Capítulo 4

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No puedo evitar echar me a llorar.
¿Cómo es posible?
¿Por qué todo esto me tiene que estar pasando a mí?
Pero no es momento de lamentos, Lo mejor que puedo hacer ahora mismo es llamas a la cárcel donde él estaba o esta, porque ya ni lo sé, condenado:
-Hola, ¿Con quién hablo?
-Hola, soy Natalie Lacer, me han llamado muchas veces porqué un preso, David Montenegro, decía que quería hablar conmigo.
- Sí, señorita, pero ya se ha pasado el horario de visitas y de llamadas.
Miré la hora.
Mierda.
A eran las 9:00pm.
- Sí, lo sé señora...
- Oriol.
- Señora Oriol, pero sólo me preguntaba si podría hablar un momentito con la persona en cuestión.
- No es algo ético, señorita Lacer...
- Lo sé, lo sé, pero es muy importante, se lo ruego.
- Bueno, podemos hacer una excepción. ..
- Oh, muchísimas gracias, no sabe como se lo agradezco, de verdad.
- Sí, sí, lo que usted quiere, pero que no se repita.
- De acuerdo, sólo pásemelo.
Esperé allí unos 10 minutos, hasta que por fin hoy su voz.
-¿Hola?
Aquella voz que siempre me traía pesadillas.
- ¿Quién eres?
No sé si estaba preparada...
- ¿hay alguien? Creo que es una...
- Ho-la.
-¿Quién eres?
- Soy, em...
- Natalie, ¿Cómo que me estas llamando?
Así que todavía se acordaba de mi voz...
-Sólo quiero saber una cosa.
- ¿Y qué te hace pensar que quiero responderte? ¿Después de que me mandaste a la cárcel injustamente?
¿Injustamente? Este tío sí que estaba mal de la cabeza.
- Sí, lo que tu digas, sólo dime, ¿Cómo me has enviado las fotos y la carta?
-¿Qué fotos? ¿Qué carta?
- No es momento para que me estés tomando el pelo, no tiene ni puta gracia lo de las amenazas.
-¿Qué amenazas? Te juro que no se dé que estás hablando.
Lo mismo que dijo cuando le llegó la carta diciendo que debía de asistir a un juicio en el que sería juzgado por violencia de género y intento de agresión sexual.
- No me vengas con que no sabes nada, ni te voy a creer, igual que en el juicio.
Se paso el primer juicio entero diciendo que el no hizo nada.
- Es que no lo entiendo, yo no he hecho nada, ni siquiera puedo recibir visitas, ni siquiera asistí yo en persona al segundo y último juicio...
¿Pero qué?

Era imposible, yo lo vi, el estuvo en el juicio.
- ¿Pero qué dices? Eso es imposible.
- No lo es, ¿O te recuerdo que me pusiste una orden de alejamiento? Y todavía no se el porqué.
-Pues porque me maltratabas a mí y estuviste a punto de violar a nuestra hija ese mismo septiembre, no sé, a lo mejor por eso, ¿no crees?
- ¡¿Qué?! ¡Yo no he hecho nada de eso! ¿O no recuerdas que estuve de viaje en Roma?
Me quede en el sitio.
Era verdad, se supone que el no estaría en LA hasta la semana siguiente de cuando paso.
- Entonces, ¿Cómo es posible? Lo recuerdo, ¡te pasaste pegándome 3 años!
- No he hecho eso nunca, nunca pegaría a nadie, y mucho menos a una mujer, tu sabes que la única vez que me he peleado con alguien fue cuando te insultaron...

David y yo estábamos de paseo, y el se fue un momento al lavabo de un bar que había cerca del parque por donde pasábamos.
En ese momento, unos chicos, más o menos de unos 25 años, se me acercaron:
-Eh, pivon,¿ qué te parece si tu y yo estamos esta noche en mi habitación?

-em... No, gracias, estoy con alguien.

-No lo creo, no veo a nadie aquí, o es que esa compañía encontró a alguien mejor.

-Ojala y eso me hubiese pasado a mí, ¿porque no os vais a molestar a otra?

- Uy, -dijo el otro- que se nos excita.

- Yo te puedo excitarte de otra manera-respondió el primero.

En ese momento llego David.

-No creo que lo necesite, y menos de alguien como tú.

-Ala, se nos pone flamenco el tío este.-Respondió otro de ellos.

-Vamos, déjanosla, te la devolveremos más abierta, o más de lo que ya lo parece.

Esa fue la gota que colmo el vaso.

David salto encima de ellos, y se armo una pelea, pero claro, ellos eran 5 y el solo 1.

sólo dame una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora