02.- La sociedad de los monotremas

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La torre de los fundadores era un espacio donde el tiempo y el espacio no tenían las mismas reglas que en el resto del castillo y de paso, del mundo entero. Los cuatro fundadores habían sido amigos, Godric y Salazar eran hermanos en todo menos en sangre al igual que Rowena y Helga eran las mejores amigas.

La clave de su amistad era precisamente las diferencias, Godric era valiente e impulsivo mientras Salazar era astuto y ambicioso, Rowena era inteligente y metódica mientras Helga era amorosa y compasiva, cada uno de ellos complementaba a su mejor amigo y entre ellos formaban una mezcla heterogénea muy interesante y efectiva, al menos para lo que planeaban hacer con el castillo.

La visión de Rowena Ravenclaw era clara, una escuela donde magos y brujas pudieran aprender a usar sus dones, a hacerlos crecer y en ese camino, hacer crecer la misma magia, extenderla hasta sus límites. Godric, Salazar y Helga apoyaron su visión y construyeron el castillo para usarlo como santuario y escuela.

La torre era el punto central y a su alrededor crearon infinidad de salones, jardines, laboratorios de pociones y alquimia, bibliotecas, e invernaderos, todo lo necesario para que los estudiantes aprendieran y experimentaran.

Los guardianes de Harry Potter, una pareja muy particular, habían investigado sobre los hechos particulares que rodeaban la fundación de Hogwarts, y durante su adolescencia se habían encargado de recorrer cada rincón de Hogwarts y habían descubierto sus secretos, habían decidido que las cosas que encontraron serían su secreto, al menos, hasta que encontraran a otros capaces de entender el profundo significado y valor de sus descubrimientos.

Acabaron la escuela y jamás los hallaron, a esos capaces de entender a Hogwarts, y esperaron pacientemente a que llegara alguien y lo encontraron cuando conocieron a Harry.

Harry era el chico más extraordinario que pudieron haber conocido alguna vez, no por ser El-Niño-Que-Vivió, sino solo por ser él mismo. Tenía una curiosidad por todo, era tenaz y ambicioso, siempre viendo más allá de lo que sus ojos le decían y creando nuevas y extraordinarias formas de resolver un mismo problema o mejorar algo.

Cuanto más conocían a Harry, más seguros estaban ambos de que él era a quien debían transmitirle sus conocimientos sobre el castillo y sus secretos. Él sería el indicado para guiar a otros a devolver al castillo a su antigua gloria y así, convertir al mundo mágico en lo que debía ser.

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—Bien, estamos de acuerdo en que debemos convencer a un maestro cada uno. La pregunta es ¿A cuáles? —Neville estaba de acuerdo en que debían atraer a al menos un adulto a su pequeño grupo, ellos mismos no estaban realmente "maduros" para hacer todo lo que necesitaban.

—Entonces, propongo que nuestra siguiente reunión, todos traigan sus propuestas y revisemos cual de todos ellos es más probable que se nos una—Hermione ya tenía una idea de a quien quería traer a su grupo, mientras Ron, Harry y Neville también tenían sus favoritos.

—Bueno, entonces no se diga más, además, aunque el tiempo pase distinto aquí, tenemos que regresar a nuestras casas, ¿Ya todos acabaron sus tareas? —Sus compañeros asintieron mientras mostraban sus pergaminos y se los pasaban a Hermione para que los revisara—¿Podrías Herms? —.

—Sabes que no diré que no—Hermione empezó a señalar algunos puntos en sus ensayos y se los devolvió unos minutos después—En general muy buenos trabajos, Harry, tienes que trabajar un poco más el de Transformaciones, y Ron, el de pociones quedo corto, Neville, los tuyos están bien. Ahora, tengo hambre y saben que debemos hacer acto de presencia en el comedor al menos en el desayuno y en la cena—.

—¡Sí! ¡Comida! —Ron gritó con euforia, lo que le gano que Harry le lanzara un cojín de su sillón.

—Calla, ingrato ¿Y la pizza que hornee en la comida? —Harry fingió sentirse ofendido.

Los Nuevos FundadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora