Hundido entre sus pensamientos sobre su épica odisea romántica, Jean estaba muy distraído, tan distraído que estaba inmerso en otro mundo, un mundo distinto y tranquilo, donde el podía estar con Mikasa y era libre de Eren, libre de los titanes y todos los demás obstáculos que no permitiesen que él amara a Mikasa, como si fuese la reina de sus sueños.
--Jean, Jean, ¡Jeaaaaaaaaaaan!!!!-gritaba molesta Sasha, la compañera de guardia de Jean.
--Sasha, no hagas tanto escandalo, pensaran que somos atacados o algo así-respondía Jean, aun aturdido por sus pensamientos.
--Jean, estoy aburrida, además, ya paso mucho tiempo desde que vimos al titán bestia o a Reiner cerca de aquí-decía la castaña, haciendo un puchero.
--Tienes razón, mejor dime ¿Qué tal tu día?.
--Mejor que tu día con Mikasa-decia la chica patata con malicia, ya que estaba enterada de ese acontecimiento, no por nada era de las mejores amigas de Jean.
--¿Cómo supiste eso?-dijo Jean mientras se le enrojecía la cara-seguro me espiabas como lo haces con Connie-añadió con picardía y fingiendo molestia.
--Jajá, ni que me gustaran los caballos del establo Kirschtein- pronunciaba en tono juguetón-pero como eres mi amigo no deberías de extrañarte que me moleste que lo sepa por bocas ajenas-decía ya mas celosa Sasha.
--Pero si recién te lo iba a decir, no hay nadie más indicada que tú para aconsejarme sobre estas cosas-decía con un tono entre triste y preocupado.
--No te hizo caso de nuevo, ¿o me equivoco?-hablaba ya mas amistosa-venga, saca esa cara de filosofo, te partiré la mitad de este pan que robe de la cocina.
--Gracias, tu si sabes como hacerme sentir mejor, y respondiendo a tu pregunta, no te equivocas, ese maldito suicida me roba la atención, pero fue extrañamente mas amistosa conmigo-se quejaba como lo hace un niño ofendido.
--Tranquilo, por lo menos intentas que ella se fije mas en ti que en Eren, además si te trata mejor que antes, es que algún progreso ya hiciste.
Esa frase ultima de Sasha mejoró el semblante de Jean, y volvio a pensar que tendría oportunidad contra Jager.
--Sasha, dime, ¿aun sigues siendo amiga de Mikasa?-hablaba con esperanza-dame tus consejos Sasha-añadió.
--Si, pero ella, no es una gran conversadora que digamos, si habla, habla de Eren o habla de como matar a un titán-decía con algo de celos.
--¿Qué cosas habla del imbécil con complejo de titán suicida?-pronunciaba con rabia y celos, seguro pensaba que la azabache se la pasaba alabando a Eren.
--No te diré nada, se lo prometí a Mika, ni pienses en sobornarme, tengo principios-decía seria, con un aura de orgullo-pero como eres mi amigo, te doy la triste información de que no habla de ti-decía con una tranquilidad envidiable.
--Esta bien-se sintió derrotado por su rival en el amor.
--Toma-partió el pan a la mitad como dijo.
--Gracias
Una vez terminó el turno de ambos legionarios, se dirigieron a sus respectivos dormitorios, Jean se encontraba aún pensativo, se preguntaba que sería de el si no se hubiera enlistado en el ejercito, si alguna vez el tendría el corazón de Mikasa, pero una cama acolchada lo sacó de sus dudas existenciales, y lo mandó al mundo de los sueños, donde él era feliz y libre de todo lo que odiaba.
Sasha en su camino a su dormitorio que compartía con Mikasa, se encontró con una escena nada agradable, Erwin llevando a un Levi ebrio, al parecer el día libre que tendría lo mando al calor de una taberna una noche antes, Erwin vio a Sasha y esta buscaba explicaciones, eso lo entendió el líder sobrio.
--Señorita, nosotros también somos humanos-dijo algo triste.
--…-se quedó petrificada en silencio, al ver al hombre más fuerte de la humanidad en plena debilidad, siendo ayudado por su líder, ella pensaba sobre que es lo que le sucedió a Levi, seria algún otro enamorado dolido, o simplemente la pasó bien y honro a sus ancestros.
Sus dudas fueron diluidas por un sueño que encontró en su dormitorio, en su acolchada cama.
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En Silencio
RomanceJean tratara de conquistar el corazon de su Dulcinea, haciendola olvidar al suicida, pero, para lograrlo no habra un camino facil. Todos los personajes pertenecen a H. Isayama. Todos los creditos de la portada a su dueño.