- ¿Hasta el lunes? -repitió Chuck cuando se quedaron solos una vez más-. Menuda eres, _________. Ya veo que te querías guardar al señor Styles exclusivamente para ti.
-Eso no es cierto -le espetó ella, irritada por la conclusión a la que Chuck parecía haber llegado-. Nuestra relación es estrictamente profesional. Estoy trabajando para su revista. Él es mi jefe, nada más.
-Muy bien, muy bien -dijo Chuck. Su sonrisa se hizo aún más amplia al ver la vehemencia con la que _________ lo había negado todo-. No me cortes la cabeza. Es una equivocación lógica y yo no soy el único al que le ha pasado.
- ¿De qué estás hablando?
-Mi dulce _________, ¿acaso no sentiste cómo se te clavaban los cuchillos por la espalda mientras estabas bailando con tu famoso jefe? -preguntó. Al ver que ella lo miraba sin comprender, suspiró-. ¿Sabes una cosa? Después de llevar tres años viviendo en Nueva York, sigues siendo muy ingenua. Una cierta pelirroja te estuvo lanzando puñales con la mirada durante todo el rato que estuvisteis bailando. De hecho, yo casi estaba esperando que te desmoronaras en medio de un charco de sangre en cualquier momento.
-Eso es absurdo -afirmó _________-. Estoy segura de que la señorita Masón sabía muy bien que la única razón por la que Harry estaba bailando conmigo ha sido para preparar su maravilloso proyecto.
Chuck la observó atentamente durante un instante. Entonces, sacudió la cabeza.
-Como te he dicho antes, _________, eres increíblemente ingenua.
El lunes amaneció fresco y gris. Sin embargo, en la redacción de Mode los amenazadores cielos no eran un factor a tener en cuenta. _________ decidió que, evidentemente, Harry había permitido que la naturaleza se revolucionara un poco cuando las sesiones fotográficas se iban a realizar en un estudio.
Bajo sus indicaciones, _________ se puso en manos de una peluquera que la ayudaría a transformarse en una elegante y competente mujer de negocios. El cabello por el hombro se recogió en un peinado con mucho estilo que acentuaba la estructura ósea del rostro de _________. El traje gris de tres piezas, a pesar de su severidad, consiguió que la joven, en vez de parecer masculina, acrecentara su innata feminidad.
Cuando ella entró en el despacho de Harry, Larry estaba inmerso en la preparación del equipo fotográfico, de las luces y de los ángulos. Tras examinar la sala, _________ tuvo que admitir que ésta era tanto elegante como adecuada para la sesión de aquella mañana. Observó con cariño y diversión a Larry, quien, completamente ajeno a su presencia, ajustaba objetivos y probaba enfoques sin dejar de murmurar para sí.
-El genio en su trabajo -susurró una voz al oído de _________.
Ella se dio la vuelta y se encontró frente a los ojos que habían empezado a obsesionarla.
-Eso es precisamente lo que es -replicó, furiosa por el modo en el que el corazón le latía al sentir la cercanía de Harry.
-Estamos algo nerviosas esta mañana, ¿no? -observó él con el ceño fruncido-. ¿Aún tienes resaca del fin de semana?
-Por supuesto que no. Nunca bebo lo suficiente como para tener resaca.
-Ah, sí. Se me olvidaba lo del síndrome de Mr. Hyde.
-_________, por fin estás aquí -dijo Larry, impidiendo así que _________ pudiera encontrar una respuesta adecuada-. ¿Qué te ha llevado tanto tiempo?
-Lo siento, Larry. La peluquera se entretuvo bastante.
El brillo jocoso que había en los ojos de Harry pidió y recibió la respuesta de _________. Cuando la mirada de ambos se cruzó por encima de la cabeza de Larry con la peculiar intimidad de una broma compartida, una dulce debilidad se apoderó de ella, como una suave ola que barría la arena de la playa. Aterrada, bajó los ojos y trató de olvidarse de las reacciones que Harry provocaba en ella sin esfuerzo alguno.
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La Modelo - H.S.
Teen FictionSinopsis: A pesar de su sofisticada belleza, el corazón de la modelo ______ Baxter seguía estando en el pequeño pueblo de Kansas en el que nació. ¿Cómo iba a ser capaz de resistir el arrollador encanto de su nuevo jefe, el fascinante magnate de las...