Capitulo 26: Esperanza y pesimismo

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Annie había partido al “hospital de titanes” de la ciudad del norte del muro Rose debido a su falta de contacto con sus antecesores, cosa que Eren y Berthold estaban sufriendo en exceso. Los científicos marleyanos de aquella institución estaban desarrollando una teoría y su respectiva experimentación sobre cómo erradicar esas memorias, al menos temporalmente; actualmente Berthold estaba con una medicación experimental, en pocas palabras, el poseedor del poder del Titán Colosal era el sujeto de pruebas de dicho experimento.

Berthold tomaba esas píldoras como si fuesen aquellos dulces masticables que dan en las ferias, en su estadía en el recinto titánico de Nedlay, Annie preocupada lo veía charlar con Eren después de que tanto el alto como el Jeager menor se quedasen viendo un punto fijo en el vacío, y a veces tener un cambio radical de humor en cualquiera de los dos titanes que ya se había hecho habitual en ambos.

--Deberías liberarla, ¿Por qué no lo haces?-preguntó Berthold llorando en uno de esos repentinos cambios de humor.

--Ella creo que ya es libre pedazo de onagro, ayer, antes de venir aquí creo que… que hice que rompiera el vínculo-respondió Eren tranquilo y desganado, mirando a la pared como si hubiese algo.

--¿Qué esputos hiciste ahora Krug… Eren?-volvió a interrogar ahora más calmado-si en verdad lo hiciste, espero que no pienses invadir antes de tiempo cierto lugar como nos contaste a Zeke y a mi anoche-finalizó con una sonrisa socarrona en la cara, una sonrisa que Annie había visto solo en sus memorias lejanas-podría ser contraproducente a nuestros asuntos y negocios con la nobleza de Erdia y Oriente-añadió con un tono de maldad y avaricia que probablemente era influencia de sus antecesores.

--No estoy tan desquiciado como tus antecesores o los míos, a Mikasa le dije, le dije en broma que olvide el día que la salvé… y ella me miró raro, creo que se lo tomó literalmente-el titánico comprometido sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió-no pensé en lo que dije, solo, solo bromee ante lo ladilla que puede ser ella, aunque  ayer  por la noche le mandé una carta disculpándome por la broma pesada, solo espero que no arruine los planes-terminó dándole una calada a su pitillo.

--Eres un idiota igual que ese tal Búho anterior a ti-Berthold le robó el cigarrillo a Jeager para darle una calada-,  Zeke me habló de ese pedazo de estulto, en la memoria de mis antecesores también he escuchado ese nombre, te recomiendo que no sigas sus métodos, no vivirás para ver tus planes hechos realidad y morirás joven sin ver un solo pedazo de oriente conquista…

La interrupción a la conversación se produjo porque Annie se acercó al Jeager menor y le propinó un gran puñetazo de esos que son nitroglicerina pura en la cara, el golpe fue tan potente que le abrió una gran cortada en el pómulo izquierdo a Eren, haciendo que esa herida empiece a echar su característico vapor sinónimo de la regeneración. “¡Tu no eres el Eren Jeager que yo conocía!, ¡y tu Berth, puedes irte a la reverenda mierda al lado de los Tybur y los padres de Historia”, fue lo último que escuchó el agredido mientras la joven de cabellos rubios se marchaba de la sala con lágrimas en los ojos, aparentemente, ella había escuchado toda la conversación.

--¿Qué mierda le pasa?-preguntó Eren recuperándose del golpe.

--No tengo idea, pero que aún le caigas bien no creo sea-contestó Berthold.

El alto dejó a Jeager en esa habitación y siguió a su querida amiga hasta su dormitorio, el cual estaba cerrado con llave, Berthold entonces decidió volver a tomar su medicación antes de golpear la puerta.

--Annie, ¿Qué es lo que ocurre?-preguntó de forma amable mientras se sentaba en el piso, apoyando su espalda a la puerta.

--No me jodas Berth, ¿Por qué no me hablaste de esa mierda de los Ackerman y el plan de Jeager?, ¿Por qué tienen que comportarse como esos políticos ineptos de Mare?-gritó decepcionada de su amigo.

--Annie lo de los Ackerman recién me acabo de entear, lo segundo que preguntas, no lo se, lo siento-contestó el alto, tomando conciencia sobre sus acciones.

--Me decepcionas Berth, eres mi amigo casi mi hermano, pero no puedo creer que te comportes como las familias de los imbéciles que comimos antes de nosotros, maquinando planes raros y esas cosas-se escuchó el sonido de un pañuelo al ser usado del lado de Annie-, me decepciona Eren porque ha cambiado para mal, se comporta como uno de los aristócratas de Mare o del Medio Oriente, que arreglan bodas por beneficios y conquistas, espero… espero que Mikasa cancele la boda con ese pelmazo de pacotilla, qué pasa con ustedes dos, parecen otras personas y no ustedes mismos-terminó de hablar más calmada desde el otro lado de la puerta.

--Yo…-el alto no sabia que decir.

Mientras tanto en la ciudad de Trost.

Jean se encontraba en los cuarteles de la Legión de Reconocimiento, terminando su rutinario día y reflexionando el mensaje que Annie le dejó. Como se hizo costumbre desde que Hitch se retiró del ejército y Mikasa había hecho público su compromiso, Jean cenaba con Sasha en el restaurante “El sartén de Nicolo” de Nicolo, aquel prisionero y cocinero marleyano que se quedó en Paradise y que últimamente se había hecho muy, repito muy cercano con Sasha, y que debido a esa relación de amistad, la exquisita comida era completamente gratis allí.

Jean ingresó al recinto gastronómico como siempre, pero aquella velada había algo fuera de lugar, para empezar hace algunas horas antes Sasha lo obligó a vestirse de civil, en el recinto gastronómico todas las mesas estaban vacías, también se notaba la ausencia de los camareros atendiendo amable y pacientemente a los comensales, solo se encontraba Sasha y una mujer frente a ella en la mesa que siempre compartía con Jean. Esa persona era la dama de hipnóticos ojos grises que contraería nupcias con el héroe titán, aquella presencia hizo que las palabras escritas de Leonhardt influenciaran el actuar del joven militar. Saludó a la cazadora y a su acompañante como acostumbra hacer, ordenó el plato especial del día y se puso a escuchar la trivial tertulia de las dos damas presentes mientras bebían algo de jugo de uvas. La voraz chica patata se despidió de sus amistades ni bien Nicolo abrió la puerta de la cocina dejando salir a dos camareros que llevaban los platillos que fueron ordenados, para luego marcharse a la cocina a hablar con el chef extranjero que curiosamente vestía un atuendo diferente a su uniforme de cocina, se podría decir que esperaba a Sasha.

La ausencia de la chica patata era acompañada por la notable falta de sonido entre Jean y Mikasa, aquel ambiente era de verdadera incomodidad, la mujer de cabellos color noche jugaba con su comida evitando hacer contacto visual con su antiguo compañero de la legión. El joven militar solo expulsaba el sonido de su suave respiración, el sonido de los cubiertos y simultáneamente observaba a en la lejanía una cartilla de digestivos y postres, la voz de Mikasa sacó al joven héroe de guerra del trance que dicha cartilla le provocaba.

--¿Quién te hizo esa cortada en la ceja?-preguntaba Mikasa tímida, viendo a los ojos  de Jean.

--Digamos que me metí en problemas en tu anuncio de compromiso-contestó Jean sobándose la sutura.

--Supongo que es cierto lo que Sasha me dijo-la azabache hizo referencia al incidente de identificación errónea de Jean.

--¿Qué fue lo que te contó mi.. mi entrometida amiga?-preguntó con el nerviosismo muy diferente al que normalmente sentía desde sus días en la tropa de reclutas.

--Que Annie te golpeó porque van a tener un…

--Eso no es del todo cierto, Annie y yo no somos nada ni tenemos nada en común-se defendió calmado mientras se llevaba un poco de comida a la boca.

--Entiendo, pero, ¿Por qué lo hiciste?-preguntó Mikasa un poco celosa y a la vez avergonzada.

En SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora