Imperio de Ormuz. Hace 2 años.
El pallum despertó en el piso de la oscura celda en la cual llevaba una semana, sabia muy bien el porque se le encerraba pero nunca penso que lo descubrieran.
"Falco Otton, 34 años, dueño de una botánica a las afueras de la capital, ¿Ya quieres hablar o deseas permanecer otra semana encerrado?", una voz que se esperaría proviniera de una serpiente si pudiera hablar se escucho entre las sombras.
"Tal vez si me dijeran porque estoy aquí podría ayudarlos caballeros", Falco intento hacerse el que no sabia nada, pero dudaba mucho que funcionara.
El extraño suspiro, "Si lo prefieres así..... Sáquenlo muchachos". Dos sombras abrieron la puerta de su celda y agarrándolo por los brazos le sacaron de esta. El pallum, fue arrastrado hacia fuera, la brisa marina llego a su nariz y supuso donde se encontraba, el miedo empezó a inundar su cuerpo. Fue llevado a una especie de patio interior y cuando levanto la vista en una silla convenientemente colocada estaba sentado uno de los hombres mas temidos por los pallum de ese lado del mundo: Deymos Mainyu, El Pacificador. Con un chasquido de sus dedos, los hombres que le arrastraban le soltaron y retrocedieron unos cuantos pasos.
"Bien hecho Rox, estoy impresionado por la calidad de la mano de obra de esta prisión". A pesar de la extraña mascara que llevaba no cabía duda de quien era, al trabajar tan cerca de la capital le había visto y oído muchas veces.
"No es nada su majestad, usted me confió este puesto y daría mi vida antes de decepcionarlo". Falco giro su cabeza y vio el rostro de la persona con la que había hablado apenas hace un momento. Un extraño hombre con un collar aun mas extraño estaba parado a su lado y a pesar de su manera respetuosa de hablar, se notaba que tenia confianza con el príncipe.
Los temores de Falco se confirmaron, estaba en Oros Promithèas o mejor conocido como el Monte de Prometeo, la prisión mas cruel, peligrosa y terrible de todo el imperio de Ormuz, a la cual solo iban los peores criminales, miembros del ejercito enemigo y rebeldes peligrosos, el que el un simple pallum que ayudo a escapar a alguien de su misma raza hacia otro continente, estuviera ahí le asustaba.
La prisión tenia la fama de ser la mas segura del imperio, guardias tan leales que matarían a su propia madre si así se les ordenaba, encierro total las 24 horas del día, palizas a quien desobedeciera cualquier orden y un alcaide que torturaba y ejercía un puño de hierro cuando lo creía conveniente, eran factores determinantes para que nadie intentara escapar, pero había uno mas, la prisión fue construida sobre el acantilado de una península montañosa, por lo cual tanto los lados como la parte trasera de la prisión estaban rodeados por una caída de al menos 40 metros de alto, si las puntiagudas rocas no despedazaban a quien intentara huir la fuerza del impacto contra el agua lo dejaría inconsciente y los tiburones harían el resto del trabajo. Por lo cual solo había una salida, la misma entrada, llena de guardias, perros y según los rumores, extrañas criaturas, nada acogedor para un preso que intente escapar.
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Un calabozo lleno de amor y odio
FanfictionHistoria Alternativa que ocurre despues del final del anime de Danmachi. En esta historia Hestia no es la única deidad que tiene un solo integrante en su familia y para ayudar a Bell buscara la manera de aliarse a la divinidad de esta familia, quie...