Cuatro.

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Unos pasos se movieron precipitados por la casa, la velocidad del cuerpo que se desplazaba de un lado a otro no permitía que las cosas se mantuvieran en orden, y con ello un caos total se hallaba adornando el suelo.

ChangKyun salió de su cuarto por décima vez con un atuendo diferente, y luego de mirarse en distintos ángulos, gruñó molesto cambiádose nuevamente. Su armario se hallaba patas arriba, y su escritorio estaba colmado de prendas que ya se había medido.

No tengo nada qué ponerme hoy.

Se quejó golpeando la pared y con prisa siguió buscando hasta hallar una polera celeste con algunas letras negras, unos pantalones sencillos, y botas estilo militar. Miró su reflejo no sintiéndose tan mal con él mismo y mordió su labio nervioso. ¿A JooHeon le gustaría cómo se vería? Esta sería la primera vez que salían a un lugar oficialmente como una "cita" desde la última vez que estuvo resfriado y lo vio en su casa solo se habían enviado mensajes en las noches que ambos estaban desocupados, y el mayor se le estaba volviendo indispensable.

Arregló su castaño flequillo hasta encontrar un peinado decente y se bañó en una colonia suave. Él se estaba viendo muy desesperado, pero no podía evitarlo, le atraía el pelirrojo y quería verse lo mejor posible para él.

Arregló superficialmente el apartamento, y luego de cepillar sus dientes el timbre de la casa sonó. Los músculos se le encalambraron, y sintió un cosquilleo jodidamente monstruoso en la parte baja del estómago. Tragó con fuerza, apretando su camiseta en los dedos y tomó algo de valor para abrir la puerta.

La mandíbula casi se le cae cuando la imagen de un apuesto y varonil muchacho apareció frente a él; parpadeó varias veces creyendo que se trataba de una ilusión, pues el brillante cabello granate resplandecía frente a sus ojos, el negro de su suéter resaltaba los oscuros y profundos ojos, y los hoyuelos que se habrían como comillas en sus mejillas daban paso a su cita favorita: su sonrisa.
Se sentía tonto, ¿Cómo la perfección en persona iba a querer intentar algo con él? Bajó la mirada un poco cohibido, y sintiéndose repentinamente inseguro con respecto a su físico.

-Kyun~ —De los labios ajenos salió una dulce melodía que erizó la piel del otro y aceleró su corazón. — Si hubiese sabido que estabas tan guapo me hubiese esforzado más. —Comentó repentinamente, sin saber que solo esas palabras habían causado estragos en el castaño, quién solo rodó los ojos con vergüenza y luego de hacer una leve reverecia le intentó sonreír con naturalidad. —

-No seas tonto... me veo normal. Me puse lo primero que hallé. —Dijo inmediatamente, porque obvio no podía simplemente decir: "Estuve dos horas buscando ropa para traer algo que te gustara".—

-Pues lo que sea te queda bien. —Ambos se lanzaron una mirada tímida, y a la vez significativa. No fueron necesarias más palabras para que ambos salieran de casa y anduvieran las calles de la ciudad con lentitud y sin tener un rumbo fijo.

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-Ohh~ es cierto, siempre estabas comiendo de esas paletas. —La mirada del castaño se endulzó al escuchar eso, sintiendo un revoltijo en el estómago al darse cuenta de que el mayor le había observado antes.—

-Bueno... creo que es una obsesión...

Ambos rieron por un rato, compartiendo algunos de sus gustos e intentado hallar cosas en común.

Las horas pasaron tan rápidamente, como si el viento hubiese arrasado con ellas, y ambos chicos salían de un local de comidas rápidas totalmente satisfechos. El silencio reinaba las calles, y por primera vez en todo el día ambos se habían quedado sin palabras.

Era un silencio cómodo, cargado de emociones sin poder expresarse, y siendo llenado por dos almas que intentaban hallarse y se complementaban una a la otra. Ambos caminaron por las frías calles sin tener nada más qué decir y fue cuando la necesidad de un roce más íntimo comenzó a hacer mella en sus adentros.

Sus pasos estaban sincronizados, ambos sonreían levemente al sentirse en armonía, y fue cuando sus manos accidentalmente rozaron, que choques de electricidad dispararon en ambos dueños, quiénes automáticamente y dudando un poco en el acto acercaron sus manos para entrelazarlas.

Tantas sensaciones por un simple contacto, pero era un gran paso para ellos, sus corazones latían desbocados, y cuando estuvieron al frente de la casa de menor se detuvieron nerviosos, sin soltar el agarre en sus manos y titubeando algo indecisos.

-Gra-gracias por el día de hoy, la pasé realmente bien. —Murmuró el pelirrojo luego de un rato, atreviéndose a jugar con los dedos contrarios. —

-Lo mismo digo... —Su rostro enrojeció, estaba nervioso, su cabeza daba vueltas y la luz en la lámpara lo cegaba molestándole un poco, sus ojos se desviaron al chico alto que tenía enfrente y su mirada se amplió cuando los ojos expresivos, y unos labios rojizos se hallaban a escasos centímetros de su rostro, no se separó por el impacto, pero cuando sintió las comisuras de los labios contrarios rozar con las suyas fue que su cuerpo despertó del trance y asustado empujó el cuerpo lejos suyo. — ¡¿Qué crees qué haces?! —Gritó abrazándose el mismo, estaba shockeado, nunca había dado su primer beso, y peor así, le aterraba la idea de que JooHeon solo le quisiera para compartir esos toques.— ¿Para esto me querías? ¡No me toques! ¡No vuelvas más! —Sus ojos picaban por el miedo, su inexperiencia en este tipo de relaciones le había desatado una crisis de pánico y lo único que vio antes de cerrar la puerta en sus narices fue la mirada herida de un chico de cabellos como el fuego, quién apretaba sus manos queriendo explicarse.
Entró apresuradamente, y apenas llegó a su habitación se tiró al suelo.

¿Qué mierda había hecho?

Estaba asustado, y los nervios le jugaron una mala pasada, su inseguridad y desconfianza hablaron por sí solas, y sintiendo su corazón quemar dejó que las lágrimas drenaran sus ojos. Había echado a perder lo único que lo había hecho sentir completo.

GRANATE. <<JooKyun>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora