Verónica se miró al espejo por última vez quedando encantada con el resultado, sonrió y dio una media vuelta para ver como su trasero se resaltaba en esa prenda.
Siempre andaba bien arreglada y aunque no hiciera el absoluto esfuerzo siempre lucía como una muñequita de cara pequeña y cuerpo voluptuoso.
El tiempo para ella pasó demasiado rápido, no se imaginó que pensar en ese hombre haría que el tiempo volase sin darse cuenta. Tal vez era casi de la misma calaña de su madre pero a decir verdad era más inteligente y mucho más vengativa.
Vero se había enamorado de Julian hacía cinco años atrás y una de las razones que llevó a odiar a su madre fue la traición de verlos revolcarse en la playa de la Isla Margarita como si no hubiera un mañana.
Se acordaba que era tarde y deseosa de Julian fue por algo más que besos. Su madre dijo que no permitiría que su hija durmiera con él para evitar cualquier accidente, dícese sexo y más allá un embarazo. Pero luego de todo eso Verónica se dio cuenta que había una razón más compleja que esa para que no los dejara dormir juntos.
Celos.
Y también, más libertad de acostarse con el novio de su hija en ausencia de esta.
Verónica aún era un poco inocente en esos tiempos y se dejó convencer de su misma madre, que no le dijera nada a su padre para que no terminara el matrimonio de tantos años. A Vero le hubiera encantado hacerlo si tuviera la mentalidad de ahora, y se arrepentía de muchas cosas que hacía y decía por su mamá, la cual la traicionaba y ni siquiera le agradecía.
Vera era una perra en su totalidad, eso había que destacarlo, ¿y qué mejor venganza que quitarle a su hombre?, a su prometido.
Que delicia sería eso, pensó la castaña.
Y sería algo fácil lograr que aquél hombre cayera a sus pies, eso lo sabía.
Había llorado tanto por su madre, había estado tantas veces decepcionada de ella que eran incontables. Le daba miedo llevar novios a su casa pues su madre no dudaba en sacar las garras y lograba pasarse de la raya hasta que obtenía lo que quería.
Acostarse con los jóvenes novios de su hija. De su inocente y manipulable hija.
Ahora no tan inocente y nada manipulable. Las cosas habían cambiado y todo parecía tener mejor vista para la castaña.
La verdad ella no quería parecerse a su madre en lo absoluto, su principal objetivo era convertirse en su padre, un hombre de trabajo sucio pero con deseos de superación que hacía que cualquier idea del bajo mundo se oyera de lo más linda con tal de salir del hoyo de pobreza que estaba en su niñez.
Su padre no era una persona mala. Con un poco de droga empezó su nueva vida y cuando tuvo suficiente dinero comenzó a lavarlo, subiendo su propia empresa.
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Los deseos de Verónica
RomanceLos deseos de Verónica son bastantes peculiares. Al menos desde que se topó frente a frente con el prometido de su madre. Verónica Malone pensó muchas cosas antes de meterse con su futuro padrastro, pero ella tenía deseos demasiados incesantes como...