Capítulo 3

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Desperté muy tarde al día siguiente, era alrededor de la una de la tarde cuando bajé las escaleras, somnolienta y con el pelo alborotado. Almorzamos en silencio, lo cual me pareció muy extraño, ya que siempre que salía mi madre me taladraba a preguntas acerca de mi noche. Mis padres se dirigían miradas nerviosas y cuando pregunté qué pasaba dijeron “Nada” al unísono.

Aquel extraño suceso se fue de mi mente cuando al subir a mi habitación comprobé que tenía un mensaje en el teléfono.

Te paso a buscar a las cuatro, te tengo una sorpresa. Te amo. Hazza”

Sonreí al leerlo y me dejé caer en la cama para intentar dormir un poco más hasta que se hicieran las cuatro. Desperté con la alarma del teléfono móvil y al comprobar que eran tres y media corrí al baño a darme una ducha, me puse lo primero que vi (una camisa holgada y unos shorts) y estaba aplicándome perfume cuando sentí la bocina de la camioneta de Harry.

-¿Qué es esa sorpresa?- pregunté ansiosa mientras Harry estacionaba frente a su casa.

-No te voy a decir- contestó bajando del auto.

-¿Me la vas a dar ahora?- Lo seguí hasta la puerta.

-Ajam.

-¿Es algo comestible?

-Jade, deja de hablar.

-¿Está arriba?- dije mientras lo seguía escaleras arriba.

-Shh.

-Harry estoy muy ancio- Me tapó la boca con la mano y me pidió que cerrara los ojos. Le hice caso y nerviosa escuché como abría la puerta de su habitación. Me guió hasta adentro y cerró la puerta.

Escuché ruidos y luego un pequeño gemido que no supe distinguir a qué se debía.

-Puedes abrirlos- dijo y cuando lo hice me encontré con la imagen de Harry sosteniendo un cachorro de perro igual de enrulado que él. Pegué un grito y corrí a tomarlo.

-¡Que hermoso!- exclamé mientras lo alzaba y el perrito me lamía las manos. Era un Terrier.

-Es tuyo- dijo Harry con una sonrisa, con las manos metidas en los bolsillos y el cabello cayendo en su frente.

-¡¿Mío?!- ¡No lo podía creer!

-La hermana de Liam los regalaba y pensé que te gustaría tener uno, pero no se sí…- No pudo terminar la frase porque había dejado el cachorro en el suelo y había corrido a abrazarlo. Harry me devolvió el abrazo y sentí sus manos acariciarme la espalda- ¿Y ahora por qué lloras?- quiso saber al notar mi rostro húmedo.

-Porque no puedo creer que tengo el mejor novio del mundo- Lo miré durante unos instantes y luego lo besé intensamente.

Pasamos la tarde entera jugando con el cachorro y viendo televisión. Estaba tan contenta que me había olvidado de mi preocupación de aquella mañana. Decidimos salir a cenar, por lo tanto tenía que pasar por mi casa a dejar el cachorro y bañarme. Harry me llevó en su auto y estacionó junto al bordillo.

-¿Cómo lo vas a llamar?- preguntó mientras desconectaba las llaves y se sacaba el cinturón de seguridad.

-¡Oh, es cierto! Emm… Harry.

-¿Harry? ¿Vas a ponerle mi nombre a un perro?

-Es para recordarte siempre- dije con una risita y bajé del auto.

-Ya, que excusa- Harry me rodeó con un brazo y juntos entramos a la casa.

-¿Y eso?- preguntó mi madre con las cejas levantadas cuando nos vio entrar.

-¡Me lo regaló Harry!- comenté contenta y dejé que mi madre acariciara al perro.

-Espero que te encargues de él, porque yo no pienso hacerlo.

-Sí, lo haré- aseguré, y tomando a Harry de la mano comencé a subir las escaleras.

-Jade- llamó mi madre. Me giré para verla.- Necesito hablar contigo- dijo misteriosamente.

-Si es por el perro no te preocupes, yo…

-No es por el perro.

-Oh.

-Será mejor que Harry también escuche.

Harry me observó dubitativo y luego me siguió hasta el living, donde se encontraba mi padre. Todo aquello era muy extraño. Nunca los había visto comportarse así. Mi madre se sentó junto a mi padre y ambos nos miraron mientras nos acomodábamos frente a ellos con el perro a cuestas.

-Eh, no sé por dónde empezar- balbuceó mi padre, visiblemente nervioso, miró fugazmente a mi madre y volvió a hablar- Como bien sabes anoche vinieron a cenar algunos de mis compañeros de trabajo y mi jefe- Asentí con la cabeza- Y estuvimos hablando sobre ciertos temas.

-Ajá- murmuré, tratando de comprender lo que pretendía decirme. Harry me tomó de una mano y lo miré antes de volver a prestar atención a mi padre.

-Me han dado un ascenso- comentó, serio.

-¡Qué increíble!- exclamé contenta. Mi padre venía luchando por un ascenso en la empresa de Ingenieros Agrónomos desde que había ingresado.

-Pero hay un pequeño inconveniente querida- siguió mi padre, aún serio. No entendía por qué no estaba feliz.

-¿Cuál?- lo miré sonriente.

-El trabajo es en Irlanda.

Se me cayó el mundo a los pies. Irlanda. Eso no quedaba tan lejos de Inglaterra pero aún así era otro país. Irlanda. Mi mente intentaba procesar la información y no me di cuenta de que estaba apretando la mano de Harry con demasiada fuerza hasta que gimió levemente. Solté su mano y dejé al perro a un lado.

-Querida- murmuró mi madre mientras se levantaba.

-¿C-cuá-ndo n-nos mud-damos?- Las palabras se atragantaban en mi garganta y las lágrimas amenazaban por saltar a chorros.

-En una semana- comentó mi padre apenado.

Far AwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora