Capítulo 8

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-¡Vamos Jade, no tenemos todo el tiempo del mundo!

-¡Ya!- grité hacia la calle, apoyada en el marco de la ventana, la cerré y tomando mi bolso bajé las escaleras a toda velocidad.

Era sábado y en la ciudad se había instalado la feria, era la noche de apertura y los muchachos habían insistido en ir. Había aceptado contenta, así era como me sentía de hacía dos semanas, cuando las cosas con Louis habían quedado claras y Harry ya casi no rondaba mis pensamientos. Louis y yo aún seguíamos casi inseparables, pero nos absteníamos de los besos, ambos habíamos comprendido que siendo mejores amigos podíamos mantenernos juntos sin herirnos, y a decir verdad, así lo prefería.

-¡Por fin!- exclamó Niall cuando subí al auto y Louis arrancó.

-¿Tanto ibas a tardarte?

-Lo siento Liam pero así somos las mujeres.

-¡Qué excusa!- Zayn se dio la vuelta en el asiento del acompañante y me hizo una mueca.

-¿Listos para la fiesta?- preguntó Louis subiendo el volumen de la radio.

-¡Listos!

La feria era asombrosa, estaba llena de luces y de ruidos de máquinas y atracciones; se olía algodón de azúcar y garrapiñada. Niall a penas pasó la verja corrió a un puesto de panchos y Liam a un juego donde si ganabas te llevabas un peluche de personajes de Disney.

-Yo quiero jugar- dije alegremente uniéndome a Liam, y el hombre del puesto me entregó una pistola de plástico cargada con bolitas. Liam logró derribar todas las latas y yo solo pude alcanzar dos. El hombre le entregó a Liam un peluche de Stitch del tamaño de un perro grande y éste me lo regaló.

Recorrimos la feria de cabo a rabo, Niall siguió comprando comida en cada puesto y nos subimos a una montaña rusa que luego lo hizo vomitar, pero al poco tiempo se recuperó y siguió ingiriendo comida.

-Enserio, vas a morirte algún día de estos, ¿cómo puedes comer tanta chatarra y no enfermar?- le venía diciendo Zayn a Niall mientras observaba el enorme algodón de azúcar que éste acababa de comprarse.

-Creo que Niall es inmune a las porquerías- dijo Louis riendo y lo empujó haciendo que Niall chocara contra una señora bastante grande.

-Lo siento, lo siento- murmuró el rubio y fulminó a Louis con la mirada.

-Yo no podría comer todo eso ni porque…- Liam se interrumpió a mitad de frase, había chocado contra alguien y estaba disculpándose cuando notó quién era- ¡Harry!- exclamó contento y le dio una palmada en el hombro.

-Los estaba buscando- dijo el morocho desviando la vista hacia mí.

-Qué bueno que pudiste venir- exclamó Louis contento y lo abrazó brevemente.

-¡¿Tú lo invitaste?!- susurré enojada a su oído. Louis agachó la cabeza para oírme y rió disimuladamente- ¡No, no lo hiciste!

No podía creérmelo. Louis había invitado a Harry para que pasara un tiempo a solas conmigo. ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso quería romper su propio corazón? No entendía el mecanismo de la mente de mi amigo.

-¿Podemos hablar?- preguntó Harry mirándome a los ojos. Vestía un abrigo negro con piel de cordero blanca, unos jeans oscuros y unos zapatos marrones que le sentaban a la perfección.

-Claro que no- dije apresuradamente, atragantándome con las palabras.

-Claro que sí- dijeron los muchachos al unísono, y Liam, luego de sacarme el peluche de Stitch de las manos, me empujó contra Harry y comenzó a caminar junto con los muchachos en la dirección por la cual habíamos venido.

-Va a ser sólo un momento- aseguró Harry.

-Está bien- me di por vencida, tratando de controlar todas las emociones encontradas que sentía en aquel momento.

Harry comenzó a caminar a mi lado con las manos en los bolsillos del abrigo, comenzaba a refrescar y yo sólo traía un fino pulóver bordó, agradecí ponerme jeans y botas, al menos la parte inferior de mi cuerpo estaba abrigada.

Paramos casi al final de la feria, donde los puestos escaseaban y no había tanta concurrencia de gente, Harry se sentó en un banco de madera y yo lo seguí, al sentarme metí las manos bajo mi pulóver para calentarlas y lo miré.

-Bueno… no sé por dónde empezar- Harry parecía nervioso. Escruté su rostro en busca de un indicio de que lo que me iba a decir era algo bueno, pero no encontré nada- Terminé con Katie.

¡Vaya manera de comenzar una conversación! Aquella noticia me tomó por sorpresa, se me entumeció el corazón y temí ahogarme si seguía aguantando el aire, por lo que respiré profundo y lo miré directo a los ojos.

-¿En-enserio?

-En serio- Harry me observaba sin inmutarse.

-¿Y por qué me cuentas esto?

-Porque quería que supieras que ya nada podrá interponerse entre nosotros- Estaba por interrumpirlo pero volvió a hablar- Louis me contó todo.

-¿Qué Lou, qué Louis te contó todo?- Las palabras me salían atropelladas y cada vez me era más difícil respirar.

No entendía por qué me hacía aquello. No entendía por qué seguía haciéndome sufrir. Harry sabía que nada iba a ser como antes, ambos nos habíamos herido y yo no podría aguantar que me lastimara una vez más. Simplemente no podía aceptar el hecho de que ya ambos éramos libres y podíamos estar juntos. Había sufrido tanto que el concepto de felicidad ya no cabía en mi vida.

-Sí, llamó una semana atrás y me contó todo- Harry comenzaba a acercarse a mí de a poco, deslizándose en el banco.

-¿Por qué terminaste con Katie?- pregunté sin mirarlo.

-Por la misma razón que Louis y tú terminaron- Harry se acercó más y nuestras caras ahora habían quedado casi pegadas, sentía sus ojos verdes penetrarme y sentí sus rulos perfectos sobre mi frente; estaba a punto de besarme cuando me paré. Harry casi cae para adelante, pero pudo frenar a tiempo para no estrellarse contra el banco.

-No Harry- dije con un hilo de voz. Harry se levantó y se acercó a mí, tomándome por un brazo.

-Por favor Jade, ¿cuándo vas a perdonarme? ¿Cuándo vas a entender que te amo y quiero volver a tenerte conmigo? Te extraño, te extraño más de lo que jamás hubiera imaginado.

-Harry- susurré en un quejido, mi voz sonaba ahogada y bajé la vista para no tener que mirar aquellos ojos que eran mi perdición- No puedo.

-¿Por qué no puedes?- Harry comenzaba a exasperarse y me obligó a mirarle tomándome el rostro con una mano- No te entiendo Jade, por fin podemos amarnos en paz.

-No puedo olvidar todo lo que pasó así nomás, ¿entiendes?

-No te estoy pidiendo que lo olvides- Harry fruncía el ceño y parecía realmente angustiado, se notaba en sus ojos.

-Harry, no me hagas esto- Los ojos me comenzaban a escocer y no quería llorar en frente suyo.

-Por favor.

-¡No, Harry!

-¡Te amo! ¡¿No entiendes?!- dicho esto tomó mi rostro con ambas manos y me besó. Sentía sus labios luego de dos largos años, dos largos e interminables años. El sabor de su boca me sabía a un gusto ya casi olvidado, sus labios se mecían con los míos y su lengua recorría mi boca con fiereza. Al principio intenté resistirme al beso, pero Harry me tomaba con fuerza y no permitía que me escabullera; luego cedí a todo aquello que venía reteniendo desde hacía un tiempo incontable, le devolví el beso y enrollé mis brazos en su cuello.

Harry se separó de mí y me miró a los ojos, aquellos anegados en lágrimas. Removió mis lágrimas con sus pulgares y juntó nuestras frentes.

-Te amo- dijo abrazándome con fuerza- Por siempre- susurró a mi oído, y yo creí morir.

Fin.

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