Ya no te preocupes, aún no nos vamos, ¿está bien? - Inessa asintió mientras volvía a abrazar a su hija. Yulia solo miro la escena, para la morena algo no cuadraba, o más bien sería que ella ya no les creía del todo a sus suegros.
Al final del desayuno, Yulia tenía la intención de ir a dar una vuelta con su esposa, estaba a punto de decirle, pero Inessa se le adelanto.
- Lenita, quiero que pasemos más tiempo juntas - sonriendo - así es que hoy te voy a enseñar a hacer un platillo típico de la cocina mexicana, para que se lo puedas preparar a Yulita en Moscú.
- Esta bien mamá - sonriendo, ante la nueva actitud de Inessa - ¿nos acompañas amor?
- No mi amor, voy a ir a recostarme un momento.
- Yulita, pasas mucho tiempo recostada - la regaño Inessa, ante la mirada sorprendida de la morena.
- Claro que no mamá - le dijo Lena - además, son las vacaciones de Yul, es mejor que descanse.
- ¿Por qué no vas a conocer el Ingenio? - insistió Inessa.
- No me gustan las maquinas ni el ruido - le dijo Yulia de forma tranquila, aunque ya se estaba molestando.
- Entonces deberías jugar con los niños - mirando que los pequeños traían un juego de mesa en las manos.
- Mamá no insistas, déjala que descanse - diciendo eso porque había notado la leve molestia de su esposa.
- Como quieras Lenita - Todos se levantaron de la mesa y se fueron a hacer sus labores.
- En cuanto termine en la cocina voy contigo bebé - le dijo Lena al oído.
- Si amor, no te tardes - abrazándola ante la mirada de Inessa, que aún seguía en el comedor - yo quería que fuéramos a dar una vuelta... - en un murmullo en su oído.
- Vamos más tarde - pasando sus dedos entre sus cabellos.
- OK - besando su cuello rápidamente - te veo después.
- Si amor - besando sus labios dulcemente.
Yulia se fue a recostar a su habitación, pensando que se iba a aburrir como una ostra sin Lena y en el comedor solo se quedaron Inessa y su hija.
- Lenita, si no quieres separarte de Yulita, podemos dejar esto para otra ocasión.
- No mamá, se trata de que pasemos tiempo juntas también - sonriendo.

Ellas se dirigieron a la cocina, donde se encontraba Crucita, quien también les ayudaría a preparar la comida.
- ¿Y qué me vas a enseñar mamá? - mientras se sentaba en la barra.
- Es un platillo típico mexicano, chiles en nogada - con una sonrisa - es además lo que vamos a comer hoy.
- Bueno, espero que Yul le guste.
- Le va a encantar Lenita, te lo aseguro - manteniendo su sonrisa.
Las tres mujeres empezaron, claro que la pelirroja no tenía ni idea de cómo hacer eso, pero Inessa y Crucita demostraron ser excelentes en el arte culinario. La verdadera sorpresa se la llevo Lena al ver la cantidad de semillas que tenían los chiles.
- Mamá, no creo que Yul pueda comer eso, por lo de su estómago.
- No te preocupes Lenita, el de Yulita tú lo vas a preparar y le vas a quitar todas las semillas, de esta forma - mostrándole - así no le va a hacer daño, igual que el tuyo, ese lo voy a preparar yo - sonriendo - y al resto pues nos gusta el picante así que le vamos a dejar la mayoría de las semillas.
- Si mamá, así no le va a hacer daño.

Mientras en su habitación Yulia daba vueltas en la cama, quería bajar a ver a Lena, pero sin duda la pondrían hacer algo y ella no sabía nada de la cocina. Se levantó y miro a través de la ventana, no había nadie abajo.
En la cocina Lena se esforzaba por aprender, le gustaba la cocina y es que Yulia no sabía hacer nada, sin embargo ese nunca había sido un problema entre ellas.
- Y dime Lenita, ¿Cómo te llevas con los padres de Yulita? - le pregunto su madre.
- Muy bien mamá, los visitamos a menudo, son personas muy agradables.
- ¿Por qué a ellos si los visitan a menudo?
- Pues porque ellos viven en Moscú y ustedes del otro lado del océano - sonriendo.
- ¿Con que frecuencia los visitan?
- Pues comemos con ellos una vez al mes.
- ¿Y Yulita se lleva bien con ellos?
- Si, es su única hija y pues ellos la adoran.
- ¿Y a ti como te tratan Lenita?
- Muy bien mamá, fíjate que al principio, cuando Yul y yo nos casamos eran muy fríos, pero con el paso del tiempo la relación cambio y ahora nos llevamos muy bien.
- Es que no se Lenita, tal vez es de familia, a veces me da la impresión de que Yulia es algo fría también.
- No mamá, Yulia es muy linda, tierna, muy expresiva - sonriendo - amable, responsable... - Lena siguió describiendo a su esposa, mientras Inessa miraba hacia otro lado fastidiada - la amo mamá - sonriendo.
- Si, ya nos dimos cuenta... Y dime Lenita, ¿no han pensado en tener hijos?
- En realidad sí, es solo que aún no queremos hacerlo, nos gusta pasar el tiempo juntas, solas... o sea, si queremos tenerlos algún día, pero por el momento seguimos nuestra luna de miel.
- Es mejor que se conozcan bien antes de eso.
- Ya nos conocemos mamá, es solo que queremos seguir disfrutando nuestro matrimonio sin hijos.
- Claro Lenita - sonriendo - pero no dejen pasar mucho tiempo.
- Quizás en un par de años, algo así.
- ¿Esa es una decisión que tomo solo Yulita? - con cierta cautela.
- Claro que no, Yulia y yo tomamos las decisiones juntas, por muy simples que parezcan.
- Esa es la base de un buen matrimonio Lenita.
- Si mamá, Yulia y yo somos un matrimonio muy feliz, claro que tenemos nuestros problemas como cualquier pareja, pero siempre los solucionamos.
- Me alegro Lenita.

Yulia estaba acostada con los pies en la cabecera contemplando el techo, cuando tocaron la puerta, pensó que era Lena así que se levantó corriendo abrir.
- Esta abierto amor - abriendo la puerta y desilusionándose al ver a su cuñado Sergey del otro lado.
- Creo que no soy quien esperabas - sonriendo.
- Pensé que era Lena - dejándolo pasar.
- Esta en la cocina con mamá, y Crucita.
- ¿No trabajaste hoy en el Ingenio?
- No, ya no trabajo ahí, Vladimir me perdono y ahora puedo estar en la casa otra vez - sonriendo.
- Genial - sin el mayor asomo de emoción, mientras se sentaba sobre el tocador.
- Disculpa que te venga a molestar, pero es que papá está en su habitación y me pidió que le llevará el ventilador.
- ¿El ventilador?
- Si, me dijo que ustedes lo tenían.
- Ah sí, bueno... - recordando lo que le había sucedido al ventilador - es que tuvimos un pequeño accidente y se rompió - sonriendo.
- ¡¿Que?!
- No te preocupes, les compraremos otro o se los pagaremos, como sea - encogiéndose de hombros.
- Bueno, es que era el único que teníamos.
- Por eso, dime donde venden esos aparatos y les traeremos otro.
- Le diré a papá y que él les diga.
- Como quieras.
- Bueno, con permiso - saliendo y cerrando la puerta.
La morena había sido muy cortante con su cuñado, y es que ella ya no confiaba en nadie de su familia política.

Exactamente a las dos y media de la tarde, la comida estuvo lista.
- ¡Terminamos! - exclamo Inessa.
- Pues si es algo tardado mamá - refiriéndose a la elaboración del platillo y lavándose las manos.
- Pues si señora, pero va a ver que a su esposa le va a gustar - le dijo Crucita.
Lena le sonrió, casi no hablaba con la mujer por su problema de oído, sin embargo, le parecía una ancianita muy agradable.
- Bueno mamá, voy a ver a Yulia y bajamos a comer.
- Si Lenita, nosotras pondremos la mesa.
- Les puedo ayudar.
- No hija - continuo - ver por Yulita.
- OK, este es el plato de Yul mamá, es el que no tiene picante - colocando el plato sobre la barra.
- Si Lenita, Crucita los llevará.

La pelirroja se dirigió a su habitación, cuando entro vio a Yulia recostada en el suelo, mirando el techo todavía, el cabello revuelto y los pies arriba de la cama que todavía estaba sin tender. Se había puesto un pequeño short negro y una camiseta blanca y estaba descalza.
- Amor ¿qué estás haciendo en el suelo? - mientras se sentaba en la cama y la miraba con atención.
- ¡Vaya regresaste! - sin dejar de mirar el techo.
- Mmm, mi bebé está molesta - sonriendo.
- Dejaste a tu bebé, o sea yo, abandonada TODA la mañana y ¿sugieres que estoy molesta? - mirándola.
- Mmm yo no lo diría así - acariciando sus piernas suavemente.
- ¿Cómo lo dirías?
- Que efectivamente deje a mi bebé TODA la mañana porque estaba aprendiendo a hacer un platillo que te va a gustar mucho -
- Eso no es suficiente - mirando el techo nuevamente.
- ¿En serio? - aun sonriendo.

MIRADA AZULWhere stories live. Discover now