II. Traición o redención.

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El ataque de pánico que experimente durante la ceremonia me ha dejado demasiado exhausta, así que cortésmente me despido de Bladeck deseándole una buena noche.
Salgo de su habitación y camino por el largo corredor, sin darme cuenta de que me siguió.
Posa sus dedos sobre mi brazo, el tacto es dócil e inseguro, mi atención de queda fija en la cicatrices de sus largos y delgados dedos, pareciera que fueron quebrados y cortados un sin número de veces, es hasta que escucho un suspiro tembloroso que trato de verlo aa cara.
- Por favor no te vayas. Es lo único que dice mientras mantiene su vista fija en el suave piso de mármol. - No entiendo a que te refieres. Logro decir sin demostrar mi nerviosismo.

- Por favor quédate un poco más conmigo esta noche, tengo todo arreglado, ningún guardia o empleado nos molestará, sé que lo que te estoy pidiendo es sospechoso, pero realmente no trataré de forzarte a nada.
No puedo leer su expresión puesto que aún sigue mirando a los grandes bloques de mármol, pero el tono de su voz denota un poco de nerviosismo e inseguridad.
- Aún que Kelvin se encuentra drogado aún es muy peligroso el que te encuentres sola, no estoy seguro de cuántos subordinados le son completamente leales. Se que te pido algo extraño, pero simplemente no deseo arriesgarte a que te tomen como objetivo de venganza.
Después de escucharlo se que tiene razón, no sería la primera vez que alguien trataría de asesinarme y si la noticia de Kelvin se llega a esparcir es más que seguro que yo seré el objetivo principal, dando un profundo suspiro de derrota decido acompañarlo de regreso hacía su habitación.

Sin decir una sola palabra me dirijo hacia el lugar donde pasaré mi primera noche con este extraño, aún así Bladeck se reuso a soltar mi brazo hasta que ambos estuvimos dentro encerrados con llave.

Realmente espero encontrar por lo menos a un soldado o subordinado, pero no lo hay, de hecho ni una sola vez lo he visto acompañado por alguno. Eso es un tanto sospechoso.

- Sorcha por favor duerme conmigo está noche. Dice esto en un tono tan calmado y a la vez lleno de súplica que consigue drenar la sangre de mis venas e instintivamente doy tres pasos en la dirección contraria, el impulso de huir es abrumador y en lugar de salir corriendo por una ventana me fuerzo a hablar.

-Realmente dudo que está sea una buena idea, no sé qué es lo que está sucediendo contigo, pero me encuentro extremadamente cansada y aún si accediera ha hacerlo no cuento con la ropa necesaria para pasar la noche. Entiendo perfectamente el hecho de que es más seguro para mí y nuestros planes el pasar la noche juntos, pero no veo la necesidad de dormir en la misma cama.
Finalmente sus ojos se encuentran con los míos, mostrándome una atormentada mirada, supongo que los míos se ven tan cansados como se sienten, aún así no consigo ser indiferente ante el profundo tormento en estos. Pero algo dentro de mi me dice que sería un muy grande error el acceder.

-Por favor quédate por hoy, la verdad es que necesito tocar algo con vida. Esto último consigue asustarme, pero esta será la primera de muchas noches que compartiré con él, el tenerle miedo no me ayudara en nada, entonces porque me siento tan insegura?.

- Por favor... Te juro que si haces esto haré lo que me pidas. Por primera vez sus ojos buscan los míos.

- Explícame el por qué necesitas tocar algo con vida y lo haré. Sosteniendo mi mirada deja caer sus hombros en señal de derrota.

- Lo haré en la primera hora de la mañana, por favor confía en mí está vez.

Algo dentro de mi me dice que soy una completa idiota, simplemente no puedo resistirme a sus hermosos ojos.

- Tienes algo que pueda usar para dormir? Este vestido es hermoso pero no es muy cómodo para pasar la noche y la verdad tampoco quiero arruinar las alas.
La sonrisa que me dedica es idéntica a la de un niño, eso me causa un poco de alivio, aún así no significa que me sienta cómoda con toda esta situación.
- Te importaría si es una de mis pijamas?.
- No, realmente no.
Se apresura a sacar un juego de camisa y pantalón de seda color rojo y otro de color negro de uno de sus cajones, los deja sobre la cama mientras se acerca a mi lado.
- Permíteme ayudarte con eso. Dice apuntando a las alas negras en mi espalda. Dudo un segundo antes de recordarme que podrá verme desnuda cuántas veces quiera de ahora en adelante.
- Claro, no veo cuál sería el problema.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2018 ⏰

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Tan viva que desea la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora