TECNO-ALDEA [Pt. 2]

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Llegaron a un piso donde una entrada tenía un símbolo que hace mucho significaba atención médica. —¡Qué demonios! —gritó la mujer dentro de un cubículo lleno de líquidos y máquinas viejas que apenas funcionaban— ¡Por qué llegan a mi casa con uno de ellos!

— No es malo, Tsunade-san. No es uno de ellos. —trató de calmarla Iruka.

— ¡Qué te hace pensar que no! —reclamó molesta tratando de que no lo acostaran sobre una mesa en la esquina.

— Acabó una cantidad indiscutible de kyubis con esa cosa. —expresó Inoichi señalando el arma sobre el vientre del muchacho que Hinata había dejado allí— Si fuera uno de ellos no los habría destruido.

— De hecho, si él no crea esa distracción no habríamos salido vivos de esos ductos, Tsunade-san. —agregó Iruka— Las flechas que llevamos no hubieran sido suficientes contra tal orda.

De mala gana dejó la mujer que acostaran al paciente y no fue hasta que salieron todos, menos Kakashi, que se percató que una chica de cabello oscuro estaba en el rincón más lejano. No tardó en preguntar sobre la curiosa y silenciosa invitada. — Es alguien que tiene información valiosa, al parecer. Viaja con el chico y con la niña rubia. —Kakashi miró a las androides y mientras Tsunade se encarga de examinar al muchacho, pidió a la más alta acompañarlo fuera seguida por la otra de cerca.

— ¿Qué sucede, Kakashi-san?

— Necesito que me acompañes a un lugar fuera de la aldea. —Naruko levantó una ceja— Por lo que vi, podrías ayudarnos a conseguir un lugar en donde estaríamos seguros.

— Pero dijiste que la Central de Abastecimiento...

— No, allí no. Yo hablo de un sitio que encontré hace unos meses, pero la entrada está bloqueada. —Hinata miró al humano a los ojos por unos segundos y aceptó acompañarle sin Sasuke. Algo le decía que estaba segura en las manos de ese humano de cabello plateado. Sin embargo, cuando estaba de camino a la entrada con Kakashi, vio una silueta en la entrada que saludaba al peliplata con alegría. Kakashi suspiró y sin llamar la atención de los pocos habitates que merodeaban la zona, los cuatro dejaron la seguridad de los muros para ir hacia una locación que desconocía, pero que si ayudaba a los humanos de la Aldea, estaab dispuesta a arriesgarse.

En lugar del puente por el cual llegaron, Kakashi y su compañero Gai, liderando el grupo, avanzaron por un costado donde una caverna circular se levantaba por una entrada amplia. Por un costado se podía apreciar una caída infinita gracias a la entrante de luz artificial y a lo lejos uno de los Constructores reparaba algo descompuesto. —¡EH! ¡¿Qué es eso?! —exclamó Naruko con notoria sorpresa señalando al inmenso mecanismo de ocho brazos bio-mecánicos, similares a las colas de los Kyubis.

— Le decimos Hachibi. Son increíblemente grandes y gracias a los Dioses no nos atacan. —respondió Kakashi sin darle mucha atención a la bestia que tenía embelesada a la rubia.

— ¡Te imaginas que uno de esos ataque como los kyubi! —exclamó Gai— ¡Sería una batalla épica!

— Y con resultados fatales. —agregó sin seguirle el juego a su compañero que en lugar de mantener la seriedad de todo eso, gustaba de ver la emoción a la vida que tenían en la Tecno-Aldea.

Hinata lo observó de manera fugaz sin dejar de aminorar el paso detrás de los humanos preguntándose qué otras mejoras habían adquirido dichas bestias que al inicio sólo eran una herramienta para mejorar la vida en la Tierra. Continuaron por un sendero más angosto e ingresaron por una ventana deforme. Las luces de tono claro pronto empezaron a atenuar para dar paso a una luz opaca, que en algunos tramos tendía a desaparecer en su totalidad dejando una caverna fría y metálica que al menor paso creaba un eco tajante e hipnótico.

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