Capítulo 2

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—¿Qué quieres decir con que ellos quieren luchar por la custodia de MinKi? —SeHun miró a su abogado, Kim JunMyeon, que estaba sentado frente a él, en las oficinas jurídicas de Bae, Kim & Lee LLC.

JunMyeon le había representado en su caso de custodia, desde el principio.

—Los padres de Irene sienten que pueden hacer mejor el trabajo de criar a MinKi, de lo que puedes hacerlo tú.

—Tienen casi sesenta años y no hicieron un buen trabajo con su propia hija.

—Ellos no lo ven de esa manera —dijo JunMyeon, agitando algunas páginas del documento legal—. Por alguna razón, piensan que no eres una persona responsable. ¿Tienes idea de por qué piensan eso?

SeHun suspiró. —Todavía están haciéndome responsable de la muerte de Irene.

—Pero no tenías nada que ver con su muerte. Ella misma se cayó por un precipicio.

—Tenía una tasa de alcohol muy alta. Ella y yo solíamos ir a un montón de borracheras y de fiestas cuando éramos jóvenes, pero lo hacía desde mucho antes de que la conociera. Yo he cambiado.

JunMyeon cerró la carpeta y se la pasó. —No tienes que convencerme. Hay que convencerlos a ellos y al juez.

—¿Por qué habría de hacerlo? —SeHun protestó—. Yo soy el padre biológico de MinKi, demostrado mediante una prueba de ADN.

—Un juez tomará eso en cuenta, pero el que compartas el ADN no te hace un buen padre. Si los abuelos sienten que has puesto a MinKi en un ambiente inseguro, tienen derecho a presentar una petición.

SeHun abrió la carpeta y leyó la petición, haciendo una mueca en la forma en que describían su comportamiento y lo que pensaban de él. Algunas de las acusaciones podrían haber sido ciertas en aquel entonces, pero había dejado de beber hacía cinco años y hasta la cerveza en la nevera era sin alcohol, además era para los invitados. También había renunciado a ir a fiestas, a excepción de las que montaba su compañía y otras empresas afiliadas a su campo. Y no había salido mucho desde que MinKi había nacido. Había ido a casa directamente después de la entrega de premios a pesar de que había sido invitado a incontables fiestas. ¿Luchar por la custodia de su hijo? Ridículo.

—¿Qué se supone que debo hacer ahora? — le preguntó a JunMyeon.

—Saca todas tus miserias del armario.

¿Miserias? ¿Qué significaba eso?

—Drogas, mujeres promiscuas, fetiches. SeHun puso los ojos en blanco. —Sé realista.

—Estoy siendo realista —dijo el abogado—. No creas que no vas a ser investigado a fondo porque estés trabajando en la mayor empresa de cosméticos de Corea del Sur. La gente va a entrar en tu casa y va a buscar de todo, desde la A a la Z. Van a mirar si el niño tiene su propia cama, comida y también comprobaran sus registros de vacunación.

Voy a ser tratado como un criminal.

—Quema tu colección de Playboy o regala las revistas a un amigo para que te las guarde hasta que esto haya pasado.

SeHun hizo una mueca. —No tengo una colección de Playboy.

Playgirl, entonces.

SeHun le frunció el ceño. —Sé consciente. Yo trabajo con algunas de las más atractivas personas de Seúl. No necesito revistas cuando tengo acceso a lo real.

—Es cierto —dijo JunMyeon—. ¿Qué tal la niñera? ¿Has encontrado ya a alguna definitiva para MinKi?

—Todavía no —respondió SeHun—. Todavía va a la guardería.

Querido Niñero 🍼  HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora