Capítulo 5

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-Sigo sin creerte, no es posible, tú me pegaste.
- Pues ese no era yo.
- ¿Entonces quien era, tu hermano gemelo? A no, que no tienes.
-Bueno, puede que eso no sea del todo cierto...
-¿Qué quieres decir? Tú eres hijo único...
- No, te mentí sobre eso, pero..
- ¿Me mentiste? ¿Ósea que todo el tiempo que estuvimos juntos, uno 5 años, me estuviste mintiendo?
- Sí, pero era para protegerte...
-¿Protegerme de qué? De...
-¡Mi hermano es un loco! Llevaba años obsesionado contigo y lo juzgaron varias veces por violencia de género pero salió indemne de los juicios gracias a nuestro padre, por eso o quería que supieses de él.
- Sí claro, y ahora me dirás que en 3 años ninguna noche la has pasado conmigo, ni has llegado a casa a las tantas de la madrugada borracho, ni que dejaste que tus amigos me utilizarán.- en ese momento, yo ya estaba al borde del llanto.
- Sobre eso, lo de llegar a casa borracho sí, pero llegaba siempre sobre las seis de la mañana, cuando acababa las clases a las 12, -el tenía un horario especial, ya que no podía asistir durante el día porque estaba trabajando- me iba directo al bar, y no llegaba a casa hasta que se me había pasado todo.
-Y, ¿porque te ibas al bar?
- Un día, cuando tú creías que yo estaba de viaje en Washington...
-¿Cuál de las veces?- Había ido más de 10 en los 4 años que estuvimos.
-La tercera, en febrero de 2014, ocurrió algo que tú todavía no sabes.
- ¿Y me lo piensas decir o aras que me esté esperando hasta que salgas de la cárcel?
- Bueno, en verdad salgo en 2 años pero lo que te quería decir...
-¿Cómo que sales en 2 años? Si la condena era de 20.
- Si, la condena para quien te maltrató, y ya se sabe que no fui yo.
- Sigo sin creérmelo, así que dime qué hiciste ese año en Washington.
-Pues lo que paso en Washington...
-Me cagó en...
Justo en ese momento pican a la puerta, y el móvil, literalmente, se va a la mierda.
Me voy acercando am la puerta, y miró por la mirilla, pero lo único que consigo ver es un enorme ramo de rosas azules, de un color tan oscuro que casi parece negro. Abro la puerta y una chica con voz cantaría y alegre, me pregunta:
-¿Es usted Natalie?
- Em... Sí, soy yo.
- Le tengo que entregar esto.
Deja el ramo de rosas en el suelo.
- Si, em, lo siento pero yo no he pedido nada, se abran equivocado...
- No, no, señor a. A mí me han dicho que lo entregue en este piso.
-¿Y quién te lo ha dicho? ¿De parte de quien es este paquete?
-Lo siento, eso es información confidencial.
-¿Pero sabéis quien lo ha enviado? ¿O es lo que se suele decir cuando no sabes quién lo ha enviado?
Suelta una risita nerviosa.
-Es usted la primera persona que me responde eso. Pues para ser sincera, si, no sé quien lo envía.
Las dos nos reímos, y en ese momento me fijó en que me suena mucho su cara.
- ¿oye, por curiosidad, no nos conocemos de antes?
-Si, me he fijado, tú estudiaste derecho conmigo, Natalie, soy Juliette.
Era ella.
Mi mejor amiga.
La persona con la que lo compartía todo.
La persona de la que me separe cuando empecé a salir con David.
-¿Juliette? ¿Mi mejor amiga de la Universidad?
-Si, ¿Aún te acuerdas de mí?
- No sería capaz de olvidar nada de lo que pasemos juntas.
-No sé, como no volviste a hablarme, ni a salir conmigo, ni a responderme las llamadas o mensajes...
-Lo siento, de verdad, no quería hacerlo, sólo...
-Te obligó el, ¿verdad?
-Si, pero no quiero hablar de ello, por favor.
-No sigues con el verdad?
-No, lo dejemos hace tiempo.
-Menos mal, y, oye, podemos quedar algún día, ¿no? Pásame tu teléfono y...
-Pues te lo pasaré en cuanto me compré uno, porque del susto que me a metido la puerta casi me da algo.
Nos volvemos a reír.
Cuanto tiempo hacia de que no nos Junta bajos, que no reía tanto.
-Bueno, pues ya nos veremos, se dónde vives ósea que...
Nos volvemos a reír.
Cuanto tiempo hacia que esperaba esto.

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sólo dame una nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora